Cómo enseñar ajedrez. Ernst Bönsch

Cómo enseñar ajedrez - Ernst Bönsch


Скачать книгу
posición sólo puede alterarse por culpa de un error. Con juego correcto y sin errores, el equilibrio de la posición no puede alterarse. Sobre la base de estas consideraciones elaboró Steinitz su sistema de fundamentos estratégicos, cuyos aspectos capitales quedan formulados en los siguientes principios:

      • Descartar las grandes posibilidades en posiciones tranquilas, en las que sólo un accidente puede provocar el desenlace de la partida.

      • Evitar acciones de ataques esporádicos a favor de otras progresivas.

      Minar y explotar, en consecuencia, las debilidades de la posición enemiga.

      • Crear “puntos débiles”, sobre todo en la estructura de peones.

      • Tratar de conseguir mayoría de peones en el flanco de dama.

      • Mantener los peones del enroque en su posición inicial, a fin de que el rey tenga la mejor protección posible.

      • Utilizar el valor del rey como pieza fuerte.

      • Conquistar el mayor espacio posible y reagrupar, o sea, retroceder con las piezas y mantenerlas dentro de los márgenes del propio campo.

      • Emplear la fuerza de la pareja de alfiles en posiciones abiertas.

      Sin duda, estas recomendaciones y estratagemas ensancharon a la larga la concepción general del ajedrez. En efecto, pocos maestros se atrevieron a contradecir las opiniones de Steinitz. En su rígida formulación, sin embargo, no se tenían en cuenta lo suficiente algunos factores dinámicos. Así, por ejemplo, en lo relativo a las operaciones de las piezas. La pareja de alfiles siempre estaba considerada más fuerte que cualquier otro par de piezas menores. Igualmente, se sobrevaloraba la mayoría de peones en el flanco de dama y se menospreciaba la fuerza de los peones en el medio juego (Grekov, 1947, página 16).

      Con todo, los principios de estrategia progresiva preconizados por Steinitz no fueron, en general, entendidos por sus coetáneos. Más que por defectos del sistema, porque se requería la habilidad metódicopedagógica para exponerlo con claridad y hacerlo comprensible. Su discípulo, Siegbert Tarrasch (1862-1934) no sólo comprendió los principios del campeón mundial, sino también la necesidad de formularlos de manera adecuada, a fin de que adquiriesen una difusión universal.Tarrasch estuvo a la altura de la tarea y supo popularizar, gracias a su capacidad didáctica, las teorías de Steinitz, enriqueciéndolas con los conocimientos de nuevas variantes de apertura de su propia cosecha. La orientación esencial de sus enseñanzas destacaba la legitimidad estratégica de las jugadas, basándose en continuaciones profundamente analizadas. Sus brillantes comentarios y sentencias calaron en el gran público aficionado. Además, si fuese precisa una demostración práctica, Tarrasch no podría ser más convincente, puesto que su gran éxito en los torneos internacionales de su tiempo daba fe de su fuerza de juego, argumento irrefutable para que, con los muy apreciados comentarios de sus partidas, pudiese crear escuela, pasando a convertirse en el instructor de generaciones de ajedrecistas.

       Siegbert Tarrasch

      Sus libros 300 Schachpartien (300 Partidas de ajedrez) y Die moderne Schachpartie (La moderna partida de ajedrez) son obras consideradas clásicas. En Das Schachspiel (El juego del ajedrez) expuso de forma sistemática sus conocimientos teóricos y prácticos, a fin de que el jugador pudiese aprender de forma esquemática las nociones relativas a la apertura, el medio juego y el final. Una declaración magistral suya, por cierto, en el prólogo, “en ajedrez no todo está claro y ni siquiera los manuales de enseñanza, que tratan de ser sencillos, con sus métodos habituales, consiguen transmitir del todo los fundamentos del ajedrez. Con la lectura de mis libros, hasta un niño, con la misma facilidad con que aprende el idioma, acabará estando en condiciones de pronunciar una conferencia sobre la gramática del alemán” (Tarrasch, 1931, página 1).

      En contraste con sus primeros libros, se dedicó a explicar el final, comenzando por los mates de dama y torre, la lucha de dama contra torre, y de dama contra peones avanzados. Después de 44 páginas, lleva a cabo una “breve recapitulación del contenido desde el principio”, con una enumeración de las nociones técnicas fundamentales, imaginando, tanto para las blancas como para las negras, no sólo la jugada, sino también las posibilidades para cada bando, así como las consideraciones relativas al enroque corto y largo. Además de estudiar las complejidades que suponen los finales de piezas y peones, acuñó la que pasaría a ser una tesis fundamental en los finales de torres y de torres y peones.

      “La torre debe situarse detrás de los peones pasados: detrás de los peones enemigos para impedir su avance, y detrás de los propios para apoyarlos.” (1931, pág. 75.)

      Por primera vez se trata en un manual de las dificultades inherentes al medio juego, extrayendo de la práctica combinaciones típicas y agrupando los distintos ataques por motivos temáticos. Así, hay posiciones comentadas sobre el tema de la clavada y del ataque doble, ataques al peón f, ataques sobre la columna f, ataques sobre los puntos débiles f2 y f7, ataques sobre las columnas g, b, h y a, así como advertencias sobre los peligros del enroque largo.

      Tarrasch le concedía a la táctica una importancia primordial en el medio juego. Había aprendido de Steinitz que quien tenía mayor potencial en la posición debía proceder al ataque. En posiciones igualadas se trataba de crear puntos fuertes en el campo propio y puntos débiles en el campo enemigo. Lo importante en cada posición de ese tipo es encontrar la jugada correcta. “Cada posición plantea un problema concreto y cada posición requiere, por tanto, una respuesta concreta a ese problema. Lo que debe hacer el jugador es encontrar la jugada que resuelve el problema, que suele ser única.” Cuando el jugador tiene una posición ventajosa, la situación difiere. “Cuando se cuenta con ventaja, suele haber más de una buena jugada a disposición del bando con superioridad, en cuyo caso no se trata de encontrar la jugada correcta, sino la jugada más fuerte.” (Tarrasch, 1931, pág. 306.) Esta declaración absoluta acerca de la solución de los problemas se encuentra, naturalmente, a medio camino de la verdad.Tarrasch no parecía tener en cuenta el factor adversario, algo que se encargaría de poner de relieve la magistral concepción de Lasker.

      También se encuentran numerosas declaraciones doctrinarias de Tarrasch a propósito de las aperturas o de cuestiones estratégicas. Así, por ejemplo, consideraba a los peones retrasados en una columna abierta como “una grave desventaja posicional”. El dominio del centro era cuestión imperativa. El descuido del centro y los fianchettos eran “estrategia cobarde y mezquina”, por lo que no se encuentran en su práctica. Como “partida verdaderamente horrible” y “caricatura de partida” calificó a una lucha del torneo de Mährisch-Ostrau de 1923, en la que se jugó la Variante Simétrica de la Apertura Inglesa, hoy perfectamente respetable, que había comenzado así: 1

f3
f6 2 c4 c5 3 g3 g6 4
c3
c6 6 d3 0-0 7
e3 d6 8
d7 10 0-0
c8 11 a3 a6 12
b1
b8 13 b4 cxb4 14 axb4 b5, etc.


Скачать книгу