Ultimatum extrasolar. Antonio Fuentes García

Ultimatum extrasolar - Antonio Fuentes García


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útiles, programados para la lucha antialienígena…

      ―¿Se podrían programar los sapierrobots, después de ser ellos mismos inteligentes…? Entiendo que habría que establecer un contacto directo con los extraterrestres para buscar una solución ajustada a nuestra situación.

      ―Me temo que nuestro contacto sólo puede ser mediando los Diez Insólitos; y ya les habéis oído.

      ―Les hemos oído darnos el mensaje extrasolar… No que ellos estén de acuerdo.

      ―Pero parecían convencidos…

      ―Dejemos esa cuestión ahora.

      ―Entretanto, ¿no debemos buscar el origen de los extrasolares? ―Volvió a hablar la radioastrónoma Sagan―: Es misión nuestra, de los astrónomos: ¿vienen realmente de la constelación de Andrómeda? O… ¿más bien de Alfa Centauri?

      ―Señores ―cortó un general de cinco estrellas―: Estamos perdiendo un tiempo valiosísimo. Propongo que de inmediato nos pongamos a trabajar por equipos proyectando todo lo que se nos ocurra en las circunstancias actuales, innovando desde planes militares, industriales, tecnológicos, científicos, oceanográficos y astronáuticos o cosmonáuticos. ¿Y por qué no sapierrobots multiusos, e incapaces de rebelión? En cuanto a contactar con los alienígenas…

      ―¡Ahí está! ¿Acaso nos olvidamos que todavía tenemos, como se ha dicho, escondida en el lago Titicaca, no sabemos cómo, una cosmonave extrasolar, con la que podríamos buscar el medio de relacionarnos?

      ―¡Cierto!

      ―¡Pues a qué esperamos!

      De pronto alguien dijo:

      ―¿Y si nos enfrentamos… al Juicio Final, al Armagedón? ¡Dios Misericordioso, el Apocalipsis!

      ―¡Reverendo, no nos lo ponga peor! ¿No tiene otra cosa que decirnos?

      ―Que nos encomendemos a Dios.

      Se oyó entonces una voz islamista:

      ―Nada salvará a la Humanidad pecaminosa e infiel, si los llamados extrasolares los envía Dios, Alá.

      Siguió un silencio ominoso, hasta que otra voz alertó:

      ―¿Nos damos cuenta que nos pueden estar escuchando los Extrasolares?

      Y mientras en el búnker AMMI/AMMAA se procedía diligentemente a trabajar en la proyección militar defensiva-ofensiva, animándose a más medios en la construcción de refugios y de astronaves militares, con decisión a escala planética formando prontamente nuevos equipos de trabajo a estudiar, idear y obrar superando las más avanzadas ciencias y tecnologías conseguidas en todo el planeta, solicitándose con urgencia la presencia de las personalidades más adelantadas en todos los campos tecnocientíficos, así como de industriales, economistas, ingenieros e incluso obreros especializados, para una amplia actividad pujante en todos los campos; y en tanto los Seis generales de cinco estrellas hablaban con sus gobiernos disponiéndolo todo, veamos qué sucedía en la ONU, donde estaban sus cabezas gobernantes.

      Fue que por fin los representantes de los Seis Grandes del Consejo de Seguridad junto con el Secretario General de la ONU, puestos de acuerdo habían ya abandonado el centro gravitatorio de la Organización de las Naciones Unidas, seguidos de inmediato y a tiempo por los otros 19 no permanentes del Consejo de Seguridad, los 25 siguiendo al Secretario General llevándoles al despacho que les dijo, y como encabezados los 19 por el ayatolá gobernante de Irán, compitiendo con él en ese seguimiento el rey de Arabia Saudí, y aumentando el número el Sumo Pontífice del Vaticano decidido a que su voz católica, y con él la de todos los cristianos en general se oyeran, no fuera a oírse teológicamente sólo el Islam.

      Entre los 17 restantes no permanentes, elegidos provisionalmente a tiempo, fueron, como se sabe, por la razón de procedencia de los Diez Insólitos los gobernantes de España, Indonesia, Islas Salomón, Japón, Unión Sudafricana, Bolivia y de Brasil por su vivencia en este país de Güiyán, compitiendo con el iraní y árabe en ser los más inmediatos en el seguimiento de los Seis Grandes, dejándoseles por entenderse importante representar a los países de nacimiento de los Diez Insólitos y donde más se desenvolvieron y adquirieron popularidad universal casi todos ellos.

