Introducción al Nuevo Testamento. Mark Allan Powell

Introducción al Nuevo Testamento - Mark Allan Powell


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los absolutos y la objetividad.

       Exégesis y hermenéutica

      Los eruditos bíblicos a veces hacen una distinción entre exégesis y hermenéutica. El primer término, exégesis, se refiere al estudio académico de la Biblia, con un énfasis en la explicación propiamente dicha de los textos; los enfoques académicos descritos anteriormente implican el uso de los métodos exegéticos. El segundo término, hermenéutica, se refiere más ampliamente a la reflexión filosófica en el proceso de interpretación, incluso la consideración de preguntas en cuanto a cuál debe ser la meta de la interpretación, y a las diversas formas en que los pasajes bíblicos pueden considerarse significativos o acreditados. ¿Debe estudiarse el Nuevo Testamento como una colección de documentos históricos para determinar qué revelan acerca de los orígenes de la religión cristiana? ¿Debe analizarse y evaluarse por sus cualidades estéticas y artísticas? ¿Debe abordarse como un recurso para el desarrollo de dogmas religiosos? ¿Debe estudiarse (académicamente) como Escrituras, como un libro que revela los propios pensamientos de Dios? Y, si así fuera, ¿qué significa eso? Una persona puede creer que el Nuevo Testamento es la palabra inerrante de Dios; otra puede considerar que contiene libros que retienen las marcas tanto de inspiración divina como de falibilidad humana. Claramente, la interpretación del Nuevo Testamento puede verse afectada por las distintas suposiciones hermenéuticas que los intérpretes hacen en cuanto a estos escritos.

      Uno de los errores más comunes que comenten los estudiantes cuando son nuevos en el campo de los estudios bíblicos académicos es asociar los métodos exegéticos particulares con posturas hermenéuticas específicas. He aquí algunos ejemplos: (1) el estudiante lee un libro de un arqueólogo que afirma proporcionar prueba de que ciertas historias bíblicas son fácticas y correctas, por lo que el estudiante llega a la conclusión de que los eruditos que quieren demostrar la exactitud de las narraciones bíblicas típicamente usan la arqueología; (2) el estudiante lee un libro de un crítico de la redacción que afirma que los autores de los Evangelios editaron su texto fuente de maneras que revelaban que tenían motivos inconsecuentes y opuestos, por lo que el estudiante llega a la conclusión de que los eruditos que quieren hacer énfasis en puntos contradictorios de las Escrituras típicamente usan la crítica de la redacción; (3) el estudiante lee un libro de un crítico de la retórica que sostiene que el argumento de Pablo en una carta en particular es tan persuasivo que todos deben aceptarlo hoy día, por lo que el estudiante llega a la conclusión de que los eruditos que quieren animar a los lectores a aceptar lo que los autores bíblicos enseñaron como válido para nuestra época típicamente usan la crítica de la retórica; y (4) el estudiante lee un libro de un crítico de la narrativa que considera que los Evangelios son cuentos ficticios, por lo que el estudiante llega a la conclusión de que los eruditos que no creen que los Evangelios dan relatos exactos históricamente de los acontecimientos del siglo I típicamente usan la crítica de la narrativa.

      Todas estas conclusiones son falsas. Todos los métodos exegéticos y las disciplinas académicas descritas anteriormente son utilizados por personas que funcionan con suposiciones e intereses distintos. Los métodos en sí son simplemente herramientas que se emplean con propósitos muy distintos, por personas con actitudes y metas diferentes. El estudiante principiante debe ser cuidadoso de no evaluar la legitimidad o el valor de un método con base en una exposición limitada a su uso. Adicionalmente, la mayoría de los eruditos usan estos métodos, combinándolos entre sí; ellos examinan un texto con un enfoque para responder un conjunto de preguntas y usan otro enfoque para responder un conjunto distinto de preguntas. Usan un método un día y otro método el día siguiente.

       Conclusión

      Los escritos del Nuevo Testamento no solo se leen; se estudian. De hecho, probablemente sea seguro decir que estos libros han sido investigados más cuidadosamente y analizados con más detenimiento que cualquier otro escrito de la historia. El campo académico de los estudios del Nuevo Testamento ha llegado a ser una disciplina que abarca muchos enfoques distintos y emplea una variedad de métodos. Algunos eruditos están más interesados en las preguntas históricas; dependen de la arqueología para reconstruir los escenarios en los que se escribieron los libros del Nuevo Testamento, y sacan provecho del entendimiento de la sociología, de la antropología cultural y de otras disciplinas para entender lo que se reporta dentro del contexto del mundo antiguo. Otros eruditos tienden a estar más interesados en comprender los mensajes que los libros transmiten o en los efectos que los mismos esperan tener en sus lectores, por lo que dependen más de los métodos que analizan las características retóricas y literarias de los textos. Y, por supuesto, muchos eruditos del Nuevo Testamento están interesados en los asuntos teológicos, por lo que estudian estos escritos a la luz de los intereses específicos ideológicos y doctrinales. En un sentido general, los distintos enfoques metodológicos al Nuevo Testamento se pueden comparar a las llaves en un aro: las distintas llaves abren puertas diferentes y conceden acceso a distintas clases de conocimiento. Es difícil saber al principio qué puertas uno quiere abrir. Por consiguiente, el mejor consejo para los intérpretes bíblicos incipientes generalmente es este: Traten de obtener un juego de llaves tan completo como sea posible.

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      Dianelos Georgoudis / CC BY-SA 3.0

      4

      Jesús

      Levántese un domingo en la mañana y conduzca por su ciudad. Si vive en los Estados Unidos, encontrará iglesias, así como lo haría en muchos otros países. Son de muchas clases: denominaciones históricas e innovaciones recientes, comunidades de adoración, de «marcas» y genéricas. Encontrará gente que se reúne en catedrales elevadas y en locales comerciales alquilados, en auditorios espaciosos y en santuarios estilo hacienda. Verá vestimentas y menajes, vitrales y pantallas de video, costosas obras de arte encargadas y carteles improvisados de mal gusto. Y la gente es tan diversa como su mobiliario.

      Ahora bien, he aquí un hecho sorprendente: toda esa gente se ha levantado y se ha reunido con otros el domingo en la mañana por causa de una persona: un judío que nació al otro lado del mundo hace más de dos mil años.

      ¡Escuche!

      Oirá a la gente cantar:

      Dominará Jesús el Rey

      En todo pueblo bajo el sol;…

      …

      Oh, qué amigo nos es Cristo

      Él llevó nuestro dolor…

      …

      Loores dad a Cristo el Rey, suprema potestad;

      De su divino amor la ley, postrados aceptad…

      Escuchará congregaciones confesar un credo:

      Creemos en un solo Señor, Jesucristo,

      Hijo único de Dios,

      nacido del Padre antes de todos los siglos:

       Cuadro 4.1

       La importancia histórica de Jesús

      En una mañana de primavera, alrededor del año 30 e. c., tres hombres fueron ejecutados por las autoridades romanas de Judea. Dos eran «bandoleros»… El tercero fue ejecutado como otra clase de criminal político. No había robado, saqueado, asesinado, ni siquiera guardado armas. Sin embargo, se le acusó de haber afirmado ser el «rey de los judíos», un título político. Los que observaban… sin duda pensaron que el mundo observaría poco lo que pasó aquella mañana de primavera… Por supuesto, resultó ser que este tercer hombre, Jesús de Nazaret, llegaría a ser una de las figuras más importantes de la historia humana.


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