Cómo escribir un artículo académico en doce semanas. Wendy Laura Belcher

Cómo escribir un artículo académico en doce semanas - Wendy Laura Belcher


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a un(a) compañero(a) de clase para desarrollarla. Si te reanimas de esa forma, descubrirás que tus idea fluyen más fácil y rápidamente. Al hacer caso omiso de tu crítica interna cuando estás desarrollando un proyecto, estimulas tu mente a convertirse en suelo fértil para el crecimiento de nuevas ideas.

      Obstáculo 15. Mi asesor de tesis es más un obstáculo que una ayuda. Un estudiante confesó que tenía problema para escribir porque “mi asesor es el anti Cristo”. Por alguna extraña razón, de todos los sentimientos negativos que han expresado mis estudiantes, éste fue recibido con más carcajadas. Tal vez fue una risa más nerviosa que empática, pero es verdad que un asesor demasiado crítico es un gran obstáculo, sobre todo si debes trabajar de manera cercana con él o ella en la revisión de tu artículo.

      Si te encuentras en una situación como ésta, tienes una de tres opciones: la primera es intentar comunicarle a tu asesor(a) que la investigación muestra que al redactar un artículo, es mejor enfocarse en lo que funciona en lugar de en lo que no funciona. Agrega que te gustaría tener el espacio necesario para desarrollar tu proyecto sin una retroalimentación demasiado detallada en esta etapa y te agradaría escuchar todos sus comentarios, ya sean negativos o positivos, cuando termines tu segundo borrador. Si tu asesor(a) sostiene que sólo trata de dirigirte sobre la marcha para evitar que vayas por un camino erróneo, antes de que dediques demasiado tiempo en esa dirección, responde que estarás más que dispuesto(a) a revisar el texto cuando llegue el momento, y a descartar secciones de ser necesario. Esta técnica tiene sus riesgos, porque es posible que tu asesor sea aún más crítico si no ha tenido la oportunidad de serlo desde el principio. Pero, como para entonces habrás tenido más tiempo para desarrollar tus ideas y defenderlas por escrito, la dirección de tu trabajo podría ser más aceptable que en los primeros borradores. Los profesores tienden a calificar de erróneas o insostenibles las ideas que no han sido plenamente desarrolladas. A medida que aportas más pruebas, sus objeciones tienden a desvanecerse.

      Si no es posible tener este tipo de conversación racional, tal vez debas considerar cambiar de asesor. No tiene nada de malo dejarle saber a un asesor que piensas que sería mejor para ambos si trabajaras con otra persona. No es necesario explicarle la razón específica ni tampoco expresar tu crítica sobre su estilo de asesoría. Sólo concéntrate en avanzar. No obstante, antes de dar este paso, asegúrate de haber encontrado otro(a) profesor(a) que acepte ser tu asesor(a). Si ninguna de estas opciones funciona, busca otro espacio al que puedas recurrir para obtener reacciones más positivas. Yo recomiendo un grupo de escritura que se enfoca en brindar apoyo y ánimo. Comunícale con confianza al grupo que has llegado a tu límite en cuanto a recibir sobre todo retroalimentación negativa y les estarías agradecido(a) si se enfocaran en las partes positivas de tu trabajo.

      Obstáculo 16. No puedo estar quieto(a). Algunas personas llenas de energía encuentran difícil estar en un solo lugar durante largos periodos. Como lo explica un estudiante: “Estaba escribiendo y de pronto me encontré barriendo la cocina. ¡No tengo idea de cómo llegué allí!” Para resolver este problema, sería útil programar sesiones de escritura de no más de quince minutos cada vez. Es más fácil estar quieto cuando sabes que no será por muchas horas. Una alumna programaba el reloj automático de la cocina para sonar en quince minutos. “La alarma me recordaba que yo debería estar escribiendo. Si me encontraba haciendo otra cosa, eso me ayudaba a reenfocarme”. Conozco un profesor que se amarra con un cinturón a su silla. De esa manera, si se distrae, el cinto lo mantiene sentado. Esta técnica me parece algo extrema, pero él jura que funciona.

      Obstáculo 17. Me siento culpable por no escribir. Es irónico que el mismo instrumento que nos estimula a actuar pueda también prevenir la acción. La culpa puede servir de aguijón, pero también puede ser un gran obstáculo. La mayoría de estudiantes de posgrado sienten una gran culpa por no escribir. Algunos se sienten tan culpables que eso mismo les impide escribir. Mi teoría no autorizada sobre por qué la culpa no funciona, es que si ya te sientes culpable por no escribir, harás todo lo posible para evitar sentirte aún más culpable. Mientras más tiempo pases sin escribir, menos culpable te sentirás, porque claramente ésa es una tarea imposible. Siguiendo los ejercicios de este manual y su modelo de ritmo lento y regular, podría ayudarte a superar esa sensación.

