Resistencia y entrenamiento. Mariano García-Verdugo Delmas
través de los datos contrastados.
Matizaciones acerca de la utilización del método científico
En el entrenamiento existen “rincones” a los que la ciencia no puede llegar de momento. Es entonces la intuición, a pesar de los posibles errores que acarrea, la que puede ayudar a la aproximación a la realidad. Hay que tener en cuenta que el deportista, como ser vivo, cuando realiza cualquier acción pone en funcionamiento todos sus sistemas y éstos se encuentran relacionados entre sí, lo que supone una ingente cantidad de variables que se solapan unas sobre otras al tiempo que, en muchos casos, se contraponen entre ellas creando dificultades a la ciencia, que debe basarse en unos pocos datos que aísla y estudia para luego sacar unas conclusiones. Ciencia, empirismo e intuición no han de ser excluyentes, sino todo lo contrario: la ciencia debe aprovecharse del “ingenio” y la capacidad de “creación” para estudiar, sistematizar y convertirla en una nueva herramienta que pueda ser utilizada de nuevo para seguir ingeniando (figura 1.4).
Figura 1.4. Representación esquemática del proceso de creación de nuevas teorías a partir de la incorporación de los nuevos datos empíricos aportados por la experiencia y la intuición del entrenador y su posterior revisión, estudio y comprobación por parte de los científicos, que de nuevo elaboran una nueva teoría que puede ser utilizada otra vez por el entrenador.
La teoría de sistemas y su utilidad para centrar el entrenamiento de la resistencia
Zhelyazkov (2001) define el sistema como “una totalidad de objetos cuya interacción conduce al surgimiento de nuevas cualidades integradas que no son propias de cada componente aislado que lo forma”.
Partiendo de la presunción de que el sistema supone un conjunto de elementos que interaccionan entre sí y el entorno y que, al mismo tiempo, la idea de sistema está asociada a la consecución de objetivos, se puede establecer una relación entre la teoría de sistemas y el entrenamiento deportivo.
El sistema, de forma muy básica, está compuesto por tres componentes (S. Bañuelos, 2002):
1. La entrada, por la que pasan los elementos que provienen del medio externo.
2. El sistema propiamente dicho, donde se producen todas las transformaciones de esos elementos provenientes del exterior.
3. La salida, en la que aparecen los resultados o nuevos elementos producto de la transformación anterior (figura 1.5).
Sin entrar en detalles, los sistemas pueden ser de diferentes tipos según sus características:
Figura 1.5. Esquema básico de un sistema. S. Bañuelos (2002). Modificado.
El entrenamiento de resistencia y la teoría de sistemas
El sistema se adapta perfectamente a lo que debe ser el proceso de entrenamiento de resistencia. El transcurso está compuesto por elementos tratados anteriormente y por un proceso elemental que se indica seguidamente (figura 1.6):
Figura 1.6. Proceso de entrenamiento basado en la teoría de sistemas. Adaptado de S. Bañuelos (2002).
a. Como proceso, reflejando la relación causa-efecto entre el estímulo o carga y las reacciones internas del organismo: fatiga y recuperación de reservas bioenergéticas.
b. Como estado, a través del cual al cabo del tiempo los resultados aparecen de forma estable mediante nuevas situaciones duraderas conocidas como “estado de entrenamiento y forma deportiva”.