El juego y los alumnos con discapacidad. Mercedes Ríos Hernández

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sobre un ámbito del que se desconoce mucho más de lo que acostumbramos a suponer y abastacer así de recursos para un análisis detallado de la situación.

       CONCEPTO Y VARIABLES QUE DETERMINAN LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES

       Concepto

      Una primera clarificación, en este campo, debe referirse a la terminología

      Se denomina déficit auditivo al trastorno sensorial caracterizado por la pérdida de la capacidad de percepción de las formas acústicas, es decir, por la pérdida de la capacidad auditiva.

      Así, el deficiente auditivo, será la persona que presenta un déficit auditivo sin especificar ni el grado, ni el tipo concreto de dicha pérdida.

      El término sordera puede reservarse, y así se hace en muchas ocasiones, a los déficits auditivos severos y profundos. Al referirnos a ellos se incide en el grado de estas pérdidas. De esta forma, entramos en contacto con una de las variables que definen y delimitan el déficit en cada uno de los casos. Concretamente hablamos del grado de pérdida auditiva, cuya importancia debe considerarse en el contexto de las diferentes variables que delimitan el perfil diferencial de cada situación particular.

       VARIABLES QUE DETERMINAN LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES

      Mencionábamos en la introducción que cualquier intento de aproximación al mundo del déficit auditivo, si pretende ser mínimamente riguroso y eficaz, debe contemplar el hecho de la diversidad en el campo de la sordera.

      Decíamos que de la misma forma que reconocemos la existencia de diferencias individuales entre aquellos que oyen con plena normalidad, en el caso de las deficiencias auditivas debemos aceptar el mismo punto de partida. Ello quedaría justificado en la doble premisa siguiente:

      1. El grado de pérdida auditiva, la gravedad del déficit, aún siendo un indicador de gran importancia, es un indicador limitado para la definición exacta de las necesidades reales de la persona.

      2. El perfil de estas necesidades viene determinado por un conjunto de variables que delimitarán un caso individual e irrepetible, singular en sus posibilidades y en sus limitaciones.

      Estas variables se pueden agrupar en dos grandes bloques:

       1. Variables directamente relacionadas con el déficit

       2. Otras variables que inciden en el desarrollo global

       1. VARIABLES DIRECTAMENTE RELACIONADAS CON EL DÉFICIT

      1.1. El tipo de deficiencia auditiva

      1.2. El grado de pérdida auditiva

      1.3. El momento de aparición del déficit

      1.4. La ayuda y la adecuación protéticas

       1.1. El tipo de deficiencia auditiva

      Básicamente, podemos distinguir dos tipos de deficiencias auditiva¨:

      a. De transmisión

      b. De percepción o neurosensoriales

      a. De transmisión

      Hablamos de sorderas de transmisión cuando su origen se sitúa en el oído externo u oído medio, en el tímpano o en la cadena de huesecillos.

      En estos casos es posible incidir médica o quirúrgicamente y, en consecuenca, el pronóstico es suficientemente favorable.

      Este tipo de sordera plantea problemas que afectan a la audición en su vertiente cuantitativa.

      b. De percepción o Neurosensoriales

      Cuando el problema se sitúa a nivel de oído interno, de nervio auditivo o de zonas auditivas cerebrales.

      Éstas son las sorderas más graves y permanentes.

      Su pronóstico es también más complejo a nivel médico y la génesis de necesidades especiales –educativas, sociales, etc.– puede ser también mucho mayor, pues la afectación de la audición no es sólo cuantitativa, sino también cualitativa. La calidad de lo que se oye, de cómo se oye, queda fuertemente cuestionada.

       1.2. El grado de pérdida auditiva

      Tal como ya ha quedado señalado, el grado de pérdida auditiva es una de las variables más importantes.

      Efectivamente, aunque en la introducción señalábamos que cabe considerar el conjunto de variables para poder analizar cada caso en particular, el grado de pérdida auditiva puede tener una determinante influencia en el desarrollo de las habilidades lingüísticas, cognitivas y sociales. Una determinante influencia, pues, en la delimitación de las necesidades educativas de cada caso.

      El grado de pérdida auditiva se determina mediante diferentes tipos de pruebas de las cuales las audiometrías son las más conocidas. Toda audiometría tiene dos parámetros fundamentales, intensidad y frecuencia, y mediante ella se determina el nivel o grado de pérdida auditiva. Según este nivel o grado, las sorderas se clasifican en:

      a. Sorderas leves o ligeras: pérdidas entre 20 a 40 decibelios (db)

      b. Sorderas medias: pérdidas entre 40 a 70 db

      c. Sorderas severas: pérdidas de 70 a 90 db

      d.Sorderas profundas: pérdidas superiores a 90 db

      En una primera aproximación podríamos realizar la siguiente descripción:

      a. Sorderas leves o ligeras

      Hay percepción del habla, pero no de la totalidad de los contrastes fonéticos. Este tipo de pérdidas, pueden estar en la base de algunas dislalias.

      Las personas con este tipo de pérdidas suelen realizar un sobreesfuerzo para mantener la atención en conversaciones cotidianas, lo que puede redundar en situaciones de fatiga, etc.

      b. Sorderas medias

      Dificultad en la percepción del habla. Los contrastes fonéticos quedan difusos.

      Las sorderas de este nivel suelen estar en la base de retrasos del lenguaje.

      c. Sorderas severas

      Las personas con este nivel de pérdidas pueden percibir sonidos ambientales y sonidos vocálicos, pero difícilmente los consonánticos.

      No hay, en estos casos, un desarrollo espontáneo del lenguaje.

      d. Sorderas profundas

      No hay percepción del habla, sólo de los elementos suprasegmentales como algunos elementos prosódicos: melodía, ritmo, etc.

      No hay, tampoco en estos casos, un desarrollo espontáneo del lenguaje y las cualidades de la voz suelen estar alteradas.

       1.3. El momento de aparición del déficit

      Sin lugar a dudas, ésta es una de las variables con mayor peso específico a la hora de delimitar el perfil real de las características de la persona con un déficit auditivo y de sus necesidades. En este caso, hablamos de:

      a. Sorderas prelocutivas

      b. Sorderas post- locutivas

      a. Sorderas prelocutivas

      Son sorderas previas a la adquisición del habla, aproximadamente a los tres años de edad.

      En estos casos, el niño ha tenido un nulo o escaso contacto con el “mundo sonoro” en general y con el lenguaje en particular.

      En consecuencia, han de aprender un lenguaje que es totalmente nuevo y ajeno o, como mínimo, que no han llegado a desarrollar en forma de una estructura lo suficientemente


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