Irresistible. Andy Stanley
todas las naciones.
Aunque toda la tierra me pertenece,
ustedes serán para mí un reino de sacerdotes
y una nación santa.12
Esto era un clásico tratado de soberanía del tipo: “yo haré esto, si ustedes hacen lo otro”. Guarden mis mandamientos y yo los mantendré a salvo. El acuerdo era bilateral y condicional. Si la nación de Israel no mantenía su parte del acuerdo, Dios no tenía la obligación de mantener la suya.
¿Está claro?
Sigamos adelante.
AÑOS DESPUÉS
A la larga, Israel llegó a salvo a la tierra prometida. Una vez que llegaron, sin embargo, no comenzaron a bendecir a todas las naciones que habitaban esa tierra. Al contrario, las conquistaron, y en ocasiones las saquearon hasta dominar la región.13 Después de varias generaciones operando como una teocracia poco organizada, regulada por jueces, los ancianos de la nación decidieron que era hora de algo nuevo. Era tiempo de que Israel creciera y comenzara a actuar “como todas las naciones”.14 Eso requeriría un rey. Un rey visible.15
REY DE CORAZONES
Nunca fue la intención de Dios que Israel tuviera otro rey aparte de él. Pero los israelitas sentían que, como estaba de moda tener rey, ellos deberían tener el suyo. Así que los ancianos y los líderes de la nación confrontaron al profeta Samuel e insistieron en que nombrara un rey. Samuel le preguntó a Dios y recibió esta respuesta:
Hazle caso al pueblo en todo lo que te diga. En realidad, no te han rechazado a ti, sino a mí, pues no quieren que yo reine sobre ellos.
¡Desechado, eso duele!
Te están tratando del mismo modo que me han tratado a mí desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy. Me han abandonado para servir a otros dioses. Así que hazles caso, pero adviérteles claramente de cómo el rey va a gobernarlos.16
Samuel regresó con los ancianos e hizo como Dios le había instruido. Hizo su mejor esfuerzo por explicarles porqué una monarquía no era el mejor de los gobiernos, pero sin resultado.
El pueblo, sin embargo, no le hizo caso a Samuel, sino que protestó: —¡De ninguna manera! Queremos un rey que nos gobierne.17
Lo que dijeron a continuación, estableció el escenario para lo que sucedió después.
Así seremos como las otras naciones, con un rey que nos gobierne y que marche al frente de nosotros cuando vayamos a la guerra.18
El problema, por supuesto, era que Dios no planeó que Israel fuera como las otras naciones. Dios tenía la intención de que Israel destacara del resto de las naciones, porque estaba planeando hacer algo, a favor de todas las naciones, a través de ellos.
Ellos eran el medio para un fin de alcance global.
Al final, ellos cedieron a la presión de grupo y obtuvieron lo que habían pedido: un rey. Varios, en realidad. Por décadas tuvieron más de uno a la vez. Tal como fue predicho, la mayoría de los reyes de Israel fueron un desastre. La nación pagó por esta decisión con oro y sangre. De esta forma se hicieron como las otras naciones. A pesar de ello, Dios mantuvo la promesa que le hizo a Abraham. Él no abandono sus propósitos globales para la nación. Todas las naciones de la tierra serían efectivamente bendecidas, a través de una nación que insistía en ser como las demás.
Capítulo 3
LA TRAMA DEL TEMPLO
Necesito que imagines, solo por un momento, lo que no hubiera pasado y a quién nunca habríamos conocido, si Israel hubiera escuchado a Samuel, abandonando la idea de una familia real.
No hubiera existido un rey Saúl, ni un rey David, ni Salomón. Los padres de Salomón nunca se habrían conocido. No solo no existirían los Salmos de David, tampoco los Proverbios, Eclesiastés, ni el Cantar de los cantares. No habría registro de las actividades de los reyes, y tampoco archivos que documentaran lo que los profetas profetizaron en respuesta a las decisiones de los reyes. ¿Por qué? Porque no hubiera habido reyes.
El curso de la historia sería diferente; muy diferente. Sin embargo, este es el verdadero punto de partida:
Si no hubiera habido rey, no hubiera habido templo.
Toda nación decente en ese entonces que tuviera un rey, tenía un templo. Así que Israel finalmente se hizo uno también. Y de la misma forma que los reyes de Israel trajeron consigo todos los problemas relacionados con los reyes, el templo trajo consigo, todos los desafíos que supone tener un templo. Israel no necesitaba un rey; tampoco necesitaba un templo. Ambas cosas fueron intentos de ser como las demás naciones.
Permíteme explicarlo.
DIOS EN RESERVA
Después de tomar el mando, tras el desastre del rey Saúl, el rey David dedicó años a expandir, establecer y fortificar la nación de Israel. Finalmente, hubo un descanso en la acción. Durante el período de calma, a David se le ocurrió que mientras todos los demás estaban dentro de sus casas, Dios seguía viviendo en una tienda de campaña.
Como un niño explorador.
Como un pobre pastor.
Así que David hizo una cita con el profeta en turno, Natán, y le dijo:
Como puedes ver, yo habito en un palacio de cedro, mientras que el arca de Dios se encuentra bajo el toldo de una tienda de campaña.1
Natán sonrió y sugirió a David hacer algo al respecto. Incluso sugirió que lo que tuviera en mente, Dios lo apoyaría.2 Resulta que Natán estaba equivocado. Habló fuera de tiempo. Lo que sucede a continuación muchas veces lo pasamos por alto.
Durante la noche, después de la conversación de “haz lo que quieras, mi rey”, Dios habló a Natán. Explícitamente le dijo que hablara con David y le diera una respuesta diferente:
Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto, y hasta el día de hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he andado de acá para allá, en una tienda de campaña a manera de santuario.
Esta es mi parte favorita.
Todo el tiempo que anduve con los israelitas, cuando mandé a sus gobernantes que pastorearan a mi pueblo Israel, ¿acaso le reclamé a alguno de ellos el no haberme construido una casa de cedro?3
Aparentemente Dios estaba bien viviendo en una tienda de campaña.
Además, si lo pensamos, Dios se la pasaba fuera de su casa la mayor parte del tiempo.
Pero había algo más en juego aquí. A diferencia de la hermosa casa de piedra de David, todo en el tabernáculo era temporal. Estaba construido de cortinas de lino, cortinas de pelo de cabra y madera. Constantemente necesitaba reparaciones. Sin embargo, la naturaleza portátil y temporal del tabernáculo, acentuaba su propósito. Todo lo del tabernáculo, y todo lo relacionado con él, era simplemente un contexto para algo más grande y majestuoso. El tabernáculo era un medio para un fin. Y en un final distante, la necesidad de un tabernáculo también terminaría.
Poniendo palabras en la boca de Dios —lo cual es peligroso— es como si Dios estuviera diciendo: “Estoy bien en mi alojamiento temporal. Todo este sistema es temporal de todos modos. No tiene caso hacerme algo elegante que ni voy a utilizar mucho tiempo”.
A partir de ahí, la conversación toma un pronunciado giro. Después de asegurarle a David que estaba bien viviendo en una tienda, Dios cambia el tema completamente. Parafraseando, Dios le dice a David: