Historia económica de la Argentina. Domingo Felipe Cavallo
y Córdoba. Autorizó que las tribus amigas se establecieran en los territorios conquistados.
En 1835, se convirtió nuevamente en gobernador de Buenos Aires, esta vez con poderes dictatoriales y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina, nuevo nombre dado a las Provincias Unidas del Río de la Plata. La guerra civil en curso se intensificaba a medida que los países vecinos prestaban apoyo a los gobernadores opositores.
En 1837, un año después de la creación de la Confederación Peruano Boliviana, Andrés de Santa Cruz, líder de la Confederación, se preparaba a invadir Tucumán y declarar la guerra a la Confederación Argentina con el apoyo de Francia, que impuso un bloqueo naval a Buenos Aires que duró dos años.
Por otro lado, los intelectuales liberales que vivían en Montevideo instaron a Lavalle, exiliado en esa ciudad, a reanudar su lucha contra Rosas con el apoyo de Francia y de la Confederación Peruano Boliviana. Lavalle esperó en vano obtener un amplio apoyo de las provincias. Además, cuando los franceses iniciaron las negociaciones de paz con Rosas, retiraron su apoyo financiero a Lavalle, cuyas tropas estaban desmoralizadas. Lavalle evitó a las tropas federales y se retiró hacia el norte con un pequeño grupo de hombres. Fue asesinado cuando intentaba escapar tras sufrir una derrota en La Rioja en 1841.
Mientras tanto, en el vecino Uruguay, dos partidos políticos representaban ideologías e intereses opuestos. Los conservadores o “blancos” defendían los intereses agrícolas del campo con Manuel Oribe, amigo cercano de Rosas, como su líder. Los liberales o “colorados” representaban los intereses comerciales de Montevideo, cuyo líder, Fructuoso Rivera, favorecía a los exiliados argentinos.
En junio de 1838, un ejército liderado por Rivera derrocó al presidente Oribe y declaró la guerra a Rosas. El conflicto duraría trece años. En 1843, el ejército argentino invadió Uruguay en nombre de Oribe y sitió Montevideo por nueve años. Durante este período, José María Paz –liberado en 1939 y exiliado en Montevideo– reanudó su lucha contra Rosas y se trasladó a Corrientes y Asunción, abogando por una coalición de los gobiernos uruguayo, paraguayo y correntino en un nuevo intento por derrotar a Rosas. Los paraguayos temían que Rosas pretendiera recuperar sus territorios para la Confederación Argentina.
Esta virtual coalición tenía interés en mantener barcos extranjeros navegando libremente por los ríos Paraná y Uruguay para facilitar el comercio exterior sin la intermediación de Buenos Aires. Con el apoyo de Francia y Gran Bretaña, bloquearon el puerto de Buenos Aires y organizaron expediciones navales para garantizar que Asunción, Corrientes y Montevideo pudieran comerciar libremente entre sí y con Europa. El bloqueo duró desde 1845 hasta 1849, cuando las dos potencias europeas iniciaron negociaciones de paz. Como resultado, Rosas obtuvo un acuerdo favorable que reforzaba el sitio de Montevideo. Pero la intervención brasileña en nombre de los colorados derrotó a Oribe, y Rosas tuvo que levantar el sitio.
Mientras tanto, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, organizaba una sublevación. Había sido un aliado de Rosas durante la guerra civil, pero como muchos otros caudillos y todos los liberales y unitarios, desaprobaba las demoras y excusas para justificar la indefinida postergación de la organización constitucional del país. Los intelectuales exiliados en Chile, Uruguay, Paraguay y el Brasil apoyaron a Urquiza, que luchó y derrotó a Rosas en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852. Algunos de estos intelectuales aceptaron alejarse de los ideales unitarios del pasado que habían generado tanta oposición en las provincias. Presentaron propuestas para la organización del país y el consenso se construyó alrededor de la idea de un gobierno representativo, republicano y federal.
