Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas

Resistencia y entrenamiento - Mariano García-Verdugo Delmas


Скачать книгу
1.17. Ejemplo de tiempos de supercompensación aplicados a la competición. El entrenador debe conocerlos para lograr que todos los sustratos se encuentren supercompensados en el momento de la competición. Para ello tiene que saber, de la manera más aproximada, el momento en el que hay que estimular el vaciamiento de cada uno. Mora (1995).

      En la figura 1.18 se expone de forma gráfica la diferencia entre las adaptaciones y las necesidades de entrenamiento entre un deportista de nivel medio y otro de alto nivel.

      Figura 1.18. Factor de entrenabilidad: diferencias de adaptación entre dos deportistas: 1) atleta de nivel medio y 2) atleta de alto rendimiento. El deportista 2 se adapta alcanzando prestaciones más elevadas y con una considerable reducción de tiempo y energías. Como consecuencia, debe ser estimulado con entrenamientos más exigentes para poder seguir progresando de acuerdo con el nivel que le corresponde.

      Para que tenga el máximo de efectividad, la adaptación crónica debe reunir una serie de características (Viru, 1994):

       Que el estímulo sea lo suficientemente intenso para activar la síntesis de proteínas adaptativas.

       Que, una vez interrumpida esta síntesis, inmediatamente se reinicie una nueva acción de estimulación sobre dicha adaptación.

      Cuando un deportista entrena y va adquiriendo adaptaciones paulatinas no se puede decir que el efecto resulte ilimitado. Llega un momento en el que las adaptaciones específicas comienzan a estabilizarse ante la imposibilidad de seguir creciendo indefinidamente. Todo atleta tiene su límite, denominado “reserva de adaptación”. Esta reserva es distinta para cada individuo, de modo que cada uno tiene diferentes posibilidades de llegar a su máximo potencial posible. Sobre este concepto diferentes autores (García Manso, Navarro y Ruiz, 1996; Viru, 1981; Mora et al., 1995; Verkhoshansky, 1987; Platonov, 1991, etc.) hablan de la reserva de adaptación como la máxima potencialidad adaptativa a la que se puede llegar a través del entrenamiento.

      La reserva de adaptación supone un dato teórico sumamente importante que puede orientar ante la posibilidad de determinar si un deportista de alto nivel puede seguir progresando o está en proceso de estancamiento, dependiendo del margen que tiene entre su estado de adaptación del momento y la reserva de adaptación.

      Para aclarar más este concepto Mora et al. (1995) distinguen dos tér-minos:

       Reserva total de adaptación. Supone el límite máximo al que se puede llegar o límite máximo de adaptación del atleta.

       Reserva actual de adaptación. Representa el límite de adaptación en un momento determinado.

      La diferencia entre la reserva total y la actual refleja el margen de mejora que puede tener el atleta. No obstante, este dato, tomado de forma aislada, puede llevar a conclusiones erróneas. Se debe distinguir entre la reserva de adaptación global y las reservas de adaptaciones específicas. Puede suceder que un atleta (caso muy frecuente en resistencia) se encuentre en su límite de reserva total de adaptación en lo que se refiere a la resistencia aeróbica y siga empecinado en aumentar el número de kilómetros semanales, actitud con la que no conseguirá proseguir mejorando su rendimiento. En cambio, es posible que en otras capacidades aún exista esa diferencia entre la reserva total y la actual y todavía haya margen para poder proseguir el aumento de nivel (figura 1.19).

      Figura 1.19. Ejemplo de directrices teóricas de entrenamiento para un deportista que encuentra limitada su posibilidad de adaptación en las capacidades B y C, mientras que aún tiene margen en las restantes. Insistir en las primeras supondrá un trabajo inútil y una pérdida de tiempo y energías; en cambio, estimular las capacidades A, D y E le permite proseguir con la mejora del rendimiento.

      El entrenador deberá aproximarse al máximo al conocimiento teórico del margen disponible entre la reserva total de adaptación y la actual. Lo ha de hacer no sólo a nivel global, sino de forma específica sobre las diferentes capacidades que hay que entrenar, lo que le permitirá saber dónde tiene más posibilidades de mejora su deportista.

      Para que se produzca el efecto de supercompensación es preciso que tras las cargas que lo provoca se dé una interrupción o, cuando menos, una importante moderación de las mismas.

      El brusco y prolongado descenso de la exigencia o la interrupción de los ejercicios desencadenan un proceso inverso o de “desadaptación”. Si hay enfermedad, lesión, descanso o cualquier otra circunstancia que haga que el deportista no entrene o no lo haga con la carga necesaria para mantener los efectos supercompensatorios, el organismo entra en un proceso de desentrenamiento. Anterior-mente se ha visto que los sistemas se adaptan al medio y, por lo tanto, ante una situación de reposo el organismo tenderá a adaptarse a la situación de descanso, perdiendo así los efectos alcanzados durante el entrenamiento (figura 1.20); a este efecto se le conoce como “desentrenamiento”.

      Figura 1.20. Efecto de desentrenamiento: tras el primer estímulo (S1) se origina la adaptación, pero si una vez producida no aparece un estímulo nuevo (S2), el organismo tiende a adaptarse a la situación de reposo, perdiendo con ello los efectos de supercompensación y volviendo al nivel anterior.

      La desadaptación consiste en una capacidad extraordinaria del organismo para eliminar las estructuras no utilizadas, lo que supone al tiempo un recurso de dichas estructuras que se liberan para que, de forma simultánea, se produzca una transición, bajo la influencia del medio, de unas adaptaciones hacia otras (Platonov, 1991).

      En general durante el proceso de desadaptación aparece principal-mente un descenso de la masa muscular y de las funciones fisiológicas de la célula, que se han venido transformando mediante el entrenamiento sistemático.

      Así como la adaptación no se produce al mismo ritmo en todos sus aspectos, con la desadaptación sucede lo mismo. Ante la desaparición o atenuación importante del ejercicio, se produce una desadaptación más rápida de las capacidades físicas (fuerza, resistencia, velocidad, etc.) que de las motrices (coordinación, equilibrio, etc.), siempre y cuando estas últimas estuvieran consolidadas mediante un entrenamiento prolongado y bien estructurado (Platonov, 1991).

      Gorostiaga, Ibáñez y L. Calbet (2002) describen una serie de desadaptaciones de las que se han tomado como ejemplo las más significativas para el deportista de alto nivel. Se consideran muy útiles a la hora de aplicar criterios en el entrenamiento para las especialidades de resistencia:

       Desadaptaciones del consumo máximo de oxígeno ( O2máx.)

       Tras la interrupción prolongada del entrenamiento aeróbico el O2máx desciende considerablemente y llega a perder de forma progresiva los efectos obtenidos a través del entrenamiento en casos de deportistas entrenados aeróbicamente.

       Los autores citados anteriormente describen la mayor pérdida entre los primeros diez días a tres semanas, mientras


Скачать книгу