Yoga y medicina. Timothy McCall

Yoga y medicina - Timothy  McCall


Скачать книгу
La meditación, considerada muy efectiva por mucha gente para diversos problemas, se originó en el yoga y sigue siendo parte esencial de él; aunque la meditación suele considerarse una práctica budista, el propio Buda hacía yoga. Pero si la meditación te parece demasiado ajena para ti, no la hagas. Si los cantos del Om te resultan extraños, canta algo diferente, una oración a Jesús o a Alá o para la paz, o no cantes nada si no quieres. En las miles de clases a las que he asistido, nunca he visto a un profesor quejarse si un estudiante no cantaba. También he descubierto que hasta los que no tienen ningún interés espiritual o los que sufrieron experiencias religiosas traumáticas en su infancia no tienen problemas con lo que ocurre en las clases de yoga o en las sesiones terapéuticas. Es una de las bellezas del yoga. Existen tantas prácticas y tantos modos de adaptar esas prácticas que puede cubrir las necesidades prácticamente de cualquiera.

      ¿Qué es el yoga?

      El yoga es una tecnología sistemática que sirve para mejorar el cuerpo, entender la mente y liberar el espíritu. Quienes practican yoga suelen ser más flexibles, más fuertes, más enérgicos, más delgados y más juveniles que la gente que no lo practica. Lo que se observa en el exterior es un reflejo de lo que ocurre en todos los sistemas del cuerpo. Con la práctica, se fortalece y se calma el sistema nervioso. Se aumenta el flujo sanguíneo hacia los órganos internos y se transporta más oxígeno a las células. Se elimina la confusión mental que puede turbar nuestra vida, lo cual nos permite ver las cosas con más claridad. Se cultivan los músculos espirituales de modo que se puede vivir más feliz, con menos ansiedad y con más paz.

      El yoga cuenta con varias herramientas que pueden ayudarnos a superar uno de los factores principales que minan la salud y el bienestar de muchos en el mundo moderno: un desequilibrado sistema de respuesta al estrés. Como el estrés es un factor de muchas enfermedades –desde ataques al corazón hasta esterilidad– el papel del yoga en la reducción del estrés ayuda a explicar por qué éste es útil en tantas situaciones. No obstante, la reducción del estrés es buena para todo el mundo, no sólo para los enfermos. Una clase de yoga, o incluso un simple ejercicio de respiración, puede ayudarte a calmarte y sentirte más centrado. En el capítulo 3, “El yoga para aliviar el estrés”, se trata este tema con más detalle.

      Los beneficios que aporta el yoga a la salud pueden explicarse en parte por el hecho de que diversas prácticas de estiramientos, respiración, movimientos, equilibrio, meditación y fuerza –los elementos de lo que se conoce como hatha yoga (pronunciado HOT-uh, no HATH-ah)– aportan muchos de los beneficios de otras actividades muy valiosas como caminar, levantar pesas o la retroalimentación, además de muchas más. A diferencia de algunos estándares de salud como las máquinas de escalones, las bicicletas estáticas y las cintas de correr –en las que los minutos parecen pasar dolorosamente despacio–, el yoga puede ser divertido. Mucha gente que lo practica con regularidad descubre que el yoga se hace más interesante con el tiempo. No conozco a nadie que se sienta así haciendo abdominales.

      Hay una continuidad en los efectos del yoga. Primero, puede relajarte. Además, puede conducir al alivio de algunos síntomas de tu enfermedad. Con la práctica habitual, sobre todo de los ejercicios de estiramientos y fortalecimiento conocidos como asanas y las técnicas de respiración conocidas como pranayamas, el cuerpo y la respiración se fortalecen. La postura y la capacidad pulmonar mejoran, al igual que la función intestinal, el drenaje linfático y el funcionamiento del sistema inmune. Gradualmente, uno se va sintiendo más equilibrado, más capaz de resistir las hondas y las flechas de la temible fortuna.

       El yoga es una medicina fuerte, pero lenta. No esperes curas de un día para otro con el yoga (aunque hay mucha gente que comienza a experimentar los beneficios muy pronto). Una de las diferencias principales entre el yoga y muchos otros enfoques para curar es que el yoga se construye sobre sí mismo, se va haciendo más efectivo con el tiempo. Esto no ocurre con la mayoría de las medicinas o las operaciones, ya que su efectividad suele ir disminuyendo gradualmente. En este sentido, el yoga es como aprender a tocar un instrumento musical: cuanto más compromiso tengas con él y más practiques, mejor te sentirás y más preparado estarás. Una conclusión que se desprende de esto es que el yoga no es el tratamiento adecuado para problemas graves como huesos rotos, infecciones importantes o emergencias quirúrgicas. Estos problemas deben solucionarse en establecimientos médicos convencionales y el tratamiento de estos problemas graves se realiza con la fuerza alopática de la medicina.

