Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas
endocrinas, etc.
Figura 1.11. Fases del estrés que determinan la adaptación.
La adaptación se produce de forma general en tres direcciones que originan el cambio estructural sistemático y, por consiguiente, gene-ran también la adaptación crónica que se busca con el entrenamiento. Dicha adaptación se produce por una serie de aspectos (García Manso, 1999):
El metabolismo plástico es una de las variedades del metabolismo que más intervienen en el proceso de entrenamiento. Supone el conjunto de reacciones químicas que sintetizan una serie de sustancias específicas para el organismo, como las sustancias de estructura, enzimas y hormonas. Esto resulta posible mediante la previa eliminación de células o elementos de ellas que hayan quedado envejecidos o biológicamente agotados. Durante el proceso de recuperación del organismo ante las cargas producidas por el entrenamiento se origina el de resíntesis de las proteínas destruidas, entre otros efectos.
Las enzimas que catalizan todas las reacciones metabólicas son proteínas. Dicha síntesis precisa activar un gen determinado. Así pues, las alteraciones endocrinas producidas mediante las cargas de entrenamiento exigentes son las causantes de la activación o desactivación de la síntesis de las proteínas básicas para el funcionamiento del organismo (García Manso, 1999).
Ante las agresiones externas, provenientes de las cargas de entrenamiento, se producen “elementos extraños” dentro del propio organismo que comprometen gravemente el sistema inmunológico y pueden provocar problemas de adaptación. Ciertas cargas dejan al deportista en situaciones de mayor indefensión ante agentes externos nocivos, por lo que en ciertos momentos es más propenso a padecer enfermedades. Si a esto se añaden los cambios de temperatura (el entrenamiento en situaciones de lluvia y frío, etc.), el deportista de resistencia resulta más propenso a enfermedades del aparato respiratorio tales como catarros u otros procesos asociados, como los gripales. Por todo ello es imprescindible que se tomen las precauciones necesarias que puedan paliar esos riesgos (evitar los enfriamientos, vacunas antigripales, etc.). No obstante, hay muchos autores que afirman que las cargas realizadas de forma regular y moderada producen un incremento de las defensas del organismo lo que hace aumentar la estimulación del sistema inmunológico. Sea como sea, la vigilancia y la profilaxis deben tener un papel muy importante en el proceso de adaptación del entrenamiento de resistencia.
Según Manno (1991), la adaptación en el deporte, si está bien estructurada, pasa por una serie de fases que conducen a efectos interesantes con vistas al entrenamiento de resistencia:
1. Mayor estabilidad ante cambios bruscos de temperatura. Mejor tolerancia al frío y al calor.
2. Mayor capacidad para soportar falta de oxígeno.
3. Mayor capacidad de defensa frente a infecciones.
4. Mayor capacidad de resistencia frente a toxinas.
5. Mayor estabilidad psíquica.
La adaptación depende directamente de una serie de aspectos que varían según el enfoque que le pueden dar diferentes autores, de los cuales se citan a continuación algunos que se consideran más determinantes para el entrenamiento de resistencia y a los cuales se ha aña-dido alguno nuevo:
Figura 1.12. Niveles de adaptación de dos deportistas con diferente potencial de adaptación. Ante un estresor idéntico (S), el individuo (A), con mayor potencial de adaptación, obtiene un nivel más alto, en menos tiempo y más duradero que el individuo (B), con menor potencial de adaptación.
La adaptación tiene lugar en diferentes partes del organismo. García Manso (1999) describe una serie de planos sobre los que se produce y que son los más buscados por el entrenamiento de resistencia: