Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas

Resistencia y entrenamiento - Mariano García-Verdugo Delmas


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a medio y largo plazo de entrenamiento, el sujeto se encontrará en una nueva situación potencial en la que estos niveles variarán de la siguiente forma:

       Nivel de acceso voluntario: no se habrá modificado respecto al anterior en su aspecto básico.

       Nivel de acceso a través del entrenamiento: también resulta accesible a través de la voluntad. El deportista entrenado tiene acceso voluntario a más cantidad de energía que el no entrenado por dos razones:

       Por haber incrementado la cantidad de energía almacenada en sus depósitos.

       Porque a través del entrenamiento será capaz de educar su voluntad y, por lo tanto, acceder a un nivel más alto.

       Nivel de acceso ante situaciones extremas: el deportista de alto nivel es capaz, a través del entrenamiento, de acceder a una parte de las reservas que resultan inaccesibles al individuo no entrenado. Esta capacidad es la que distingue al gran competidor del competidor medio y marca las diferencias en la alta competición.

      En la figura 1.2 se exponen de forma esquemática las diferencias en las posibilidades de acceso a la obtención de energía entre un individuo no entrenado y otro con un alto grado de entrenamiento.

      Figura 1.2. Diferencia de accesibilidad en los niveles de energía entre un atleta no entrenado (izquierda) y otro bien entrenado (derecha).

      En la bibliografía especializada existen numerosas definiciones acerca del concepto “entrenamiento deportivo”. A continuación se exponen algunas de las que se consideran interesantes y que se adecuan al entrenamiento de la resistencia:

      Álvarez del Villar (1983): “Curso sistemático y regularmente repetido de una serie de ejercicios o actividades realizadas con el fin de mejorar y adaptar las funciones naturales del organismo humano sano a un rendimiento previamente fijado”.

      Bompa (1983): “Actividad deportiva sistemática de larga duración graduada de forma progresiva, a nivel individual, cuyo objetivo es confirmar las funciones humanas, psicológicas y fisiológicas para poder superar las tareas más exigentes”.

      Verkhoshansky (1990): “Producto de la organización de los movimientos y de las actitudes del atleta que garantizan una eficacia de utilización de su fuerza y su potencial motor para la situación determinada de la tarea de movimiento”.

      Zintl (1991): “Proceso planificado que pretende o bien significa un cambio del complejo de capacidad del rendimiento deportivo”.

      Sánchez Bañuelos (1994): “Actitud de búsqueda continua de los límites físicos a los que puede llegar el ser humano en el contexto de la competición deportiva bajo el método científico y el abandono sistemático del método empírico”.

      Grosser (1992): “Concepto global para todas las medidas de proceso que tienen la finalidad de incrementar, estabilizar y, en parte, también reducir (desentrenamiento) el rendimiento deportivo”.

      Martin, Cal y Lehnertz (2001): “Proceso complejo de la actividad de los deportistas y entrenadores destinado a producir una evolución planificada de determinados estados del rendimiento deportivo con vistas a la obtención de determinados objetivos”.

      Puede apreciarse que a través de las definiciones no resulta sencillo delimitar el concepto “entrenamiento deportivo” mediante una sola definición.

      Muchas de las definiciones se aproximan a lo que puede entenderse como el entrenamiento de la resistencia. En esencia, tal y como se expone más adelante, el entrenamiento debe ser científico y sistemático, pero también tiene un importante componente de intuición y empirismo, ya que de momento resulta inviable pensar que se pueda controlar y explicar la enorme cantidad de variables que se producen cuando se realizan esfuerzos repetidos o prolongados.

      A lo largo de este libro se puede observar que los efectos del entrenamiento no dependen solamente de los esfuerzos, sino también de numerosos factores internos; por ello la relación entre dosis y efectos resulta muy variable (Martin, Carl y Lehnertz, 2001).

      El entrenamiento implica un cambio funcional que se refleja en la condición física en alguno o en la totalidad de los sistemas del organismo, con mención especial del metabolismo. Se implican los procesos de obtención y gasto de energía y los morfológicos, con incidencia especial en el aparato locomotor.

      Objetivos del entrenamiento deportivo

      Verkhoshansky (2002) dice que la progresión en el rendimiento del deportista y, en consecuencia, del entrenamiento está basada en dos direcciones: aumento del potencial motor del deportista (referido al incremento de sus capacidades físicas) y de su habilidad para aprovechar ese potencial en entrenamientos y competiciones de la manera más eficaz.

      El entrenamiento puede aplicarse al deporte de alta competición, a la mejora de la salud o a la mejora del rendimiento en cualquier actividad de la vida que requiera y sea susceptible de mejora. Todo dependerá de los objetivos que se planteen.

      Los objetivos de entrenamiento no solamente deben basarse en alcanzar una mejora en las prestaciones deportivas; si el entrenador se centra exclusivamente en esta parcela y olvida otras, como los aspectos humanos (problemática personal, familiar, entorno, etc.), el aumento de rendimiento se puede ver limitado.

      En lo que respecta al entrenamiento deportivo, los objetivos han de ser específicos y pueden englobarse en mejorar el rendimiento en la competición y en el entrenamiento.

      Estos objetivos se desglosan en subobjetivos que se han obtenido de diferentes autores y de los que se han seleccionado los más adecuados para el entrenamiento de la resistencia:

       Aumentar un desarrollo físico multilateral que suponga una base que permita tolerar altas cargas de entrenamiento posteriores. Pese a que con este objetivo no se mejorará el rendimiento en una modalidad determinada, con posterioridad permitirá tolerar altas cargas específicas que, tras los procesos de adaptación, induzcan a una mejora del rendimiento.

       Adquirir niveles de desarrollo específicos que aumenten el rendimiento del deporte o la modalidad deportiva de la que se trate. Para ello se precisa la inclusión de altas cargas que cubran las necesidades competitivas.

       Realizar y perfeccionar la técnica de la especialidad concreta. La técnica debe ser específica y diferenciada para cada deporte.

       Mejorar y perfeccionar las tácticas y estrategias necesarias. En la alta competición estos términos son de gran importancia, bien porque el deportista debe tomar decisiones importantes en tiempos muy reducidos, bien porque ha de prever todas las circunstancias que rodean a la competición (viajes, alojamientos, cambio de horario, alimentación, etc.).

       Desarrollar y mejorar las cualidades volitivas, con incidencia en la preparación psicológica y en todos sus valores.

       Desarrollar la preparación óptima en los casos


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