Cómo enseñar ajedrez. Ernst Bönsch
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El detonante de una genial, aunque no del todo correcta, combinación. Más sólida era 19
Bajo la influencia de Anderssen, el ajedrez experimentó en Alemania un notable desarrollo, siguiendo la tendencia de las grandes naciones ajedrecísticas, Francia e Inglaterra. En Berlín, por ejemplo, surgió una pequeña pero activa comunidad de jugadores entusiastas, entre los que destacaban Ludwig Bledow, Rudolph von Bilguer,Thassilo von der Lasa, Wilhelm Haustein, Benjamin Horwitz, Karl Schorn y otros. A la cabeza de la pléyade berlinesa se hallaba el profesor de instituto Ludwig Bledow (1795-1846). Fue el creador de la Berliner Schachgesellschaft (Asociación de Ajedrez berlinesa) y el impulsor de la revista Deutsche Schachzeitung, cuyo primer número apareció el año de su muerte. Su estilo, de orientación táctico-ofensiva, sentó las bases de la denominada “Escuela Berlinesa”. A pesar de su eventual cooperación con Anderssen, los miembros de la Escuela Berlinesa le oponían a éste los principios de Philidor, de los que fueran propagadores.Aunque los miembros de la Escuela Berlinesa no fueron activos jugadores de torneo, sí desplegaron un gran trabajo de estudios teóricos, a menudo colectivos. Fueron los primeros en impulsar una nueva forma de entrenamiento en ajedrez, con la revisión, estudio y análisis conjunto de partidas. A medida que se propagaban las publicaciones de ajedrez, la posibilidad de utilizar el material de torneos y match permitía a los inquietos berlineses someter a un riguroso análisis crítico las partidas, haciendo progresar considerablemente la teoría de aperturas. Rudolph von Bilguer (1815-1840) concibió el proyecto de llevar a cabo una obra monumental acerca de la teoría ajedrecística que, tras su muerte, se vería culminada por su amigo Tassilo von Heidebrand und der Lasa (1818-1899). En 1843 vería la luz el Handbuch des Schachspiels... (Manual de Ajedrez...), concebido e iniciado por P. R. v. Bilguer, y continuado y finalizado por su amigo v. d. Lasa. Conocido más tarde como el Handbuch o, simplemente, el Bilguer, el libro tendría una enorme popularidad a todo lo largo del siglo XIX. Su principal cualidad era que se trataba de un metódico trabajo de recopilación de las líneas de juego en la apertura, presentando además una cuidadosa evaluación de las posiciones. Se dice que Carl Schlechter copió a mano las 1.040 páginas del tratado, con sus variantes dispuestas en forma de columna y las recomendaciones acerca del juego en el final. Con este trabajo, ambos autores impulsaron fuertemente la teoría de aperturas, que serviría de modelo y estímulo para los teóricos del ajedrez que surgirían en el siguiente siglo, en la década de los años veinte.
2.3 Nociones estratégicas fundacionales de Steinitz y Tarrasch, y la lucha psicológica de Lasker
No por casualidad, el desarrollo social del ajedrez fue propiciado por el desarrollo paralelo de las fuerzas productivas en la época del capitalismo naciente, a la vez que progresivamente se iba reflejando una mayor exigencia de los ajedrecistas en las consideraciones teóricas del juego.
Las consecuencias favorables de esas transformaciones sociales fueron una mayor facilidad para viajar, que, sumado a los frecuentes encuentros en los torneos con los nuevos libros, propició la expansión teórica del juego y la mayor influencia del elemento deportivo, comenzando el nivel de los resultados a ser un factor y una perceptible evidencia de progreso en todas las fases de la partida.
Importantes investigaciones se habían llevado a cabo en el terreno de las aperturas, y seguían produciéndose. Sin embargo, los estudios sobre finales eran inexistentes y su teoría se reducía a los principios formulados en su día por Philidor, acerca del valor de los peones. Así estaban las cosas hasta que Wilhelm Steinitz (1836-1900), el primer campeón del mundo oficial, sometió a una minuciosa revisión crítica las tres fases del juego. Además de prestarle atención a la apertura, Steinitz estudió con detenimiento la legitimidad estratégica de las jugadas en sí. En cada acción de sus propias producciones, gracias a su fundada explotación de los esfuerzos del joven jugador combinativo, podía fortalecer en cada partida su posición, en virtud de sus superiores conocimientos estratégicos. Sus actuaciones en torneo confirmaban su fuerza. Él mismo lo describía así: “En los torneos de París de 1867 y Baden-Baden de 1870 conquisté el primer premio con suma facilidad, siendo yo mismo el primer sorprendido. Considero que el bonito juego de combinación practicado por los demás jugadores no tiene la necesaria consistencia. El examen posterior de las partidas ha puesto de manifiesto una debilidad, pues más de una vez mis contrarios se han dejado seducir por la perspectiva de un feliz sacrificio que a la postre se reveló incorrecto.Tengo el convencimiento de que una variante de apertura jugada correctamente no puede permitirle a uno de los bandos una ventaja tan fuerte que justifique un ataque combinativo. Después de todo, un ataque de esas características sólo puede tener éxito cuando la posición contraria se halla debilitada. Ese motivo me ha hecho reflexionar y mi conclusión al respecto me ha permitido extraer un método sencillo y eficaz para provocar y explotar debilidades en la posición enemiga.” (Citado por Bachmann, 1924, página 118).
Wilhelm Steinitz
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