Cómo enseñar ajedrez. Ernst Bönsch

Cómo enseñar ajedrez - Ernst Bönsch


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lo cual no impidió que la Defensa Caro-Kann adquiriese, a posteriori, una gran popularidad. Sus investigaciones teóricas acerca de la Defensa Francesa y el Gambito de Dama entran en contradicción con la moderna teoría. Se mantienen vigentes, sin embargo, su variante 1 e4 e6 2 d4 d5 3
d2 para combatir la Defensa Francesa, como alternativa posicional a 3
c3, que propiciaba numerosos ataques, y su idea de atacar inmediatamente el centro en el Gambito de Dama, después de 1 d4 d5 2 c4 e6 3
c3, con 3 ... c5, que en todos los manuales se denomina Defensa Tarrasch.

      Ansioso por formular y aplicar a su juego los postulados estratégicos de Steinitz,Tarrasch forjó reglas y principios que permitiesen captar los fundamentos esenciales del ajedrez, creando una teoría lógico-formal de conocimientos básicos y tesis que, en definitiva, sirvieron de enseñanza a diversas generaciones de jugadores en el siglo XX. No en vano la Escuela Steinitz-Tarrasch sigue siendo muy respetada.

      Naturalmente, todos esos fundamentos, por correctos que fueran, y sus verdades supuestamente absolutas constituían una traba para la creatividad y la captación de rasgos peculiares, cayendo en conjunto en un pesado doctrinarismo. En Tarrasch la “fuerza de juego” y la abstracción pasaban por encima de toda otra consideración, constituyendo un lastre negativo en la evolución del ajedrez.

      La explicación del elemento lucha en la partida le correspondería a un gran jugador, nacido en la segunda mitad del siglo XIX, que ilustraría la importancia de ese factor en los planos teórico y práctico. Enmanuel Lasker (1868-1941) resultó un personaje decisivo para la historia del ajedrez. A los 26 años conquistó el título de campeón del mundo, participando desde entonces en los torneos internacionales más importantes, en los que generalmente consiguió el primer premio, además de ocuparse de difíciles problemas matemáticos y filosóficos, y publicar escritos teóricos sobre ajedrez, por no mencionar que llegó a ser uno de los mejores jugadores del mundo de bridge, creando incluso el club social Laska, y un experto en el juego japonés del Go. Estudió Matemáticas y Filosofía en la Universidad Humboldt de Berlín, y se doctoró en 1900, en la Universidad de Erlangen, con la tesis Acerca de la teoría de las progresiones y los números finitos. En 1905 publicó su trabajo matemático Sobre la teoría de los módulos y los ideales. Una interesante reflexión sobre su obra se encuentra en el libro de J. Hannak, Emanuel Lasker, Biographie eines Schachweltmeisters (Enmanuel Lasker, Biografía de un campeón mundial de ajedrez), de 1952, y en la serie de artículos de Robert Hübner para la revista Schach (en 1999). En la pequeña zona comunal de Thyrow, en Brandenburgo, en el año 1994 se conmemoró el centenario de su triunfo sobre Steinitz (el match celebrado en Nueva York, Filadelfia y Montreal), inaugurando una calle con su nombre. En 1962 y 1968 se organizaron en Berlín torneos en su memoria, en 1998 en Postdam, y en 1996 se iniciaron regularmente en Thyrow.

       Enmanuel Lasker

      Lasker desarrolló las teorías y estratagemas esenciales de Steinitz, realizando un nuevo paso cualitativo adelante al elaborar su propia teoría de la lucha contra la personalidad psíquica del oponente. En contraste con la concepción del antiguo maestro de ajedrez, Lasker concentraba sus reflexiones ajedrecísticas sobre la personalidad de su adversario. Mientras que Steinitz y Tarrasch buscaban la mejor jugada objetiva en cada posición, lo que le interesaba a Lasker era encontrar la jugada más molesta para su oponente. En su concepción, la jugada más fuerte estaba relacionada con el carácter de su rival, de quien estudiaba sus puntos fuertes y débiles, sus defectos como jugador, además de las tendencias características de su estilo. El conocimiento de los rasgos psicológicos del enemigo le permitía a menudo llevar la lucha a un terreno en el que podía inducirle a incurrir en riesgos, como un juego agresivo, de consecuencias fatales para él. Por otro lado, no siempre las posiciones con mayores dificultades exigían, en función de ese enfoque, la más intensa reflexión analítica. Sea como fuere, Lasker demostró la eficacia de su juego en el match por el campeonato mundial que se celebró en Berlín, en 1908.

