De PhD y otros demonios. Sandra Bermeo
de estas inmunizaciones es relativo, ya que con los parásitos se tienen problemas para conseguir una verdadera protección por la complejidad de sus estructuras, la variabilidad de las formas parasitarias que adopta durante su ciclo de vida, la cronicidad de la infección y la dificultad para demostrar la eficacia de la vacuna en poblaciones humanas.
BIOLOGÍA MOLECULAR
Los clínicos y los epidemiólogos han sentido la necesidad de desarrollar procedimientos rápidos y precisos para los estudios biológicos, el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de las infecciones parasitarias. La tecnología se basa en el uso de los ácidos nucleicos. Un parásito se puede lisar por diferentes métodos y liberar los ácidos nucleicos, los cuales se pueden desnaturalizar e hibridizar. En los años setenta se desarrolló la metodología para el análisis del ADN como método equivalente a detectar la “huella digital” de los parásitos, con la identificación genotípica entre las especies. En la década de los años ochenta se perfeccionaron los métodos de hibridización del ADN, con los cuales se identifica el agente causal de muchas entidades, gracias a la llamada sonda de ADN. Es factible marcar con un radionucleótido, fluorocromo, enzima o molécula antigénica, un ADN, ya sea una espiral simple, un fragmento, un oligonucleótido o un plásmido ADN.38
Cada especie, subespecie o cepa biológica tiene su espiral de ADN con una secuencia específica. Una espiral simple de ADN del parásito con un marcador (sonda) sirve para capturar la otra espiral complementaria de este ADN, una secuencia suya o ARN de un parásito. El éxito de la identificación por hibridización se debe a la selección correcta de las sondas específicas. En 1985 se desarrolló una estrategia para ampliar una secuencia determinada de ADN y ARN en el laboratorio por la técnica descrita como la reacción en cadena de la polimerasa (PC, por su sigla en inglés de polymerase chain reaction).39 En ella se emplean dos oligonucleótidos sintéticos y específicos y la enzima polimerasa para ADN. Con ciclos de desnaturalización e hibridización, y con los oligonucleótidos cebadores o “primers”, para el fragmento de ADN que se requiera amplificar, se pueden generar billones de copias de la secuencia inicial. Esta amplificación enzimática en cascada se detecta mediante las sondas marcadas o se analiza directamente por técnicas de electroforesis en gel de agarosa.
EPIDEMIOLOGÍA
Desde tiempos inmemoriales, los parásitos fueron reconocidos como causantes de enfermedad humana, probablemente por el gran tamaño de algunos, lo que permitía observarlos cuando eran eliminados. La medicina de Persia y Grecia daba importancia a los parásitos e Hipócrates recomendaba métodos para su tratamiento. Desde la antigüedad, las religiones restringían la comida de carne de animales al relacionarla con la posible transmisión de parásitos.
Factores epidemiológicos
Los conocimientos científicos de las parasitosis están, por lo usual, bien establecidos si se comparan con otras enfermedades humanas. Se conocen bien las características biológicas de la mayoría de los parásitos, los mecanismos de invasión, la localización en el organismo, la enfermedad, el tratamiento y las medidas de prevención y control. A pesar de lo anterior, las infecciones parasitarias están ampliamente difundidas y su prevalencia es en la actualidad similar en muchas regiones del mundo, contraria a la que existía hace 50 años o más.40 Las razones para esto se derivan de la complejidad de los factores epidemiológicos que las condicionan y de la dificultad para controlar o eliminar estos factores, que se pueden resumir en los siguientes:
Contaminación fecal. Es el factor más importante en la diseminación de las parasitosis intestinales. La contaminación fecal de la tierra o del agua es frecuente en regiones pobres donde no existe una adecuada disposición de excretas (figura 1-1) o donde se practica la defecación en el suelo (figura 1-2). Estas costumbres permiten que los huevos y las larvas de helmintos eliminados en las heces se desarrollen y lleguen a ser infectantes. Las protozoosis intestinales se transmiten principalmente por contaminación fecal a través de las manos o los alimentos.
Condiciones ambientales. La presencia de suelos húmedos y con temperaturas apropiadas es indispensable para la sobrevivencia de los parásitos. Las deficientes condiciones de las viviendas, la ausencia de agua potable y la acumulación de basura favorecen la entrada de artrópodos vectores (figura 1-3). La existencia de aguas aptas para la reproducción de estos vectores condiciona su frecuencia alrededor de las casas o de los lugares de trabajo. La presencia de caracoles en las aguas es indispensable para que se complete el ciclo de los tremátodos.
Vida rural. La ausencia de letrinas en los lugares de trabajo rural es el factor predominante para la alta prevalencia de las parasitosis intestinales en esas zonas. La costumbre de no usar zapatos y de tener contacto con tierra contaminada condiciona la presencia de uncinariasis. La esquistosomiasis se transmite a través de la piel por contacto con aguas que tengan larvas. La exposición a picaduras de insectos favorece la infección con parásitos transmitidos por ellos como la malaria, la leishmaniasis, la enfermedad de Chagas, la filariasis, etc. (figura 1-4).
Figura 1-1. Contaminación fecal. Mal uso de las letrinas.
Cortesía: Carlos Alejandro Botero, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia.
Figura 1-2. Contaminación fecal. Defecación en la tierra y contaminación de fuentes de agua.
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Figura 1-4. Vida rural. Casa rudimentaria en zona rural.
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Deficiencias en higiene y en educación. La mala higiene personal y la ausencia de conocimientos sobre la transmisión y la prevención de las enfermedades parasitarias son factores favorables para su presencia. La ausencia de lavado o el uso de aguas contaminadas para lavar los alimentos crudos son causa frecuente de infecciones de origen fecal por vía oral, entre las que se encuentran las parasitosis intestinales (figura 1-5). Está bien establecido que, en el mismo país, los grupos de población que presentan las deficiencias anotadas tienen prevalencias más altas de parasitismo; estos grupos son los de nivel socioeconómico inferior que, a la vez, habitan zonas con deficiente saneamiento ambiental.