Los potenciales psicologicos en la espiritualidad. Ramón Rosal Cortés

Los potenciales psicologicos en la espiritualidad - Ramón Rosal Cortés


Скачать книгу
como parece lógico, queremos leer los dos factores en el sentido de implicar de forma prioritaria la dimensión intelectual (teología) o la experiencial (experiencia), entonces “la experiencia concreta tiene, en cierto sentido, prioridad de valor respecto de la profundización teológica. Sucede, en efecto, que las realidades vividas preceden a su formulación oficial en vez de ser aplicación proporcionada de ella (V. Betti), palabras de comentario que, sin forzar el texto, lo leen como valoración importante del elemento de experiencia (Maggiolini, 1996, p. 209).

      Dentro de este clima de silencio sobre el tema de la experiencia que reinó en el periodo entre el modernismo y el Concilio, destaca la contribución de algunos teólogos católicos como Jean Mouroux, Edward Schillebeeckx, Hans Urs von Balthasar, Michel de Certeau, Karl Rahner, Leonardo Boff, Javier Pikaza y Giovanni Moiloli, por indicar sólo algunos (García, J.M., 2015, p. 197).

      1.2.5.Resumen de aportaciones de Juan Martín Velasco

      El filósofo de la religión que me ha aportado más y me ha resultado más convincente, respecto a la cuestión de la experiencia religiosa y, en especial, la experiencia mística, ha sido el español Juan Martín Velasco. He leído y estudiado con detenimiento buena parte de sus publicaciones, siendo abundantes las que abordan el tema de la experiencia religiosa (1973, 1976, 1989, 1993a, 1993b, 1995, 1996, 1999, 2004). Para los aspectos que destaco aquí resultan de especial interés: Experiencia religiosa, en C. Floristán y J.J. Tamayo (Eds.); Conceptos fundamentales del cristianismo. Madrid: Trotta, 1993b, pp. 478-496; El fenómeno místico. Estudio comparado. Madrid: Trotta, 1999. Aquí me limitaré a resumir algunas de sus ideas, a saber:

      1.2.5.1.De los distintos significados con que puede

       emplearse la palabra experiencia

      a) como experimento; b) como conocimiento acumulado por contacto prolongado con una situación, por ejemplo, tener experiencia sobre determinado tipo de trabajo profesional, o sobre la actividad artística o la política, o sobre viajar a países con culturas diversas; c) “forma de conocimiento que se caracteriza por constituir la captación inmediata de una realidad externa o interna al sujeto […] un conocimiento obtenido por contacto vivido con la realidad, en oposición al que obtenemos del análisis de un concepto” (Martín Velasco, 1993b, p. 480), es este último significado el que corresponde tener presente, al hablar sobre “experiencia religiosa”.

      1.2.5.2.La experiencia como componente fundamental

       de la fe religiosa

      El reconocimiento de que la experiencia religiosa constituye

      un componente fundamental y central del fenómeno religioso, que subyace a los elementos más visibles, que son los sistemas de creencias y de prácticas, y al que éstos remiten como expresiones o formulaciones del mismo (Martín Velasco, 1993b, p. 478).

      Refiriéndome, en una publicación anterior (Rosal, 2018), a las experiencias eclesiales sacramentales y, dentro de ellas, a la Eucaristía, ya subrayé que éstas serán meros ritos vacíos o mágicos, si no constituyen la celebración de experiencias cristianas previas, que luego son celebradas a través de las acciones simbólicas sacramentales, a la vez que energetizadas por éstas. Lo mismo hay que decir respecto a la relación de creencias que expresan el contenido de la fe cristiana. Si son auténticas, implican experiencias religiosas más o menos profundas, con el acompañamiento de percepciones, sentimientos, emociones, pensamientos, decisiones y actuaciones prácticas. Implican la aspiración a una vivencia de las actitudes propuestas por Jesucristo con su estilo de vida y sus enseñanzas.