      Obstáculo 18. Escribo tan despacio que no logro avanzar. Recuerda que es muy raro que los primeros borradores sean perfectos. Es probable que incluso los autores famosos por escribir rápido no hayan sido tan veloces. El prolífico escritor del siglo XVIII, Samuel Johnson, escribió una vez un ensayo en media hora mientras el mensajero de la imprenta esperaba en la puerta. Cuando un amigo pidió leerlo, Johnson le entregó el manuscrito al mensajero y exclamó a su amigo: “Señor, usted no podrá hacer más de lo que yo he hecho” (Boswell, 1793). Éstas son las historias que la gente usa para sentirse mal acerca del ritmo de su escritura. Pero esos relatos son míticos en varias maneras importantes. Primero, Johnson componía gran parte de sus escritos en su cabeza y luego las escribía en poco tiempo. Segundo, él no escribía para publicaciones académicas. Si lo hubiera hecho, los editores hubieran rechazado regularmente sus artículos por plagio y errores en las citas de fuentes (lo hacía de memoria). ¡Tú trabajas bajo restricciones muy diferentes! Así que no te tortures con estos ejemplos. Mientras que algunos autores que han estado escribiendo regularmente por más de una década pueden redactar buenos borradores desde el principio, ellos son la excepción y no la regla. Muchas personas trabajan lentamente, borrando una oración de cada tres y necesitando releer y revisar sus textos repetidamente para que resulten bien. Eso no te convierte en un mal escritor, sino en un buen escritor. Con el tiempo lo harás más rápidamente. Por ahora, celebra el tiempo que dedicas a escribir en vez de a lamentar tu bajo rendimiento.

      Obstáculo 19. Si tengo un día de redacción muy productivo, de alguna manera me es más difícil empezar el día siguiente. Boice observó este fenómeno en su investigación —que era posible sobrepasarse en algo bueno—. Su consejo consiste en limitar el tiempo que dedicas a escribir (Boice, 2000). Aunque pueda parecer contradictorio (¿¡Qué!? ¿¡Quieres que pare de escribir cuando estoy avanzando bien!?), he escuchado de personas que tienden a “sobreescribir” que ésta es una buena sugerencia. Un estudiante mencionó que su redacción mejoró y empezó a fluir más fácil y velozmente cuando redujo el tiempo que pasaba escribiendo. Él tendía a dedicar muchas horas al día a escribir, no debido a una fecha límite, sino por su propia naturaleza, y limitar el tiempo evita que sea “demasiado minucioso”.

      Otros simplemente no pueden evitar pasar largos días escribiendo; por ejemplo, aquellos que su primer empleo depende de la finalización de sus tesis en unos cuantos meses. Si ése es tu caso, no dejes que yo te detenga. Pero hay un costo. He notado que los que necesitan escribir sus tesis con esa intensidad frecuentemente sufren más tarde del síndrome postraumático de tesis. Los sentimientos relacionados con escribir de esa manera son el agotamiento y la ansiedad, por lo que las personas que han pasado por esa experiencia rehúyen a escribir después. Evita las sesiones de maratón.

      Obstáculo 20. Sé que mis hábitos de escritura son malos, pero así soy y no puedo/no quiero cambiar. Sólo tú puedes saber si tu manera de escribir es parte fundamental de tu forma de ser o un accidente de tus experiencias de vida y tu educación. Si sientes una fuerte resistencia a mis opiniones, deberías prestar atención a ese sentimiento. Cree en tu resistencia, como se dice. Las tácticas no funcionan para todas las personas. Pero debes estar consciente de si lo que sientes es resistencia o temor. La resistencia es positiva, es la sensación de que algo no es para ti. El miedo, en cambio, es negativo, es la sensación errónea de que simplemente no puedes hacer algo. De manera que debes entender si lo que está sucediendo se debe a “tu forma de ser”. Si quien eres te impide alcanzar las metas que son tan importantes para ti, debes pensar bien en cómo modificar ese rasgo de tu carácter a uno positivo, o si deseas seguir siendo como eres. La teoría de modificación de conducta afirma que no eres una muñeca rusa, con varias capas de madera hasta el centro de tu persona. Más bien, eres un ser cambiante, que no aprovecha la mitad de su potencial, habilidades e inteligencia. Ten cuidado de no etiquetar una disfunción como parte de tu esencia. Algunas veces debes elegir entre ser productivo y ser único.

      Obstáculo 21. Estoy ansioso por escribir, pero no tengo los recursos académicos y materiales necesarios. Algunas circunstancias pueden


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