Juan Bautista de La Salle. Bernard Hours

Juan Bautista de La Salle - Bernard Hours


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de los habitantes, además de los doce ejecutores testamentarios, a varios canónigos, los doce párrocos de la ciudad, los abades de San Remí, San Nicasio y San Denis, y los superiores de los agustinos, los capuchinos, los carmelitas, los cordígeros, los jesuitas y los dominicos. Ella concluye de manera unánime sobre la utilidad de la fundación. Quedan por obtener las cartas patentes del rey: Luis XIV las firma en San Germán a comienzos de febrero de 1679 y el Parlamento las registra el 17(50).

      Juan Bautista llevó su misión a término. Para defender el proyecto tal como lo había concebido Roland, él debió conocer con cuidado las constituciones de las Hijas del Niño Jesús. Igualmente, se percató de las resistencias que esta fundación suscitó y pudo identificar quiénes eran los principales adversarios y por cuáles razones. Él adquirió una visibilidad en el espacio institucional remense, tanto civil como eclesiástico. Esta operación fortaleció también su posición entre sus parientes y aliados. En efecto, la fundación reunió los dones de varios miembros de la nebulosa familiar, comenzando por los de Elisabet Cocquebert, viuda de Juan Lespagnol, y de Nicole Marlot, viuda de Juan de La Salle. Pero esta experiencia no hizo mella en su idea de su vocación.

      Su intención es obtener el birrete de doctor; sin embargo, no se puede consagrar a ello por completo. En efecto, Guillermo Rogier está acaparado por su parroquia de Mouzon y es necesario que alguien lo supla como superior de la comunidad, al menos temporalmente. Corresponde a Juan Bautista jugar ese papel y hasta agosto de 1680 él asiste a las hermanas en la gestión, en cierta forma como un «padre temporal» sin llevar el título. Por lo demás, es a él a quien Roland antes de morir entregó los contratos y facturas de crédito o débito de la comunidad. Entre el 26 de mayo y el 3 de junio, él obtiene de los donantes la confirmación de sus compromisos. En septiembre establece una cuenta de tutela para dos hermanas, María y Ágata Blondel. En octubre de 1679 levanta un informe sobre todos los bienes y rentas de la comunidad. Mientras tanto, coloca tres cuartos de la suma salida de la sucesión de Roland, adquiere un inmueble en provecho de las hermanas, renueva varios de sus contratos de arrendamiento. Pero es muy probable que sus lazos con la comunidad del Niño Jesús no se limiten a la gestión. Sin dar la fuente, Aroz reporta «una tradición interrumpida», según la cual Juan Bautista fue con regularidad durante varios años a decir la misa en la capilla revestido de los ornamentos sacerdotales de Roland. Tradición tan inverificable como verosímil: sería justamente durante una de esas visitas que él habría encontrado a Adrián Nyel.

      Una última cuestión se plantea: la paternidad de varios escritos de Nicolás Roland, atribuida por algunos a Juan Bautista. Los Avisos dados por el finado señor Roland, teologal de Reims, para la guía de personas regulares, aprobados por Blanzy y Hardy, pueden datar de 1686 y los publicó el canónigo Leflon. El autor se complace en:

      asegurar haberlos aprendido de él mismo, cuando tuve la dicha de practicarlos durante su vida, cuando su corazón y el mío se desahogaban sobre todo lo que Dios nos inspiraba en relación con su casa y la conducta que él deseaba hacerles guardar.

      Sin embargo, es más seguro que se trate de Guillermo Rogier, condiscípulo y amigo íntimo de Roland, perfectamente en su posición de exsuperior de la comunidad del Niño Jesús (el renunció a su cargo a más tardar en enero de 1684), quien redactara los avisos de su fundador, tanto más que él dio la última mano a las constituciones de la congregación en 1683. Aroz (1972a) demostró también que no se podían atribuir a Juan Bautista otros tres textos: Las memorias sobre la vida del señor Roland, Máximas dadas de viva voz por el finado señor Roland, teologal de Reims, a la comunidad del santo Niño Jesús para la guía de personas regulares, y Avisos que él dio de viva voz (CL 38, p. 105).

      Adrián Nyel nace en 1621, quizás en Laón, donde uno de sus tíos es canónigo de la catedral (Poutet, 1970, t. I, p. 49, n.º 47; Poutet y Vermeulen, 1988, CL 48, pp. 20-32). En septiembre de 1657 la Oficina de los Pobres Válidos de Ruan le atribuye una pensión anual de cien libras para instruir a los «niños de la oficina» en lectura, escritura y catecismo, por una parte, y asumir la responsabilidad de la «economía general» del establecimiento, por otra. El contrato hace de Adrián, de alguna manera, el director de las escuelas del Hospital General, establecidas en 1654 para la instrucción de los «pobres, niños y niñas, a partir de la edad de ocho años […] en la piedad y la religión católica, en la lectura y la escritura, e incluso empleados en las obras y oficios en los cuales ellos serían instruidos» (citado en Poutet, 1970, t. I, p. 494). Mientras en Reims los poderes públicos manifiestan reticencia, los de Ruan apoyan el desarrollo de las escuelas gratuitas. Con el respaldo de la Oficina de Finanzas de la Circunscripción de Ruan, la Oficina de los Pobres Válidos está en capacidad de abrir varias escuelas para los niños pobres entre los años 1650 y 1660. A su alrededor, Nyel reagrupa maestros que terminan por formar una pequeña comunidad: un acta de 1666 los califica de «hermanos», comenzando por Nyel, a quien hasta ese momento llamaban señor o maestro. Al final de la década cada uno de los cuatro barrios de Ruan posee una escuela gratuita para los niños.


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