      De hecho, el yoga tiene que ver con el equilibrio. Mucha gente tiene la impresión de que la práctica física del yoga tiene que ver con la flexibilidad, pero la flexibilidad física no es el objetivo principal de la práctica de asanas; el equilibrio sí lo es. Algunas personas que se apuntan a yoga, especialmente las mujeres, son muy flexibles; lo que buscan es fuerza. Otras personas, incluidos muchos hombres, son muy fuertes cuando llegan por primera vez a yoga, pero les falta flexibilidad. Algunos estudiantes de yoga se ven debilitados por el miedo. Otros tienen problemas de motivación. Hay gente que no puede relajarse. Lo que hace la práctica del yoga es desafiarte en lo que necesites, transformando los lastres en fuerzas y consiguiendo que seas una persona más equilibrada. La práctica de asanas se equilibra por sí sola porque involucra diferentes posturas de cada una de las categorías principales (ver páginas 13 y 14). Lo ideal, si las condiciones físicas lo permiten, es incluir algunas posturas vigorosas que se equilibran con la relajación. Ésta es una de las razones por las que las clases de yoga casi siempre terminan con la savasana (shah-VAH-sah-nah), postura del cadáver. Del mismo modo, se pueden equilibrar las asanas con pranayamas, meditación, cantos, visualización guiada y otras técnicas.

      El yoga consta de una serie de prácticas que permiten ganar disciplina, fuerza y autocontrol de forma constante mientras se cultivan la relajación, el conocimiento y la ecuanimidad. Aunque no se inventó originariamente para mejorar la salud o facilitar la recuperación de enfermedades graves –así fue y sigue siéndolo para los que lo emplean de ese modo, como camino espiritual, para encontrar la felicidad y el significado en un mundo caótico y fuera de control–, cada vez hay más pruebas científicas que sugieren que el yoga tiene un importante valor terapéutico. Analicemos un ejemplo del mundo real de alguien que utiliza el yoga como medicina para lidiar con algún problema médico.

      Dolores Johnson es una mujer muy atractiva de ascendencia africana y europea cuyos padres fueron emigrantes de primera generación desde una isla tropical. Parece casi una década más joven de lo que es a sus cuarenta y dos años. Es cálida, luce una amplia sonrisa y sus ojos desprenden un tímido brillo. Hay algo en su presencia que yo he asociado con la gente a la que el yoga ha cambiado la vida: se la ve calmada, feliz, agradecida y llena de vida.

      Es sorprendente observar que, a pesar de que aparenta estar rebosante de salud, Dolores es portadora del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) desde hace más de 15 años. Dolores (no es su verdadero nombre porque, como ella dice, no quiere “revelárselo” a la empresa de alta tecnología para la que trabaja, aunque la discriminación hacia los afectados por el VIH sea ilegal) ha estado empleando el yoga como parte de un amplio tratamiento para tratar su infección. Cuando conocí a Dolores en 2002, había dejado todos los medicamentos del VIH sin que hubieran disminuido sus células T –y con la bendición de otros médicos– durante más de un año. Se había sumergido en una combinación de yoga, hierbas chinas, acupuntura, lectura de las Sagradas Escrituras, meditación y oración.

      Además del VIH, a Dolores le habían ocurrido más desgracias. A los 15 años, perdió a su madre a causa de un doloroso cáncer de mama. Pronto también murió su padre debido a un tumor cerebral dos años más tarde. Después, antes de los treinta, supo que su novio Steve (también un seudónimo) le había contagiado sin saberlo el VIH. Le llegó una carta que lo informaba de que su ex mujer había sido infectada durante una transfusión sanguínea durante su batalla contra la enfermedad de Hodgkin.

      Cuando Dolores y Steve dieron positivo en la prueba del VIH, la ignorancia de la gente y el miedo al SIDA los dominaron. Era 1990, un año antes de que Magic Johnson hiciera público que era portador del virus. Pronto se casaron. Como Steve se había infectado años antes y había


Скачать книгу