Meditación primordial. Daniel Taroppio

Meditación primordial - Daniel Taroppio


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la Meditación Primordial cumple el rol fundamental de enlazarlos y darles su sentido más profundo, es importante que dediquemos un pequeño espacio a reflexionar acerca de la integralidad.

      LA PRÁCTICA INTEGRAL

      La práctica integral es una concepción surgida de la Psicología Integral, que procura brindar una respuesta efectiva al anhelo de reunir nuestra búsqueda trascendente con nuestras necesidades cotidianas.

      La Psicología Transpersonal-Integral es la primera en la historia de la psicología académica y científica que reconoce la sabiduría milenaria de la humanidad, integrando dos grandes fuentes: las auténticas psicologías subyacentes en las grandes tradiciones espirituales de la historia y la psicología moderna.

      Para esta escuela, la Biblia, los Upanishads, los sutras budistas, la cábala, el taoísmo, el sufismo o el misticismo cristiano, no son simplemente compendios de mitologías, creencias y dogmas, sino que, trascendiendo sus versiones míticas e incluso fundamentalistas, descubre en ellos complejos sistemas de psicología que brindan herramientas para la comprensión y desarrollo de la personalidad y para su trascendencia.

      Por su parte, las tradiciones antiguas carecen por lo general de los aportes de la psicopatología y la psicoterapia, y por lo tanto sus dificultades aparecen cuando es preciso confrontar la sombra, los aspectos oscuros y por lo general negados de nuestra personalidad. Existen metodologías ancestrales para que una persona sana llegue a ser más sana y plena, y para evitar la enfermedad física y mental, pero la meditación no cura la neurosis ya instalada (aunque puede ayudar muchísimo), así como la psicoterapia no lleva a la iluminación (pero ayuda a dirigirse a ella). La Psicología Transpersonal-Integral propone la integración de estos dos caminos para llegar a la plena realización del Ser.

      Aunque nos cueste aceptarlo, es preciso reconocer que una persona con desequilibrios mentales, que se dedique sólo a meditar, puede terminar agravando su enfermedad. No se puede prescribir sólo trabajo espiritual para una persona que no está equilibrada, así como no se puede prescribir sólo terapia para una persona que está buscando el camino de la iluminación; es preciso integrar ambas disciplinas. Para honrar esta mirada tendremos que ser humildes y aceptar que hay otros caminos y profesionales que pueden completar los nuestros y así servir mucho mejor a quienes nos consultan o aprenden a nuestro lado.

      Somos una unidad bio-psico-socio-espiritual. El cuerpo (suponiendo que existe algo así en forma aislada) necesita comida, gimnasia, medicina física. La mente necesita conocer sus impulsos, sus instintos, su dimensión emotivo-afectiva, desarrollar sus facultades cognitivas y la posibilidad de relacionarse; y esto no se obtiene con la dieta ni con el trabajo espiritual aislándonos en la montaña. Para esto hay que “bajar al mundo”, y aquí es la psicoterapia la que logra los mejores resultados. Y albergamos una necesidad espiritual que requiere de un trabajo trascendente, como la contemplación, el yoga, el servicio, la oración y la meditación. Entonces ningún plano reemplaza al otro. El gran desafío de la Psicología Transpersonal-Integral, como lo afirma Ken Wilber, es “integrar a Freud con Buda” (o Cristo, Mahoma, Lao Tse o la sabiduría del Universo si así lo preferimos).

      El ego y sus disfunciones (egotismo y neurosis) no pueden ser trascendidos simplemente porque se los condene y critique o mirando hacia otro lado, pretendiendo que no existen. El rechazo del ego y la incapacidad de contemplarlo, comprenderlo y de esta manera sanarlo y trascenderlo, no es más que otra de las lamentables consecuencias de la disociación entre las tradiciones espirituales y la psicología moderna. Mientras las grandes tradiciones místicas nos han aportado maravillosas revelaciones del reino del espíritu, la psicología occidental nos ha develado los misterios de buena parte del inconsciente. Sólo una mirada que integre ambas perspectivas podrá brindarnos la anhelada libertad.

      INTEGRALIDAD, MEDITACIÓN, COACHING Y PSICOTERAPIA: AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

      Nuestra percepción de lo que rechazamos y consideramos que debería ser transformado no incluye sólo al mundo externo. Obviamente, también podemos auto-observarnos y rechazar algunos aspectos nuestros. Cuando esta percepción de lo que no nos hace bien en nuestro interior y el posterior trabajo de cambio se realizan de manera fluida, decimos que una persona está mentalmente sana, pues se transforma a sí misma y al medio ambiente de manera regulada, ecológica y satisfactoria. Sin embargo, esta función de autoobservación, detección de lo que no es satisfactorio y consecuente transformación, en muchos casos deja de operar de manera autorregulada. En estos casos el auto-rechazo se torna disfuncional y la persona pierde paulatinamente la capacidad de transformarse y transformar al medio ambiente de acuerdo con sus necesidades y respetando las de sus semejantes. Es entonces cuando aparecen el sufrimiento y, eventualmente, la patología.

      Hay una creencia muy generalizada en los medios espirituales y es la que afirma que el acceso a los planos espirituales o no duales de la realidad transforma mágicamente lo que ocurre en las dimensiones materiales o duales. Para decirlo en otros términos, desde esta errónea mirada, bastaría con que un esquizofrénico meditara para que su padecimiento mental se sanare. Existe también la contraparte, que afirma que la psicoterapia basta para reemplazar a una práctica espiritual sistemática.

      Del mismo modo, la psicoterapia no sustituye a la meditación. Si bien, correctamente instrumentada, constituye un excelente puente hacia la trascendencia, esto no implica que pueda llevar a los mismos resultados. De hecho, en muchos casos, hasta puede convertirse en un obstáculo.

      Cuando un camino espiritual no asume el plano de la mente y sus complicaciones, especialmente la sombra y las relaciones interpersonales, termina convirtiéndose en una evasión. Cuando la psicología tradicional no asume el plano del espíritu, la psicoterapia se convierte en un laberinto en el que nunca trascendemos el nivel del ego, y por lo tanto se vuelve infructuosa e interminable.

      Entonces, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. A Freud lo que es de Freud y a Buda lo que es de Buda.

      Interacciones Primordiales reconoce que las tradiciones espirituales nos han brindado las mejores herramientas para el estudio de los niveles superiores de la consciencia, mientras que la psicoterapia nos ha brindado las mejores herramientas para investigar los planos inferiores. Necesitamos una escalera para subir a la azotea y otra para bajar al sótano, si no, siempre un sector de la casa va a quedar descuidado.


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