Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Carlos Medina Gallego

Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común - Carlos Medina Gallego


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militares:

      [L]os verdaderos impulsores del movimiento guerrillero colombia-no han sido los reaccionarios, los militares pro-yanquis y los militaris-tas. De esto no debe quedar la menor duda. Por eso, ponerles camisas de fuerza a los enemigos de la paz es la gran tarea de los colombianos, comenzando por el propio presidente Belisario Betancur. Por eso, la política de cese al fuego, tregua y paz democrática, apertura y reformas es la única política conveniente y justa en la actualidad. La vía contraria es la guerra civil o la insurrección popular.

      [...]

      Como nosotros somos conscientes de estas cosas, no nos resultó difícil plantearnos la cuestión de convertirnos en la plataforma de lanzamiento de un nuevo movimiento político. Próximamente dará a la luz un millón de ejemplares de la plataforma nacional de lucha de la Unión Patriótica. El nuevo movimiento político contará en las ciudades con oficinas abiertas al público y un semanario que llevará el mismo nombre del movimiento. En todas las áreas de los diversos frentes de las Farc se estarán creando comandos departamentales, regionales y municipales y amplios comités de la base de la Unión Patriótica y ya comenzamos a organizar el nuevo movimiento político en las ciudades. (1984)

      La Unión Patriótica

      El 11 de mayo de 1985, a pocos días de cumplirse un año de la firma de los acuerdos de La Uribe y en medio del crecimiento de los obstáculos y las dificultades para sacar adelante el proceso, aparece públicamente una nueva organización política de izquierda impulsada por las Farc-EP y concebida, en un comienzo, como su expresión política, a la cual se le denomina “Unión Patriótica”.

      En noviembre del mismo año se realiza el Primer Congreso Nacional, en el cual se plasma la visión del perfil político y social que va a tener la UP:

      La Unión Patriótica es un amplio movimiento de convergencia democrática que lucha por las reformas políticas, económicas y sociales que garanticen al pueblo colombiano una paz democrática […]. Es un movimiento amplio donde caben: los obreros, los campesinos, los intelectuales, los estudiantes, los profesionales, los artesanos, los artistas, los pequeños y medianos comerciantes, los pequeños y medianos industriales, los sectores democráticos de la burguesía no monopolista, las personalidades democráticas de cualquier tendencia política, los liberales, los conservadores, los socialistas, los comunistas, las personas de cualquier credo o religión, los militares amigos de la democracia y de la paz, las organizaciones indígenas, las organizaciones cívicas, las juntas de acción comunal, los comités barriales, las organizaciones sociales, las amas de casa, los usuarios de los servicios públicos y en general todas las corrientes de opinión y las gentes sin partido que quieren luchar por las reformas y la paz democrática. (Unión Patriótica, 16-17 de noviembre de 1985)

      Esta caracterización amplia e incluyente sería muy útil tomarla en consideración en el actual momento de la transición; constituye un patrimonio heredado que no sería pertinente desechar en la ruta a seguir en la vida democrática e institucional de la nación.

      En el Primer Congreso Nacional, la Unión Patriótica establece los objetivos generales por los cuales se propone trabajar:

      [T]enemos como [...] objetivo construir un frente político y social de millones de colombianos comprometidos con los cambios democráticos que el país está reclamando […]. Millones de colombianos independientes que están cansados de tanta politiquería tradicional y esperan cambios democráticos que hagan posible su participación política. Este es un proyecto […] que se caracteriza por su amplitud, contrario a toda concepción sectaria, excluyente o hegemónica.

      [...]

      La UP debe mostrarse capaz de formular un mensaje apropiado para que se adhieran muchos ciudadanos y organizaciones políticas a quienes se les debe tratar con deferencia, se les debe respetar su perfil liberal, conservador, socialista, independiente o cívico. Lo correcto es ir ampliando la convergencia. No hay que escatimar esfuerzo alguno para mantener la unidad, respetando los criterios y buscando permanentemente el consenso. (Unión Patriótica, 16-17 de noviembre de 1985)

      La lucha por la democracia constituye el eje central sobre el cual gira el proyecto político de la UP. La organización centró su discurso en el desconocimiento de la democracia existente, concebida como democracia representativa, la que considera excluyente, construida por los intereses de los dos partidos tradicionales apoyados en el militarismo.

      Para la UP, la alternativa es la democracia participativa:

      La existencia de minorías privilegiadas y mayorías marginadas, explica el conflicto social resultante y las condiciones de injusticia e inequidad. Esta situación de crisis del desorden tradicional no podrá resolverse sino a través de la construcción de un nuevo orden social democrático y mediante la organización y movilización consciente del pueblo, para la participación directa en los centros de decisión y poder del Estado. El pueblo debe tener canales políticos propios para acceder a las instituciones donde se definen los planes y programas de desarrollo socio-económico y en donde se asignan los recursos para su ejecución. La participación popular directa en las instituciones del Estado no puede ser simplemente consultiva sino que debe ser decisoria. (AH-Farc-EP, Documentos del II Congreso de la UP)

      De esta forma, configuran el concepto de democracia, el cual constituye el eje fundamental del discurso político de UP.

      Al provenir de las iniciativas políticas de la Farc-EP, uno de los temas más difíciles de manejar para la organización lo constituyó el de la violencia política. La UP buscaba establecer una diferencia absolutamente clara entre la violencia política ejercida de manera legítima y articulada a un proyecto político, que se acepta, es justa y es legítima en razón a su naturaleza política. Plantean, frente a este difícil tema, que la resistencia es válida y democrática, y existe en la medida en que se produce una violencia que aniquila las causas populares y se desarrolla como terrorismo estatal y guerra sucia. Este dualismo hace parte de las dificultades que tendrá que enfrentar la organización política con un altísimo costo en vidas.

      Los argumentos de unidad y convergencia por la democracia no son obstáculos para defender la validez de las diversas formas de acción (la lucha armada incluida), de las cuales algunas son difícilmente aceptadas por la democracia: la lucha armada es el resultado de las condiciones de represión y violencia impuestas por el sistema de la democracia restringida. (AH-Farc-EP, Documentos del II Congreso de la UP)

      El 20 de agosto de 1986, tras los comicios electorales, el Consejo Electoral, en cumplimiento de la Ley 58 de 1985, reconoce el estatus jurídico de la UP con la Resolución n.º 37; le atribuye plenos derechos y exige de las autoridades de la República la garantía y la protección de sus derechos constitucionales para su existencia política y el ejercicio de su actividad en la vida civil colombiana. Sin embargo, los derechos que se reconocieron en el papel se negaron en el discurso de la criminalidad institucional y paramilitar que convirtió el nuevo proyecto en el blanco de sus acciones criminales.

      En 1986, el primer año de participación electoral, se constituyó la UP como el fenómeno político electoral; obtuvo la más alta votación de la izquierda hasta esa época, reflejada en el apoyo de 320 000 electores y la elección de 5 senadores, 9 representantes a la Cámara, 14 diputados departamentales, 351 concejales y el nombramiento de 23 alcaldes municipales (Córdoba Treviño, 1992, p.


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