De PhD y otros demonios. Sandra Bermeo
la presencia habitual de una enfermedad en una zona geográfica. Cuando la frecuencia de esta enfermedad es más alta de lo esperado se llama hiperendemia.
Epidemia
Es la ocurrencia de un número apreciablemente mayor de lo esperado, de casos de enfermedad, en un área geográfica y en un tiempo limitado.
Prevalencia
Es la frecuencia de una entidad en un momento dado y se expresa en tasa o porcentaje.
Incidencia
Es la frecuencia de un hecho a través del tiempo, e indica la tasa de casos nuevos.
Patogenicidad
Es la capacidad de un agente infeccioso para producir enfermedad.
Virulencia
Es el grado de patogenicidad de un agente infeccioso.
Período de incubación
Es el intervalo que ocurre entre la infección y la aparición de manifestaciones clínicas.
Período prepatente
Corresponde al tiempo que transcurre entre la llegada del parásito al huésped y el momento en el cual sea posible observar la presencia de alguna de sus formas. En algunos casos, este período coincide con el de incubación (p.ej., el período prepatente de la ascariasis es el tiempo que transcurre entre la ingestión de huevos embrionados y la aparición de huevos en el examen coprológico, procedentes de parásitos intestinales adultos).
Período patente
Es el tiempo en el cual el parásito puede ser demostrado en el huésped. Este período generalmente coincide con la fase activa de la enfermedad.
Período subpatente
Es aquel en el que no se encuentran los parásitos durante algún tiempo, porque permanecen en menor cantidad o en lugares difíciles de demostrar. Puede coincidir con períodos clínicos de mejoría equivalentes a etapas latentes de la enfermedad. Cuando los parásitos se hacen patentes de nuevo y aparecen los síntomas otra vez, se considera que hubo una recaída. Esto puede suceder en la malaria por Plasmodium vivax.
CLASIFICACIÓN
Los parásitos se pueden clasificar de distintas maneras. Si habitan en el interior o en la parte externa del huésped se dividen en endoparásitos y ectoparásitos, respectivamente. Algunos autores le dan el nombre de infección a la invasión interna como la malaria, y de infestación a la externa como ocurre con los artrópodos.
Según el tiempo de permanencia del parásito en su huésped se dividen en permanentes y temporales. Los primeros son aquellos que, indispensablemente, deben estar toda su vida en el huésped; la mayoría de los parásitos humanos pertenecen a este grupo. Los temporales como las pulgas, son aquellos que solamente habitan transitoriamente en el huésped.
Según la capacidad de producir lesión o enfermedad en el hombre, los parásitos pueden dividirse en patógenos (p.ej., Plasmodium) y no patógenos (p.ej., Entamoeba coli). Los patógenos, en determinadas circunstancias, no producen sintomatología ni causan daño al huésped como ocurre en los portadores (p.ej., infección leve por Trichuris trichiura). En condiciones especiales de susceptibilidad del huésped, los parásitos pueden aumentar su capacidad de producir lesión, en cuyo caso se les considera parásitos oportunistas como ocurre en invasiones masivas de Strongyloides o Toxoplasma en pacientes inmunosuprimidos.
Por lo común, la lesión o la sintomatología que causan los parásitos patógenos en el huésped, depende del número de formas parasitarias presentes. Médicamente, es importante diferenciar el hecho de tener parásitos en el organismo (parasitosis o infección parasitaria) y el de sufrir una enfermedad parasitaria. El hecho de tener parásitos no implica sufrir enfermedad.
Taxonomía y nomenclatura
La clasificación de los parásitos, como la de todos los seres vivos, la estudia la taxonomía, la cual forma grupos con base en las características anatómicas. El filósofo y biólogo griego Aristóteles fue el primero en clasificar los organismos según sus semejanzas estructurales. El florecimiento de la sistemática en el siglo XVIII culminó con el trabajo de Carolus Linnaeus (1707-1778), quien sentó las bases del actual esquema de clasificación de los organismos.8 Esta clasificación fue propuesta en su obra “Systema Naturae”, en donde publicó el nombre de un gran número de especies. Las categorías taxonómicas de mayor a menor son: reino, filo, clase, orden, familia, género y especie; esta última constituye la unidad biológica basada principalmente en la morfología, la bioquímica, la fisiología y la genética. A cada uno de los grupos se les puede subdividir en otros con la anteposición del prefijo sub o super (p.ej., subgénero y superfamilia). La especie puede tener asimismo algunas variaciones que se llaman subespecies o razas. En el momento, se precisa la clasificación con los estudios del ADN, (ácido desoxirribonucleico), en el cual se llega a definir la “huella digital” de los individuos. Igualmente, de acuerdo a los estudios realizados por Woese, Kandler y Wheelis (1990) y a partir de comparaciones de secuencias de ácido ribonucleico (ARN) ribosomal, se reconocen tres dominios monofiléticos por encima del reino: Eucarya (todos los eucariontes), Bacteria (las bacterias verdaderas) y Archaea (otros procariontes, separados de las bacterias por la estructura de la membrana y la secuencia de ARN ribosomal).9 La parasitología, biológicamente, utiliza el mismo sistema de clasificación tradicional. Los grupos más importantes que se estudian están comprendidos en el reino Protista, subreino Protozoa y reino Animalia, subreino Metazoa.
El nombre científico de los parásitos se expresa con dos palabras latinizadas o nomenclatura binomial, que no cambian en los idiomas; muchas de ellas derivadas de raíces latinas o griegas, o nombres propios latinizados. La primera palabra es el nombre del género, que es un sustantivo y debe escribirse con mayúscula la primera letra. La segunda palabra corresponde al nombre de la especie o epíteto específico propiamente, y se escribe todo con minúsculas. Siempre se usa letra cursiva (itálica o bastardilla) en las publicaciones de imprenta y subrayado en las manuscritas (p.ej., Ascaris lumbricoides, que indica la especie del género Ascaris, que parasita al hombre). Es frecuente que, después de mencionar el nombre científico al comienzo, se escriba en lo sucesivo la inicial del género y el nombre de especie (p.ej., A. lumbricoides). Para mayor precisión, algunas publicaciones utilizan el nombre del autor que hizo la clasificación de la especie, seguido de la fecha (p.ej., Musca domestica, Linneo, 1758). Los nombres científicos están reglamentados por la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica. Hay parásitos que, en los diferentes idiomas, tienen nombres vulgares, los cuales se deben escribir con minúscula (p.ej., está castellanizado el nombre de Trichuris trichiura por el de tricocéfalo).
Para designar el nombre de la enfermedad parasitaria, tradicionalmente se adoptó el nombre del parásito con la terminación asis o iasis (filaria, nombre común: filariasis; Giardia, nombre genérico: giardiasis). En 1990, durante el Congreso Internacional de Parasitología (ICOPA VII), la Federación Mundial de Parasitólogos aceptó cambiar la nomenclatura de la enfermedad, según las recomendaciones de un grupo internacional de expertos nombrado por el Comité Ejecutivo de la Asociación Mundial para el avance de la Parasitología Veterinaria.10 Fue así como se decidió unificar los nombres de las infecciones al cambiar las últimas letras del nombre común del parásito o del género, por el sufijo osis (p.ej., Balantidium, balantidiosis; Giardia, giardiosis; Demodex, demodicosis). A pesar de esta norma, la mayor parte de literatura