Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas
sistemático del entrenamiento tiene su origen en un proceso de regulación. Uno de los rasgos principales de un sistema de entrenamiento deportivo lo constituye la dirección y regulación constantes y una adopción selectiva de todas las medidas necesarias para conseguir el estado de rendimiento deportivo deseado. Por lo tanto, el entrenamiento se debe planificar y llevar a cabo de acuerdo con los objetivos (Martin, Carl y Lehnertz, 2001).
La esencia de la regulación consiste en transformar el sistema dirigido de un estado a otro (previamente planificado) mediante la influencia sobre sus variables (Zhelyazkov, 2001). Este efecto de regulación se efectúa merced al entrenamiento, en el cual la señal de entrada (estresor o carga de entrenamiento) y la del resultado (señal de salida) se modifican mediante transformaciones y variaciones de los diferentes tejidos, órganos y sistemas del organismo.
El ser vivo posee una capacidad reguladora que le permite estabilizar las transformaciones, de modo que cada vez le resulten más rápidas y con menor gasto de energía. En otras palabras: a pesar de que en el organismo se producen diferentes cambios, hay una parte que se estabiliza y que le permite acoplarse mediante un mecanismo de estabilización y regulación que le proporciona esa estabilidad. En este dispositivo tienen un papel primordial todos los procesos fisiológicos que favorecen el ahorro de energía, tiempo e información. El hecho de conservar y estabilizar el estado de equilibrio con el medio (homeostasis) se produce gracias al mecanismo de regulación (figura 1.7).
“La función crea el órgano”: Como se ha visto al hablar de la “caja negra”, es muy difícil acceder al conocimiento del mecanismo que hace que el proceso del sistema genético-síntesis proteica se adapte a una nueva función del órgano. Existen numerosas teorías que intentan explicar el proceso de cambio permanente que se produce en el organismo por causa del entrenamiento pero, en cualquier caso, estos cambios vienen condicionados por el incremento de la función celular a través de la síntesis proteica.
El mecanismo de transformación de las proteínas producto del entrenamiento resulta muy complejo y todavía permanece lejos de ser descifrado. La modificación de las células como consecuencia del entrenamiento tiene lugar gracias a la acción de las hormonas inductoras de la síntesis proteica (Calderón y Legido, 2002). A su vez, este mecanismo hormonal depende de un estamento superior, el sistema nervioso, que envía las órdenes oportunas para que se activen todas las funciones necesarias para la síntesis proteica.
El origen de la capacidad de ordenar y regular todos los procesos radica en el sistema nervioso, pero se hace muy difícil, por no decir imposible, averiguar cuándo se producen estas modificaciones por su acción directa o a través del incremento de la señal humoral.
Al respecto se puede poner un ejemplo: tras un trabajo de fuerza el primer estadio que se produce es el incremento de esta capacidad a través de la adaptación neural (Bosco, 2000), lo que implicaría que en un primer lugar no se estimularía la síntesis proteica, que, según el autor, comenzaría más tarde.
Todos estos mecanismos se ponen en funcionamiento (señal de activación) mediante unos “motores de arranque” que siguen estando ocultos a la ciencia, ya que pueden existir numerosas causas que los ponen en funcionamiento. En la bibliografía hay diferentes opiniones que podrían justificar, al menos en parte, esa puesta en marcha: aumento de metabolitos, descenso de la relación ATP/ADP, mayor actividad de transporte, etc. Sean cuales sean estas causas, existe una señal de activación que desencadena el funcionamiento de los procesos.
El factor regulador controla la actividad del aparato genético y deter-mina la velocidad de síntesis del ácido nucleico y de las proteínas específicas de la célula lo que aumenta las estructuras contráctiles de los músculos, así como su efectividad en lo correspondiente al incremento de reservas de energía y a la economía en su utilización (Zhelyazkov, 2001).
En la figura 1.7 se expone de forma simplificada un esquema correspondiente al mecanismo de regulación ante el ejercicio sistemático.
