Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas
leyes de adaptación son las más universales a las que se debe acomodar el ser humano desde su nacimiento, pues de ellas depende directamente su supervivencia. De manera general se puede en-tender la adaptación como “la capacidad del organismo viviente a habituarse a las condiciones impuestas por el medio ambiente” (Bueno, 1992).
Durante la historia el ser humano se ha visto constantemente sometido a las agresiones del medio. Hoy en día no existen excepciones ya que hay situaciones en las que el hombre se ve sometido a exigencias constantes que llegan al límite de sus posibilidades. Se pueden poner muchos ejemplos de la vida cotidiana: los mineros que se pasan horas picando a cientos de metros de profundidad, los buceadores que se ven sometidos a presiones que harían literalmente reventar a otros menos adaptados, los astronautas que para poder sobrevivir en el espacio se ven sometidos a entrenamientos que rayan los límites humanos, etc.
El deporte de alta competición en el que se encuentran las especialidades de resistencia no es una excepción: los entrenamientos a los que se ven sometidos los deportistas de alto nivel podrían considerarse suprahumanos. Basta con observar algunos de los datos que se obtienen a la salida del sistema, del que se habla anteriormente, para ver que varios podrían suponer graves riesgos para la salud en personas no entrenadas.
Todo ello demuestra que, merced a esas enormes agresiones, el organismo es capaz de volver a un estado de equilibrio tras un proceso determinado, de forma que, si se mantienen provocaciones del mismo tipo, ya no producirán efectos desequilibrantes: el mecanismo de regulación habrá permitido producir las modificaciones necesarias para verse afectado en sucesivos “ataques” similares.
Las modificaciones se ven influidas por numerosos factores, que hacen que se produzcan con más o menos coste de tiempo, energía e información. En la figura 1.9 se exponen los que se consideran más determinantes en las modificaciones que se provocan a través del entrenamiento de la resistencia.
Las modificaciones causadas por el entrenamiento en el organismo dependen fundamentalmente de dos grandes aspectos:
Tras una carga que en el entrenamiento deportivo se plantea la mayo-ría de las veces en forma de movimiento, se producen reacciones que originan modificaciones. Estas reacciones pueden ser de dos tipos: respuesta y adaptación (Calderón y Legido, 2002).
Figura 1.9. Factores que influyen en el proceso de adaptación. Bueno, M (1992). Modificado.
Tras un esfuerzo aparecen una serie de reacciones específicas de adaptación condicionadas por particularidades de regulación racional, nerviosa y hormonal y por el grado de actividad de los sistemas, órganos y mecanismos funcionales. Por lo tanto, pese a la complejidad de los procesos adaptativos, las adaptaciones que se producen son específicas (Gorostiaga, 2000).
La especificidad adaptativa, sea cual sea, se manifiesta principalmente cuando el estímulo viene determinado por una misma finalidad principal. Así pues, si se pretende, por ejemplo, que el deportista mejore la fuerza que precisa para correr, es imprescindible que se adiestre mediante ejercicios de fuerza específicos. Los atletas de elite responden de forma más rápida, económica y específica que otros de menor nivel (Platonov, 1991).
Figura 1.10. Diferencia entre respuesta (R) y adaptación (A). Ante un mismo estímulo de movimiento la reacción inmediata es una subida paulatina de la frecuencia cardíaca (respuesta). Después del entrenamiento se obtiene una adaptación que provoca: que ante un mismo estímulo se produzca siempre una respuesta más económica y que para una respuesta idéntica a la primera el organismo soporte estímulos más intensos. Calderón y Legido (2002). Modificado.
La adaptación no solamente se da fisiológicamente; también sucede que, ante una actividad física exigente, suelen aparecer, de forma colateral, una serie de tensiones extremas en los procesos psíquicos. De este modo, al producirse la incidencia repetida en estos procesos, también se dan adaptaciones de resistencia al estrés psíquico (Platonov, 1991). Es un aspecto de suma importancia puesto que la capacidad de resistir el estrés psíquico, consecuencia del estrés físico, es determinante en el entrenamiento de resistencia de deportistas de alto nivel.
Las adaptaciones no solamente se producen en los músculos implicados, sino de forma general en numerosos sistemas y órganos, al tiempo que se ven afectados numerosos parámetros (respiratorios, cardiocirculatorios, renales, hepáticos, etc.). Pero tal y como se ha visto, tras el ejercicio y durante éste se ven considerablemente afectados los centros motores del sistema nervioso central en cualquiera de sus niveles: consciente, automático o reflejo (Le Boulch, 1978).
En los músculos activos se “dispara” la actividad metabólica, con la consiguiente movilización de sustratos energéticos del propio músculo y de los circulantes por el torrente sanguíneo.
De momento se hace inviable establecer una sistematización de todas las facetas adaptativas. ¿Cómo podrían explicarse entonces esas grandes diferencias de rendimiento entre corredores de similares características? La experiencia nos demuestra, incluso en competición, que hay deportistas que a un nivel de exigencia determinado (por ejemplo, el campeonato nacional) son netamente superiores a otros; en cambio, en el momento en que el nivel competitivo es distinto o más exigente (por ejemplo, unos Juegos Olímpicos o un campeonato mun-dial), resultan superados por atletas que estaban por detrás en el nivel competitivo inferior. Si solamente se tratase de procesos bioenergéticos no deberían existir esos altibajos, por lo que está claro que hay otras influencias capaces de alterar, tanto acelerando como retardando, todos esos procesos bioenergéticos.
Existe una escala jerárquica de dependencias que es interesante conocer y que hace concebir dudas sobre la posible dogmatización pseudocientífica que circula en los foros relacionados con el entrenamiento. Esta jerarquización pasa por una serie de estratos o niveles (Barbany, 2002):
1) En un nivel orgánico general las adaptaciones tienen una doble componente: