Un lord enamorado. Noelle Cas

Un lord enamorado - Noelle Cas


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buen marido esta Temporada, será catalogada oficialmente una solterona.

      ―Ángela, desde lo de Morton, estoy decidida a mantenerme soltera el máximo tiempo que sea posible. Solo Edi y tú sabéis que Morton y yo mantuvimos relaciones antes de casarnos. Por ahora mi reputación sigue intachable. Si mi padre llega a realizar un buen matrimonio con algún caballero respetable, se daría cuenta de que no soy la mujer decente que aparento ser, que ya me acosté con otro hombre, aunque yo creía que iba a ser mi futuro marido. Eso a mi esposo no le va a sentar muy bien.

      ―En ese aspecto no puedo discutírselo, milady... a los hombres les sirve cualquiera mujer para divertirse, pero cuando un caballero piensa en casarse y tener herederos, busca a una mujer decente como compañera, pero lo que usted ha hecho no es nada reprochable, tuvo relaciones con el hombre que creía que iban a vivir juntos para siempre. La culpable es lady Pamela, que se le puso por los ojos a su prometido.

      ―Y no debemos olvidarnos de que Morton no estaba enamorado realmente de mí, sino de la fortuna que ofrecía mi padre como dote…

      ―Milady, ya verá que muy pronto va a conocer a un buen hombre que la va a querer como usted se merece.

      ―Eso espero… ―respondió Eve dudando. Pero todo lo que le había dicho era verdad. Tenía miedo a ser rechazada por el hombre que la escogiera como esposa cuando se enterara de que ya no era virgen. Pero, poco a poco, fue sacando esos pensamientos de la cabeza. Aunque había días como hoy, en el que dudaba, ella tenía muy claro que nunca se iba a casar. Ella deseaba convertirse en una solterona el resto de su vida. Ayudaría a su hermana pequeña Edi a ser feliz, y cuando esta se casara y tuviera hijos, sería muy feliz ayudando a criar a sus sobrinos.

      Ya cerca de las dos de la tarde, Eve y Edi salieron de sus respectivos dormitorios, cuando Amelia, el ama de llaves, les anunció que el carruaje de la invitada se estaba acercando por el camino de entrada de la propiedad; poco después, se detuvo en la puerta de la casa, un lacayo abrió la portezuela y ayudó a bajar a lady Martha Spencer, mientras las dos hermanas la esperaban impacientes en el salón dorado, donde tenían por costumbre recibir a las visitas.

      En cuanto lady Martha hizo acto de presencia en el salón dorado, tanto Edi como Eve se acercaron a saludar a la recién llegada.

      ―Buenas tardes ―comenzó diciendo Eve―, bienvenida a nuestra casa, lady Martha.

      ―Gracias, queridas ―respondió la mujer, mientras se sacaba la capa y se la entregaba a Amelia. El ama de llaves cogió la prenda y la colgó en el perchero que había en la estancia.

      ―Si no le importa, podemos sentarnos unos minutos, mientras la cocinera acaba de preparar la comida ―esta vez fue Edi la que habló. Las tres se acercaron al sofá. Eve y Edi esperaron con educación a que la invitada tomara asiento, poco después se sentaron ellas dos.

      ―He hablado con lord Mcpherson y me comentó que ustedes dos están muy interesadas en entrar en Almack`s ―siguió diciendo la mujer.

      ―Así es, lady Martha... para mi hermana y para mí, sería un honor poder pertenecer a tan prestigioso club ―respondió Eve.

      La mujer se llevó la mano al pelo, para colocarse un mechón de pelo que le colgaba. Eve pudo comprobar que era una mujer muy bella. Calculaba que Martha tendría cerca de unos sesenta años, pero que no los aparentaba, su rostro y su cuerpo se conservaban estupendamente.

      ―No me corresponde a mí sola tomar esa decisión ―siguió diciendo―, debo presentar la propuesta ante las demás patrocinadoras del club.

      ―Lo sabemos, lady Martha. Por eso queremos agradecerle que haya aceptado nuestra invitación tan pronto, sabemos que usted es una mujer muy ocupada.

      ―Para mí es un placer, yo era amiga íntima de su difunta madre. Y cuando lord Mcpherson me pidió el favor no pude negarme.

