La niñez desviada. Claudia Freidenraij

La niñez desviada - Claudia Freidenraij


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los censos, de la mano de los fraudes y ocultamientos que de los pequeños trabajadores hacían (aunque por distinto motivo) patrones y progenitores (imagen 4).

      Como ha puesto de manifiesto la bibliografía sobre el tema, el trabajo infantil fue requerido a fines del siglo XIX por propietarios de talleres, fábricas y comercios por su menor valor, en la medida en que, al igual que el trabajo femenino, era considerado un ingreso complementario del salario principal del varón adulto. También, se ha argumentado, fueron preferidos por una mayor docilidad y obediencia, la flexibilidad a la hora de la contratación y el despido, así como un mayor disciplinamiento frente a las directivas de patrones y capataces.

      ¿Cuál era entonces la relación de la infancia de los sectores populares urbanos con la escuela y con el mundo laboral? ¿Hasta qué punto los niños pobres de la ciudad fueron refractarios al sistema educativo? ¿Fue su renuencia a frecuentar el aula el rasgo sobresaliente de este segmento poblacional? ¿Redundó ello en una infancia pobre analfabeta? ¿Fue su entrada al mundo laboral lo que los alejó de las aulas? ¿Cómo se compaginaban la obligatoriedad escolar con las necesidades básicas de la subsistencia cotidiana de las familias obreras? El siguiente cuadro ofrece algunas pistas.

      La población en edad escolar de la ciudad de Buenos Aires y

      su relación con el sistema de instrucción primaria (1887-1914)

18871895190419091914
Población en edad escolar (6 a 14 años)68.059117.388188.271206.058230.510
Asisten a la escuela o se instruyen de alguna maneraAbsoluto29.70467.754137.109156.334178.308
Relativo43,6%57,7%72,8%75,8%77,3%
Quedan sin instrucciónAbsoluto38.35549.63451.16249.72452.202
Relativo56,3%42,2%27,1%24,1%22,6%
No saben leer ni escribirAbsolutos/d23.82823.63523.52825.243
Saben leer y escribirAbsolutos/d25.80627.52726.19626.959

      Fuente: elaboración propia basada en la información suministrada por los censos nacionales y municipales de los años de referencia.

      ¿Qué tendencias generales encontramos manifestadas en este cuadro?

      En primer lugar, para todo el período considerado, creció en términos absolutos la población en el rango de los 6 a los 14 años. También creció en términos absolutos y relativos la población en edad escolar que recibía instrucción (fuera en escuelas públicas y privadas, en sus domicilios o en sus lugares de trabajo), dando cuenta de la eficacia del sistema público de instrucción en la Capital Federal. Esto se vio confirmado por la tendencia general a la disminución del analfabetismo en todo el territorio nacional, pero principalmente en la ciudad de Buenos Aires.

      En segundo lugar, si bien la cantidad de niños que quedaba sin instrucción creció en términos absolutos de poco más de 38.000 niños a algo más de 52.000, lo cierto es que esto equivale a una reducción en términos relativos, que lleva el porcentaje del 56,3 al 22,6%. Esto se corresponde con un crecimiento demográfico acelerado que sobrepasó el ritmo de crecimiento del sistema educativo y disminuyó su capacidad de absorción (Tedesco, 2009 [1986]). Del mismo modo, decreció la proporción de niños que pueden considerarse analfabetos propiamente dichos (aunque en todo el período se mantuviese alrededor de los 23.000 niños, para crecer un poco hacia el final).

      Según informan los datos censales, los primeros y los últimos años del período de escolaridad obligatoria resultaban los más problemáticos si se considera la concurrencia efectiva a la escuela. Si niños de 6 años pudieron, tal vez, ser apreciados como demasiado pequeños para asistir a clases, notamos que a partir de los 10 años el descenso relativo de los alumnos que frecuentaban las aulas es cada vez más marcado.


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