El sistema económico de las Provincias Unidas del Río de la Plata
El sistema económico de las Provincias Unidas del Río de la Plata resultó tan burocrático como durante el tiempo del virreinato. Sin embargo, otros aspectos económicos cambiaron significativamente. El libre comercio benefició al pueblo de Buenos Aires y sus zonas aledañas. El monopolio del comercio mercantil con España, debilitado ya durante los últimos años del virreinato, terminó con la Revolución de Mayo y las Provincias Unidas del Río de la Plata adoptaron el libre comercio con Europa y el resto del mundo. Gracias a que controlaba las vías fluviales del Río de la Plata, Buenos Aires desempeñó un papel de intermediario natural en todo el comercio. Al mismo tiempo, las antes activas rutas de comercio terrestre a los territorios vecinos (Chile, Bolivia y Paraguay) se vieron perjudicadas por las guerras de independencia y las guerras civiles posteriores.
Por otra parte, la situación fiscal perjudicó a las provincias del interior. A inicios de 1813, los recursos fiscales dejaron de fluir desde las minas del Alto Perú, y Potosí dejó de demandar bienes y servicios de las ciudades en el Camino Real tras la derrota del ejército norteño por los realistas durante la segunda campaña al Alto Perú.
Consecuencias de la liberalización del comercio exterior
El pueblo de Buenos Aires había buscado abrir el comercio incluso antes de la Revolución de Mayo. Después de ella, las Provincias Unidas del Río de la Plata pudieron comerciar libremente con todas las naciones europeas y americanas. Es decir, la apertura del comercio se produjo en la transición del virreinato a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Este cambio explica la significativa mejora en el bienestar de la población de lo que más tarde sería la Nación Argentina, al menos para la población que vivía en los alrededores de Buenos Aires.
Buenos Aires y su área de influencia, ampliada con la adición de territorios fronterizos durante las campañas contra los habitantes originarios, se convirtió en una de las economías más abiertas del mundo.
Entre 1810 y 1850, las exportaciones per cápita de Buenos Aires triplicaron las exportaciones per cápita de otras economías avanzadas. Los términos del intercambio casi se cuadruplicaron entre 1810 y 1837 como resultado del efecto combinado de la caída de los precios textiles y el aumento de los precios ganaderos (Gráfico 2.1). Cueros, sebo, charqui y lana eran los principales productos de exportación. La economía de las estancias también reaccionaba a cambios de precios relativos: a medida que la lana y el sebo se apreciaban en términos de cueros, los productores cambiaban su mezcla productiva hacia los revalorizados.
Gráfico 2.1. Términos del intercambio y exportaciones per cápita 1810-1852
Fuente: elaboración propia basada en material originalmente publicado en Ferreres (2010).
El historiador económico Ricardo Salvatore descubrió información interesante para documentar este fenómeno. Las alturas de los soldados nacidos en los años previos y posteriores a la Revolución de Mayo muestran que los grupos de bajos ingresos habían sufrido un grave deterioro en la nutrición y la salud en los años anteriores a la Revolución, a diferencia del aumento de la altura después de 1810 (Gráfico 2.2). Escribe Salvatore: “El libre comercio tuvo un efecto saludable en el estado nutricional de la población. El costo de los alimentos importados (harina, aceite de oliva, vino, azúcar, harina de mandioca y otros productos secos) bajó. Los textiles importados más baratos ayudaron a mejorar la higiene. El cambio de trigo a ganado produjo un mayor volumen de calorías que antes. El aumento de las exportaciones de cueros, sebo y grasa generó un excedente de carne de vacuno para consumo interno”.3
Gráfico 2.2. Promedio de la altura de los soldados argentinos 1785-1839 en centímetros. (La altura media se refiere a las cohortes de nacimiento)
Fuente: Salvatore (1998).
Consecuencias de la interrupción del suministro de recursos fiscales por Potosí
La evolución de la economía de las Provincias Unidas en su conjunto no fue tan positiva como la de Buenos Aires. Por el contrario, la interrupción del comercio regional con Bolivia, Paraguay, Uruguay