Cómo escribir un artículo académico en doce semanas. Wendy Laura Belcher

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Tareas por completar

      Día 4 (continuación). Anticiparse a los obstáculos para escribir

      Los mejores planes a veces salen mal. La clave para cumplir el tuyo es anticipar los diferentes tipos de interrupciones y excusas que surgirán. Mis estudiantes han identificado campos de minas enteros, llenos de obstáculos que afectan la escritura. A continuación encontrarás una lista de los más comunes y algunas de sus soluciones.

      Obstáculo 1. ¡Realmente estoy muy ocupado(a)! Si de verdad estás muy ocupado(a) y no puedes encontrar quince minutos al día para escribir, este manual no podrá ayudarte. Te recomiendo dedicar, en el futuro cercano, un fin de semana lejos de todo, en el que puedas pensar seriamente sobre tu vida. Si tomarte ese tiempo significa que no podrás cumplir con algunas de tus obligaciones, hazlo de cualquier manera. Es imperativo que pienses seriamente acerca de la calidad y la dirección de tu vida.

      Obstáculo 2. La preparación de mis clases ocupa todo mi tiempo. Una de las quejas más comunes de los estudiantes de posgrado (y de los profesores) es que la preparación de sus clases ocupa todo el tiempo que esperaban usar para escribir. Ciertamente, preparar una clase devora tiempo, especialmente si casi nunca has enseñado y no quieres aparecer como un idiota frente a treinta estudiantes. Siempre hay preparación y lecturas adicionales que puedes realizar antes de una clase. Los asistentes de docencia en humanidades pueden pasar fácilmente cuarenta horas a la semana sólo reuniéndose con estudiantes y calificando exámenes y trabajos.

      La solución más adecuada para este problema tan real es fijar límites a tus tiempos de preparación. Debes aprender a hacerlo si aspiras a desarrollar una carrera académica, ya que la preparación de clases será una realidad permanente. Programa tu tiempo para escribir antes de aquel para la preparación de clases. Por ejemplo, no empieces a preparar tu clase sino hasta después de haber escrito durante media hora. Ahora que sabes que no es necesario dedicar horas y horas a escribir, y que se puede hacer diariamente, deberías lograr llevar a cabo tu trabajo de redacción antes que otras tareas.

      Finalmente, si estás dedicado(a) a ser un(a) buen(a) profesor(a), deberías saber que, entre los docentes que aún no aseguran la titularidad en sus instituciones, el compromiso con los estudiantes tiene una correlación positiva con altas tasas de productividad en cuanto a escribir (Sax et al., 2002). ¡Es importante ser equilibrado!

      Obstáculo 3. Escribiré tan pronto como ____________________ (llena el espacio en blanco). Muchos estudiantes explican que empezarán a escribir tan pronto como hayan completado alguna otra tarea más importante. La lista es variada y fascinante: “tan pronto como mi departamento esté limpio… mis notas de clase estén organizadas… los exámenes hayan terminado… el divorcio sea final… mi asesor regrese de su año sabático… mi medicamento empiece a hacer efecto, etc.”.

      Sólo tú podrás determinar si estas situaciones realmente requieren suspender o postergar la redacción de tu artículo. No obstante, sugiero que si hasta ahora no lo has hecho con regularidad, ninguna de estas excusas justifica que no puedas dedicar quince minutos al día a escribir.

      De manera extraña, la “tarea importante” que se menciona más frecuentemente en este contexto es limpiar la casa. Aparentemente, es un hecho común que muchas personas simplemente no pueden escribir si la casa está sucia. Mi consejo es: ¡haz el aseo! De hecho, si la manera de ponerte en humor para escribir es hacer la limpieza durante quince minutos, estoy totalmente a favor de que lo hagas. Sin embargo, muchas personas sienten que una vez que empiezan a limpiar no pueden parar de hacerlo. Si es así, te recomiendo invertir el orden de las cosas y escribe durante quince minutos antes de hacer la limpieza.

      En otras palabras, no tienes que hacer “limpieza a fondo” antes de iniciar un proyecto de redacción. La escritura parece prosperar en lugares desordenados.

