Antequera, 1808-1812. De la crisis del Antiguo Régimen a la Ocupación Napoleónica. Francisco Luis Díaz Torrejón

Antequera, 1808-1812. De la crisis del Antiguo Régimen a la Ocupación Napoleónica - Francisco Luis Díaz Torrejón


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confirman otros relatos de visitantes, nada sospechosos de contaminación por la literatura geográfica y viajera. Entre ellos se incluye el texto del británico William Jacob, un personaje tan singular como enigmático que supera la etiqueta de simple viajero porque no se trata de un turista o aventurero: es un parlamentario del partido tory y traficante de armas[5] , que recorre Andalucía entre septiembre de 1809 y enero de 1810 con una misión no confesada y parecida al espionaje.

      Jacob apenas permanece en Antequera un día de principios de enero de 1810 y pese a visita tan breve, sus noticias sobre la ciudad no colisionan con la información de Laborde. Según parece, Jacob solamente escribe lo que ve y lo que oye:

      Aunque Jacob pergeña un dibujo de gruesos trazos y monocromo de Antequera, su testimonio vale para significar la importancia demográfica de la ciudad y la fama que ya entonces gozaba por sus riquezas arqueológicas y monumentales.

      Completan la visión de la Antequera de principios del siglo XIX otros testimonios, si bien corresponden a fechas un tanto tardías del primer decenio y no se deben a viajeros propiamente dichos. Sin embargo, son noticias muy aprovechables porque contribuyen a enfocar la imagen local con impresiones de ojos que vieron la ciudad en esos momentos y cuyo aspecto urbano no era diferente al de ocho o diez años antes.

      Este noble de la región del Loira –hijo del marqués y mosquetero de la Guardia Real Charles de Vanssay– aporta unos datos muy interesantes porque ve a Antequera como una población con cierto nivel de modernidad, provista de agua corriente gracias a una red de cañerías, cuando la mayor parte de las localidades carecían de ello.

      La visión antequerana del conde de Melito obedece a sus sensibilidades estéticas, y por eso se centra en los aspectos históricos y monumentales de la ciudad más que en los puramente administrativos.

      *****

      Enclavadas en este vasto territorio, así en la llanura como en la sierra, hay una serie de localidades, aldeas y lugares adscritos a la jurisdicción político-administrativa de la ciudad de Antequera, que también participan de la escenografía de esta historia: Valle de Abdalajís, Mollina, Fuente de Piedra, Humilladero, Bobadilla,


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