      Para Lasker el significado del ajedrez tenía como protagonista inequívoca la lucha. Los conocimientos y las categorías estéticas jugaban un papel de segundo orden. Lo más importante era la voluntad del contrincante en juego. De ahí que llegase a desarrollar una teoría propia, su Machologie (tratado de la lucha), con la que pretendía diseñar al jugador de ajedrez perfecto, y según la cual todos los métodos de lucha debían formar un entramado con los conocimientos, la lógica y la experiencia personal. A ese tipo ideal de jugador le llamó Macheiden. Así, más que buscar una estrategia óptima, consideraba que (puesto que las circunstancias son cambiantes) cada situación era especial y, por tanto, requería un tratamiento específico, y ésa era su concepción del ajedrez ideal. Según Hannak, en su juego “no sólo intervenían las reglas del ajedrez y su enorme caudal de variantes y combinaciones, sino también el total impulso del ser humano, con su espíritu y su inteligencia, su anhelo de belleza, su sentido de la libertad y sus aspiraciones a la inmortalidad.” (1952, pág. 154.) Lo que Hannak entendió, quizás expresado de forma peculiar, fue que para Lasker resultaban tan importantes como la excelencia puramente técnica los factores de personalidad que estaban en liza, para conseguir la más alta calidad de juego. Naturalmente, la confluencia de una motivación predeterminada, más las consideraciones teóricas debidas y una correcta valoración de las posibilidades, aun sin ser poco, no garantiza la partida “perfecta”. Por alto que sea el nivel de comprensión del ajedrez, el pensamiento tiene una fuerte tendencia subjetiva, y como en los viejos tiempos de las computadoras de ajedrez cuyo algoritmo les inculcaba elementos positivos en la apertura y el final, a menudo se extraviaban en la complejidad del medio juego.

      La conducción psicológica de la lucha ajedrecística tiene hoy en día un lugar preponderante en la orientación de la práctica de torneo al más alto nivel. Siguiendo las enseñanzas de Lasker, en la preparación competitiva ha pasado a primer plano el conocimiento del adversario y de su repertorio de aperturas. El pensamiento específico de Lasker acerca de la teoría de la lucha queda reflejado en la noción “sentido común”. Precisamente en 1895 publicó su libro The Common Sense in Chess (El sentido común en ajedrez) en el que condensaba sus experiencias y brindaba consejos, con aportaciones didácticas de la historia del ajedrez. En 1924 publicó una versión alemana aún más elaborada, bajo el título Gesunder Menschenverstand im Schach, de idéntico significado. A lo largo de doce capítulos realizaba una exposición progresiva de los principios, partiendo de una explicación de la fase inicial (capítulos 1 al 6), la puesta en marcha del ataque (capítulos 7 y 8), la defensa (capítulo 9) y el final (capítulos 10 al 12).Todos los principios proceden de una lógica común, vinculada a la lucha. En una forma clara y amena explica, en especial, los motivos fundamentales de la estrategia y la táctica que se nos revelan de forma transparente, constituyendo una obra aún hoy considerada capital en la literatura ajedrecística.

      En la segunda mitad del siglo XIX los conocimientos científicos se fundieron con las concepciones estratégicas del juego, completando una etapa esencial en la historia del ajedrez. Siguiendo la tesis de Steinitz acerca de las posiciones igualadas, y los principios resultantes en todos los aspectos, se consolidaron gracias a la normalización de Tarrasch y a las competentes interpretaciones pedagógicas, lo que dio lugar al surgimiento de una “Nueva Escuela” en ajedrez. Lo que hasta entonces eran consideraciones subjetivas pudieron refundarse en válidos principios estratégicos.


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