      Veinte minutos más tarde, Amelia entró en el salón y anunció que la comida estaba lista. Las dos hermanas asintieron y poco después, un lacayo las acompañaba al comedor de la casa; al llegar, otro abrió la puerta de la estancia e hizo un gesto para que las mujeres entraran en el comedor. Poco después, los mismos empleados separaron las sillas de las mujeres para que tomaran asiento. Luego, entraron dos doncellas que se encargaron de servir la comida. La cocinera, ese día, se había esmerado y preparó un menú exquisito. Un primer plato de sopa de mariscos, a lo que siguió un segundo plato de venado asado al horno con patatas y guarnición de una salsa especial; el plato principal fue trucha al horno aderezada con tomates, espárragos y pimientos.

      ―Pensé que lord Mcpherson nos iba a acompañar ―habló la mujer, mientras las doncellas y uno de los lacayos retiraban los platos y los cubiertos de la mesa.

      ―A nuestro padre le surgió un compromiso de última hora, pero él tenía muchas ganas de acompañarnos ―respondió Eve.

      La mujer se las quedó mirando fijamente y dijo:

      ―Las dos son unas mujeres muy bellas. Su padre está haciendo un gran trabajo con ustedes, a pesar de estar solo, está con dos grandes damas.

      Ambas hermanas se miraron agradecidas, esas palabras de la boca de lady Martha Spencer, una de las patrocinadoras de Almack´s, eran todo un halago. Ya que la mujer pocas veces hacía alabanzas como en esa ocasión.

      ―Desde que mamá murió, papá se vuelca cada día con nosotras, le parece poco todo lo que hace por sus hijas, Nuestro bienestar y nuestra educación, es lo que más le importa. Quiere vernos convertidas en grandes damas y que nos casemos pronto con buenos hombres ―siguió diciendo Eve.

      ―A... eso quería llegar yo, lady Eve ―continuó diciendo la mujer―, creo que usted ya tiene edad suficiente para casarse... si lo desea... yo puedo presentarle algunos caballeros interesados en casarse y formar una familia…

      ―Gracias por la ayuda, lady Martha, pero de momento no tengo intención alguna de casarme ―respondió Eve tajante.

      ―¿Y usted, lady Edi? ―preguntó la mujer posando la mirada en la hermana menor de Eve.

      ―Pues yo... todavía no he pensado en esa opción, acabo de cumplir los diecinueve años y soy muy joven para casarme ―dijo Edi.

      ―Tonterías, está usted en la edad perfecta para cazar a un buen partido, ¿qué quiere, convertirse en una solterona como su hermana? ―preguntó la mujer inquisitivamente arrugando el ceño.

      ―¡Por supuesto que no! ―exclamó Edi―, pero creo que todavía es pronto, soy debutante, mi presentación en sociedad fue la Temporada pasada.

      Siguieron con esa discusión largo rato. Pasadas las tres de la tarde, Amelia sirvió el té junto con una fuente de deliciosos pastelillos de chocolate cocinados por ella misma. Rato después, regresaron al salón dorado y continuaron charlando. La buena mujer estaba empeñada en buscarles un buen marido a las dos hermanas. Ambas estaban seguras que, si por lady Martha fuera, se iría de la casa con dos compromisos más añadidos a la lista, mientras seguía cosechando éxitos en su labor de organizar buenos matrimonios.

      Devon, ese día, había ido a comer a su club favorito y del que era socio. En el White´s se encontró con lord Archibald Shefford, quinto duque de Stanton. Después de comer juntos, decidieron unirse a una partida de cartas a la que se unieron cuatro caballeros. El White´s, era un club muy distinguido y selecto solamente para caballeros de la alta sociedad. No era muy habitual que Devon se uniera a una partida de whist tan temprano, se tomaba muy en serio sus responsabilidades. Pero los otros caballeros habían insistido tanto, que al final lograron convencerlo.

      Tan distraído estaba Devon, que ni siquiera fue consciente de lo rápido que estaba pasando el tiempo. Sacó del bolsillo la leontina de oro del reloj y se dio cuenta de que ya iban a ser las once de la noche. Había ayudado el hecho que ese día tuvo mucha suerte en el juego y desplumó a sus contrincantes. En ese grupo, se encontraba Morton Perkins, un joven que podía acceder al club gracias a su matrimonio con lady Pamela Hettford, una muy


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