      De aquí que en las pantallas de televisión se reprodujeron de estos Diez sus rostros septuagenarios y rejuvenecidos con un brevísimo recordatorio de sus hechos; que emocionó sobre todo a sus familiares, amigos y aquellos a los que beneficiaron; la mayoría de los primeros, los que no se habían presentado en la Asamblea aunque fueron invitados, asistían ante sus televisores, pantallas de ordenador o móviles intelefónicos, como les aconsejaron los Diez Insólitos a su vez aconsejados por sus benefactores extrasolares.

      Así, recordando a los que más conocemos, observemos que se emocionaban ante la imagen de Julio Grande Lobo los miembros de su familia reunidos todos en el chalé cercano a París de la hermana de Julio y su marido, Pilar y Maurice. Con ellos sus hijos y los de Julio y su exesposa (Flora, ahora también separada de su segundo marido): Julio Cesáreo y María Celeste, ésta con su cónyuge y su hijita, meses ha bautizada Lucrecia; y Julio Cesáreo con su novia la rumana María. Y no sólo en este chalé de París se emocionaron con el primer plano del rejuvenecido y agigantado Julio, a la vez que impresionados temían el significado de sus palabras ante la Asamblea General; y lo mismo sucedía en otras muchas viviendas habitadas por quienes lo habían conocido, y más aún los que de él habían recibido ayuda, tales en Madrid Conchita y su hijita, y con ellas el recién nacido Juliano, cuyo nombre la madre lo derivó del de su padre; o en la provincia de Cuenca Rosa con su marido e hijos, unos niños a los que se hermanó el reciente de la madre tenido de su adulterio con Julio y que su cónyuge aceptaba por considerarlo poco menos que de un semidiós; y otras muchas personas que sería prolijo y desconocido enumerar. E igual que estas familias y amigos del Insólito español, los de la Insólita Maruja por razones semejantes, destacando su hijo Pierre en Francia; y las familias, amigos y socorridos de los otros ocho Insólitos. Que todos volvieron a tener la oportunidad de verlos en las redes audiovisuales, tal Sakura a su madre, por ejemplo; o Áisha con Ismaíl a Yusuf, mas los hijos y nietos de éste en Kuala Lumpur; o la familia de Míriam a ésta; el hijo de Cheng, el de Güiyán…: es decir, a todos los Diez y familias objetivados secuencialmente por zum* gracias a la profesionalidad de un camerógrafo.

      El mismo que desvió la atención audiovisual en breve, ante el panorama humano desencadenado en la inmensa sala del auditorio y, hasta momentos antes, por las pantallas de televisión ahora apagadas en él, pero que en el mundo entero terráqueo continuaban audiovisualizando lo que allí sucedía, lo mismo que por los inteléfonos móviles y monitores de las computadoras a través de internet; donde ahora podía contemplarse a los 25 del Consejo de Seguridad más el atrevido Papa retirarse de la sala, siguiendo al Secretario General de la ONU, evidentemente preocupados.

      Ayudó al camerógrafo dicho en su trabajo el haber estado a punto de seguir a los 25, y hasta de encerrarse con ellos, como otros importantes gobernantes, dirigentes de diversas potencias económicas y tecnológicas así como de las emergentes, que, tras un breve mensaje diligenciado por los Seis Grandes, acabaron haciendo un corrillo o manteniéndose otros en sus asientos en espera de que se les llamase, convencidos los más de ello; mientras trataban por todos los medios a su alcance de estar en comunicación con sus ministros en sus respectivos países, lo que de momento se hacía harto difícil, aun acudiendo con tales fines los miembros de sus correspondientes séquitos con sus propios inteléfonos*.

      Nadie, sin embargo, se había atrevido a detener al cabeza de la Iglesia Católica, que cuando vio levantarse a los Seis Permanentes y dirigirse con el Secretario General y el resto del Consejo de Seguridad, entre los que allí iban las dos cabezas del Islam, el ayatolá iraní y el rey árabe, mas también el gobernante israelí representando a su religión judaica, se sintió obligado, como dijimos, a unirse a los 25 representando con su voz a la Cristiandad, no ya solamente a la Católica, entrando con ellos al despacho o departamento reservado, todavía con el espíritu impactado por el mensaje


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