      1.2.5.3.Clasificación de la experiencia religiosa en tres

       grupos

      Considerando las muy variadas formas de experiencia religiosa que pueden encontrarse en la historia de las religiones, Martín Velasco propone agruparlas en tres: a) experiencias de lo sagrado; b) experiencias de la presencia de Dios, c) experiencia mística.

      a) Experiencias de lo sagrado

      Lo peculiar de ellas queda, a mi juicio, admirablemente descrito en el siguiente párrafo:

      Lo peculiar de todas ellas es que constituyen momentos en los que la experiencia ordinaria, el estado habitual de la conciencia se ven desbordados por la irrupción de una realidad superior; constituyen situaciones en las que la conciencia ordinaria sufre una súbita o lenta y progresiva ampliación de su capacidad de captación. En esos momentos y situaciones el sujeto entra en contacto con nuevas dimensiones de la realidad que expresa en términos de profundidad o totalidad, asiste a una ampliación maravillosa de las fronteras de su conocimiento, trasciende la forma de conocimiento ordinario en términos de sujeto-objeto, se siente de alguna manera inundado por la realidad que se presenta y hasta misteriosamente identificado con ella, y padece una intensa conmoción afectiva que origina sentimientos de paz, gozo, sobrecogimiento, terror y maravillamiento (Martín Velasco, 1993b, pp. 483s.)

      Martín Velasco hace notar la afinidad entre este tipo de experiencia y las que Abraham Maslow –uno de los principales iniciadores del Movimiento de la Psicología Humanista– denominaba “experiencias cumbre”, que pueden referirse a valores como la Verdad, la Belleza, el Bien, la Unidad, a experiencias excepcionales de amor intenso, de captación de la grandiosidad del Universo, de admiración ante conductas humanas de calidad excepcional, etc. Son experiencias en las que, de alguna forma irrumpe lo eterno en el ser humano. A éstos cuatro trascendentales del Ser ha prestado profunda atención A. Gimeno-Bayón en su profundización sobre la experiencia transpersonal (Gimeno-Bayón, 2006).

      En el caso de las experiencias de lo sagrado se trataría de un tipo de experiencias cumbre, las que conectan con el ámbito de lo divino o de sus manifestaciones en el mundo. Ese ámbito que algunos filósofos de la religión denominan el Misterio.

      Con este término designamos, en este primer momento, esa realidad anterior y superior al ser humano que aparece en su espacio vital, cuando éste se introduce en el ámbito de lo sagrado y le fuerza a una reorganización del conjunto de su mundo y de su vida […] Dos rasgos caracterizan a la realidad designada con este nombre: su superioridad absoluta, su completa trascendencia y su condición de realidad que afecta íntima, total y definitivamente al sujeto (Martín Velasco, 1993c, pp. 1157s.).

      b) Experiencias de la presencia de Dios, con o sin mediación perceptiva

      En algunos casos va acompañada de algún tipo de percepción visual o auditiva, aunque en los casos en que esto no ocurre, la convicción sobre la realidad de esa presencia se experimenta con la misma fuerza. Este tipo de experiencias son propias de religiones teístas, en las que la Realidad divina se entiende como un Tú suprapersonal al que es posible escuchar y hablar.

      Entre los rasgos característicos de este tipo de experiencia se pueden anotar los siguientes. Constituyen “un hecho extraordinario” en la vida de los sujetos, un hito que divide la vida y del que señalan con todo cuidado las circunstancias de lugar y sobre todo tiempo […] Los sujetos viven estos acontecimientos atribuyendo a la experiencia que los constituye un índice elevadísimo de realidad que les lleva a concederles mayor crédito que al mismo testimonio de los sentidos. Se trata de experiencias de Dios, de Dios en persona, más allá de los nombres y las representaciones con que el sujeto le conoce en la experiencia ordinaria (Martín Velasco, 1993b, p. 485).

      Santa Teresa de Jesús vivió con abundancia esta clase de experiencias, tanto con apoyos perceptivos como sin ellos. Y es conocida la experiencia extraordinaria que vivió el filósofo Manuel García Morente, en ocasión de su conversión al cristianismo desde el ateísmo. A ella me he referido en otro lugar (Rosal, 2017).

      c) La experiencia mística

      La historia de las religiones muestra la presencia de esta clase de experiencias en muchas y diversas cosmovisiones religiosas. Pero tampoco faltan fuera de contextos no directamente religiosos, por ejemplo, en el marco de experiencias filosóficas o artísticas. Un párrafo descriptivo que nos ofrece Martín Velasco sobre lo más característico de ellas –refiriéndose a las formas religiosas– es el siguiente:

      Sin ánimo de ofrecer una definición precisa ni una descripción exhaustiva propongo como resumen de los


Скачать книгу