Figura 1.7. Mecanismo teórico y simplificado de regulación del entrenamiento. Calderón y Legido (2002). Modificado.
¿Qué sucede dentro de la “caja negra”?
Conviene recordar que un sistema supone un conjunto de elementos que se interrelacionan entre sí de manera constante. Un elemento no puede ser comprendido de forma aislada mientras que la influencia que éste ejerce sobre los demás y la que los demás ejercen sobre él no sean conocidos en su totalidad. Cualquier cambio producido sobre un elemento origina inmediatamente cambios y modificaciones sobre los otros hasta que, de nuevo, mediante el proceso de regulación, vuelve a generar una situación de equilibrio (Bueno, 1992).
En el enfoque sistemático del entrenamiento de alto nivel hay que tener presente que interactúan componentes “materiales y espirituales”, la actitud hacia la naturaleza y las relaciones humanas (Zhelyazkov, 2001). Solamente se podrán entender las respuestas del organismo ante el entrenamiento cuando los procesos que llevan a ellas resulten totalmente comprendidos (Lamb, 1985).
Es interesante saber que el organismo (la caja negra en nuestro caso) está compuesto por una serie de sistemas (de nutrición, de relación, de reproducción, inmunológico, etc.) que interaccionan constantemente entre sí, por lo que no pueden ser aislados, lo que implica a su vez que los estímulos que se introducen para incidir en uno, de forma inmediata y en mayor o menor grado, hacen intervenir a los demás. Por otra parte, se sabe que todos los sistemas están regulados y dirigidos por otro que se encuentra a un nivel superior, el sistema de dirección y relación, es decir, el sistema nervioso (figura 1.8), que en esencia regula y dirige el funcionamiento del resto (Le Boulch, 1978).
Sobre los procesos reguladores del sistema nervioso todavía no se ha estudiado lo suficiente para poder interpretar su comportamiento e influencia exacta en el ejercicio; no obstante, son determinantes en la regulación de todo el proceso del entrenamiento (Manno, 1991).
Basándose en todo lo anterior, se antoja un tanto aventurada la posibilidad de afirmar tajantemente un entrenamiento es adecuado o no en función de variables aisladas controladas a la salida del sistema sin poder controlar las innumerables variables que se producen en su interior. De momento, y pese a que la ciencia se sigue aproximando, los datos científicos que se controlan a la salida del sistema y que dependen de la “máxima jerarquía”, el sistema nervioso, no dejan de ser datos aislados que el entrenador debe saber utilizar en su justa medida; en su criterio, ha de evitar la tentación de magnificarlos.
Figura 1.8. Los diferentes sistemas del organismo interaccionan entre sí al tiempo que son regidos y regulados por el sistema nervioso.
Además se sabe que el sistema nervioso tiene un comportamiento un tanto impredecible y que no se comporta siempre de la misma mane-ra ante un estímulo, por lo que nos encontramos ante un sistema relativamente abierto.
Tras todas las afirmaciones y reflexiones, basándose en el relativo desconocimiento del comportamiento de los mecanismos de regulación, se estima que sólo las características que reúne el entrenamiento sistemático y científico no son suficientes; hay que añadir una más relativa a la experiencia, las vivencias y el sentido común del entrenador. Por lo tanto, y de momento, en lo que se refiere al entrenamiento de resistencia esa característica de “artista” del entrenador constituye el aspecto que en muchas ocasiones puede contribuir a marcar diferencias en el alto rendimiento deportivo.
El entrenador capaz de procesar, a través de sus conocimientos y experiencia, las informaciones aisladas que provienen de la ciencia, dadas las innumerables variables provocadas por la interacción de los diferentes sistemas y no totalmente controlables, estará en las mejores condiciones para hacer progresar a su entrenando.
La adaptación: objetivo del entrenamiento
Según Manno (1991), la adaptación es “la cualidad de los organismos vivientes que, a través de su desarrollo corporal, formas funcionales,