      Obstáculo 4. La depresión me impide escribir. Éste es un problema real y no debe ser subestimado. Entre estudiantes de posgrado y profesores, la depresión es una razón común para la falta de productividad. La depresión se define de varias maneras, pero es útil para los académicos recordar algunas de sus causas.

      La depresión es un trastorno emocional generalmente provocado por el entorno. Algunos investigadores estiman que el estrés continuo durante largos periodos ocasiona que el cerebro reaccione ante todos los eventos como estresantes, lo que a su vez provoca depresión (Blackburn-Munro y Blackburn-Munro, 2001). Como la universidad opera en un contexto de continuo estrés, no es sorprendente que la depresión sea un problema común en ese ámbito. Aunque el disparador es externo, tiene un efecto químico —el desequilibrio de los neurotransmisores llamados dopamina, norepinefrina y serotonina—. Bajos niveles de esas sustancias naturales impide la transmisión normal de señales de las células nerviosas cerebrales. Esta disminución de velocidad en la transmisión hace que las personas que sufren de esta condición experimenten una sensación de estar caminando a través de lodo, lo que les dificulta completar sus actividades diarias.

      La terrible calamidad de la depresión es que afecta precisamente la facultad que se requiere para resolver ese problema. Si sospechas que sufres de esta condición, consulta a un médico. Ése es el paso más fácil que conozco para empezar a salir de la depresión. El médico probablemente te recomendará psicoterapia y te recetará un antidepresivo. Tomar el medicamento es un paso importante, pero los antidepresivos no están diseñados para hacerte sentir eufórico o librarte del sentimiento de tristeza, sino para ayudarte a levantarte de la cama en la mañana y realizar tus tareas. Ayudan a librarte de la sensación de caminar en lodo, pero no a escapar de tu vida. Tal vez el doctor te recomiende hacer ejercicio, que se ha descubierto funciona como buen antídoto para la depresión leve. Si sufres de depresión, sé muy bien qué difícil puede ser tomar los pasos necesarios para cuidar de ti mismo(a), pero simplemente debes hacerlo. Tu futuro académico y tal vez tu vida dependan de ello.

      Obstáculo 5. Escribir será mi objetivo número uno en la vida. Puede parecer contraintuitivo, pero enfocar toda tu energía a escribir no resultará en una mayor productividad. De hecho, la investigación muestra que cualquier meta que fijes como tu prioridad más alta será la que tendrá menores probabilidades de ser alcanzada. Esto se debe a que “la actividad más valorada” siempre implica demandas de tiempo y perfección, por lo cual hay una tendencia a evadirla (Boice, 1997: 23). Los que fijan la escritura como una prioridad modesta y realista son más productivos.

      No fijes metas contraproducentes que relegan todo lo demás en tu vida a un segundo plano. Aspirar a escribir durante cuarenta horas a la semana sólo te hará sentir culpable, no productivo(a). Además, la sensación de que deberías estar trabajando todo el tiempo te atormentará en todo momento placentero. No resolverás tus deseos suprimiéndolos por completo. Haz tiempo para ir a la playa, reunirte con un amigo para cenar, o jugar baloncesto. Una vida equilibrada —en la que dedicas tiempo a los amigos y la familia, juegos y deportes, cine y lectura, así como también a escribir, investigar y enseñar— es la mejor base para ser un escritor productivo.

      Tampoco servirá hacer de la escritura tu objetivo menos importante. En algunas ocasiones deberás pensar largo y tendido sobre cuáles son tus verdaderas metas. Puede ser que tengas que hacer un esfuerzo para decidir que tu objetivo número uno es terminar tu tesis o tu artículo, no perfec cionarlos.

      Obstáculo 6. No pude llegar a mi lugar de escribir. Los estudiantes de posgrado “viven en el limbo”. Siempre están parados en alguna fila, atorados en alguna reunión o en el tráfico, esperando el transporte público, o a que alguien llegue a una cita. Días enteros se desperdician esperando. Puede ser que te resulte provechoso usar esos momentos para planificar tu vida o para relajarte. La mayoría de la gente, sin embargo, los desperdicia sintiéndose frustrados.


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