Juan Bautista de La Salle. Bernard Hours

Juan Bautista de La Salle - Bernard Hours


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o explícitos que tuvieron.

      Interesante, por decir lo menos, su aproximación a los hechos de Parmenia. De alguna manera le «quita» romanticismo a las versiones expresadas por Maillefer y Blain, pero lo sitúa en los hechos más probables, de acuerdo con la cronología ya establecida, así como su contundente afirmación de que La Salle no había, de hecho, abandonado el gobierno del Instituto.

      Pero, por situarlo en la historia no le quita el profundo significado que Parmenia ha tenido en la vida de los Hermanos de nuestras generaciones.

      Sin embargo, más allá de la rigurosidad de su trabajo, la exactitud del uso de las fuentes y los datos objetivos, su capacidad de contrastar las investigaciones en las que se basó (de las que da fe la prolija bibliografía), nunca es posible afirmar que una biografía, aunque crítica, sea la última palabra sobre un hombre y un momento histórico. Tal como dijera Étienne Le Goff en el prefacio a una reedición de la inmortal obra de Marc Bloch: «La “facultad para aprehender lo vivo […] es la principal calidad del historiador” y no se adquiere ni se ejerce sino “por un contacto permanente con el presente”. La historia del historiador comienza por hacerse “hacia atrás”».

      En otras palabras, si La Salle ha tenido la capacidad de inspirar y apasionar a tantos lasallistas, Hermanos y seglares, hombres y mujeres, durante tres siglos y medio, seguramente otras generaciones harán otras biografías críticas que les podrán ayudar a entender su tiempo y un hombre de su tiempo que generó vida y dejó huella con capacidad de germinar de nuevo.

      Permítanme aquí una nota y una invitación importante. La película El señor de La Salle, sin duda una bella obra artística de difusión de la vida del Fundador, está más inspirada en una novela que en la historia. Su objetivo no es la rigurosidad de los hechos, sino una versión visual para comunicar el valor de una vida como la de Juan Bautista de La Salle. Sin embargo, ha quedado tan grabada en la mente y el corazón de los lasallistas, especialmente del mundo hispanohablante, que podemos tener la tentación de no ir a las fuentes y a la historia que dan una visión de la realidad basada en la evidencia.

      La biografía de B. Hours es una construcción de la vida de un hombre en el contexto de su época, que nos acerca a la verdad histórica y a la contrastación de los hechos con los datos comprobables. La invitación es, por tanto, a abordar tanto los trabajos investigativos previos, así como esta biografía crítica que desnuda al personaje, y permite verlo en su realidad desde donde la ciencia histórica da licencia para situarlo.

      Entre las tantas bendiciones que el buen Dios me ha dado, está la de haber compartido muy de cerca con el Hno. Gerard Rummery durante los últimos tres años, mientras hacíamos la tarea encomendada de la redacción de la Declaración. Gerard es también un investigador sobre La Salle, un religioso íntegro, un hombre fascinante, un scholar. En estos años, él estaba haciendo la traducción al inglés de la biografía de B. Hours. Así que, de su mano y con su pasión, fui emocionándome por el valor del trabajo de esta biografía crítica y aprender de Gerard otros datos y hechos que él mismo ha investigado. Espero que algún día él los publique o aproveche la versión inglesa para glosarlos, especialmente un trabajo (inédito) que hizo sobre el «Voto heroico». B. Hours refiere el hecho histórico tal como lo supieron los Hermanos al regreso de Gabriel Drolin de Roma, pero no ahonda en los antecedentes que tiene en la tradición sulpiciana.

      En este punto, es de justicia reconocer y agradecer el trabajo extraordinario de José María Siciliani, quien se dio a la tarea de traducir el libro de Bernard Hours; me alegró mucho que le hubieran encomendado la tarea porque aquí no se trataba solamente de transvasar del francés al castellano un texto. Para hacerlo bien, hay que tener no solamente un manejo excelente de ambas lenguas, sino también un contexto y el manejo de un vocabulario que puede resultar ajeno o, incluso, impreciso para alguien que conozca bien los idiomas, pero no mucho los lenguajes eclesiales y teológicos. José María lo logró y con creces. El libro tiene una cadencia cautivadora que pareciera haber sido escrito en castellano. Un agradecimiento enorme para José María por su pasión, dedicación y profesionalismo. Sus ya excelentes aportes previos sobre la espiritualidad lasallista lo capacitaban para hacer esta tarea gigantesca.

      Quiero rendir aquí un homenaje a un hombre que nos ha permitido conocer en castellano muchos textos clásicos para entender a La Salle. Y lo hago, porque sé que siempre anheló realizar la traducción de esta biografía: el Hno. Bernardo Montes. Cuando serví de mensajero para entregarle el libro en francés, le sentí el dolor de que no podría hacerla. Desgastó su vista con los años, entregándonos con generosidad mil textos que por él pudimos conocer en castellano. También a otros que nos legaron traducciones maravillosas como Edwin Arteaga y Fernando Granada, quien se le midió a la obra del Hno. Alfred Calcutt (también citado por Hours), y que tuvo que ser publicada en dos tomos para poder cubrir las mil páginas del texto.

      Finalmente, va mi agradecimiento a la Universidad de La Salle, al Hno. Niky Murcia —Rector—, y al extraordinario trabajo de Ediciones Unisalle por hacer posible esta biografía, así como otros muchos libros relacionados con la vida y obra de san Juan Bautista de La Salle. No obstante, el objetivo de esta y de las demás publicaciones va mucho más allá de saciar nuestra curiosidad intelectual sobre La Salle.

      Si hoy es importante publicar la biografía crítica de La Salle, es porque su conocimiento nos debe permitir acrecentar la admiración de un santo en una época, «un místico en acción» y continuar su riquísimo legado para seguir haciendo de la educación un medio para construir un mundo mejor y generar las oportunidades para el servicio educativo de los pobres y la promoción de la justicia en un presente que clama transformaciones, un nuevo humanismo, una nueva primavera, una educación para la paz, la equidad y la fraternidad universal. En pocas palabras: ser fieles al legado de La Salle.

      Carlos G. Gómez Restrepo, FSC

       Introducción

       Escribir la vida de Juan Bautista de La Salle

      Que un instituto religioso quiera tener una vida de su fundador que se vuelva referencia es algo habitual. Que la evolución cultural y religiosa conduzca a cada generación a producir una nueva vida más conforme al gusto del tiempo no tiene nada de sorprendente. Tampoco lo son las campañas de publicaciones, muy a menudo repetitivas, al filo de las largas etapas que jalonan una causa de canonización.

      Lo que más bien atrae la atención en el caso de Juan Bautista de La Salle es, primero, la política muy voluntarista del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y, segundo, el control estrecho que supo guardar hasta hoy sobre esta producción. Acerca del conjunto de autores, la mayoría fueron miembros del instituto, mientras que los laicos, historiadores de profesión, son muy minoritarios. Y, en un caso como en otro, la escritura encontró su origen en una solicitud del instituto: desde entonces hasta el presente, la empresa ha tenido un objetivo hagiográfico. Georges Rigault (1938, L’oeuvre religieuse et pédagogique…), convertido en historiador oficial del instituto, recordaba que él había sido solicitado «por el muy honrado hermano superior general, en realización del voto formulado por uno de los capítulos de su congregación» (p. 1). La presente biografía resulta de una demanda idéntica y querría inscribirse en la continuidad de una política concertada desde hace más de sesenta años. En efecto, la tercera comisión del Capítulo General reunido en Roma a comienzos del verano de 1956 emitía una sugerencia que iba a revelarse decisiva:

      la continuación de los trabajos sobre la vida y los escritos de san Juan Bautista de La Salle, con estudios críticos cuyo conjunto constituirá los Monumenta lasalliana, base inicial de una futura biografía crítica y de un estudio profundo de la espiritualidad del santo. (Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, 1956, p. 51)

      Probablemente, los hermanos tenían como modelo la colección Monumenta Historiae Societatis Jesu. Ese fue el punto de partida, en particular de los Cahiers lasalliens (Cuadernos lasallistas),


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