Caminos y fundaciones: Eje Sonsón-Manizales. Jorge Enrique Esguerra Leongómez
autónomo?
Cuando nos adentramos en la historiografía de la colonización antioqueña, nos queda la impresión, en términos generales, de que su génesis y desarrollo se sustraen de los procesos históricos que se dieron en nuestro país y, más aún, de las influencias y dependencias internacionales. Pareciera que tal fenómeno se hubiera configurado con absoluta autonomía, y muchas veces hasta se lo considera desligado del influjo gubernamental, incluso de la propia Antioquia. Existe un afán de muchos historiadores por exaltar los desarrollos poblacionales como acciones que fueron producto exclusivo de la iniciativa comunitaria o individual, muchas veces parangonándolos con los producidos en el oeste norteamericano. Estas posturas tienen parte de su explicación en el incuestionable aislamiento físico y cultural de la región antioqueña durante la Colonia y el siglo XIX, y en que, debido a ello, muchos sucesos nacionales, como la propia Independencia, no se hubieran escenificado en ella o hubieran tenido poca trascendencia en sus procesos internos. Pero poco se estudian, por ejemplo, las repercusiones de la legislación nacional en el poblamiento y la distribución de la tierra, así como en las decisiones sobre la red de caminos y los desarrollos urbanos. Y, más aún, se desconocen las políticas que a nivel internacional deciden los destinos del mundo, incluso de los rincones más apartados, como lo era Antioquia. Por eso, uno de los cometidos que nos propusimos en esta investigación fue el de la imperiosa necesidad de analizar los textos ya reseñados sobre la economía antioqueña (Safford, López Toro, Brew), en los cuales se tiene una mirada más integral sobre los orígenes y la evolución de las migraciones. Pero también está el retomar obras que miran la historia nacional en sus aspectos económicos, sociales y políticos (Luis Ospina Vásquez o José Antonio Ocampo, por ejemplo), aunque asimismo es escasa en ellas la referencia a Antioquia antes de su despegue hacia la mediana industrialización, en el siglo XX.
Vale la pena destacar, entre las obras recientes sobre la migración de los antioqueños en el siglo XIX, la de Eduardo Santa, La colonización Antioqueña, una empresa de caminos (1993), que trata de mirar esa epopeya en estrecha relación con las tendencias políticas y la legislación nacional, siguiendo los primeros intentos que en tal sentido hiciera Otto Morales Benítez.
La historia urbana
La referencia de la historiografía a la ciudad de la colonización
Como el otro cometido de la presente investigación es el de estudiar los procesos de urbanización ligados al poblamiento de la región centroccidental de Colombia, especial cuidado se tuvo en considerar los datos relativos a ese tema. Sin embargo, este es un aspecto que no ha sido profundizado por la historiografía de la colonización antioqueña, cuyos aportes al ámbito de la historia urbana provienen en especial de campos que, paradójicamente, no se deducen del estudio particular y regional de los procesos socioeconómicos, como un resultado lógico de estos, sino que se derivan de análisis generales sobre poblamiento y urbanización que se han producido en Colombia. Valga decir que hay una sola excepción al respecto: el trabajo reciente del arquitecto Jorge Enrique Robledo Castillo, de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, que tiende un definitivo puente entre la sociedad y el territorio para entender el tipo de asentamiento urbano y las características de la arquitectura que genera. Claro está que, si bien el autor analiza la región en sus aspectos ecosistémicos para comprender las propiedades sismorresistentes de las construcciones de bahareque, sus tesis se circunscriben principalmente al caso concreto del desarrollo de la ciudad de Manizales; sin embargo, contribuyen indudablemente a dar luces sobre los procesos de urbanización de toda el área de colonización y serán apoyo decisivo en esta indagación.
Las referencias de la historiografía a los procesos de urbanización en Antioquia, salvo los apuntes correspondientes a la fundación de las ciudades, que, sin embargo, se restringen a la polémica (si la hay) de cuándo ocurrió y de quiénes fueron los fundadores, desconocen el dónde se realizó; es decir, no responden a los interrogantes que plantean las razones de haber escogido este y no otro sitio para ubicar el asentamiento. Como en el caso de Manizales, es poco lo que se ha indagado sobre los testimonios que dieron los propios fundadores, que privilegiaron el cruce de caminos a otros factores tan importantes como el agua, el clima o las condiciones favorables del terreno. Más aún, los historiadores se sorprenden generalmente ante la absurda selección de los lugares donde fundaron los poblados, trepados en las cimas de las montañas, y no se explican el traslado de muchas de ellas a las crestas montuosas, sencillamente porque no aprecian las condiciones favorables de las llamadas “cuchillas” que les sirvieron a los colonos pioneros para orientarse en la espesura, y que a la postre les permitieron asentamientos permanentes a los pobladores por ser climas saludables a la vera de los incipientes sistemas viales. El camino de herradura era su vinculación a la región, al país y al mundo, y los poblados debían estar sobre ellos en los puntos dominantes de la serranía. Por eso, existe todo un campo enorme de investigación en este sentido que nos proponemos iniciar con este estudio.
El marco urbano latinoamericano y colombiano
Se ha tratado de demostrar que la ciudad latinoamericana posee características perfectamente identificables que hacen que se la pueda ubicar claramente en una unidad, fundamentalmente cuando se la compara con procesos urbanos de otras latitudes, como los europeos y los que resultaron de colonizaciones anglosajonas, como la norteamericana. Para ello, nos apoyaremos en las tesis de fuerte raigambre histórica del investigador de la ciudad latinoamericana José Luis Romero, así como de análisis sobre la significación de nuestras ciudades del arquitecto Juan Carlos Pérgolis. De igual manera, son de gran importancia los estudios sobre el urbanismo colonial en Iberoamérica del historiador y arquitecto Jaime Salcedo, aspecto que es determinante para poder entender los mecanismos que influyeron en la fundación, los trazados y la estructuración de los poblados en los inicios del período republicano y que fueron concretados, en gran medida, por los pobladores del centroccidente de Colombia.
La consideración de la historia urbana de la región caldense debe tener también como referencias indispensables los análisis sobre el poblamiento y la urbanización en Colombia, de las obras de los investigadores Jaques Aplile-Gniset, Fabio Botero Gómez y Fabio Zambrano, las que hacen alusión necesaria a los procesos migratorios de los antioqueños en el siglo XIX, fundamentalmente a los de la corriente sur. En tal sentido, se destaca también la investigación que realiza el arquitecto Carlos Niño Murcia sobre la construcción del territorio en Colombia. Un aspecto importante de estos análisis es que su visión macro los lleva a tratar de integrar los procesos económicos, sociales y políticos del país con las manifestaciones físicas, espaciales y simbólicas de la red de ciudades que se ha constituido a lo largo de la historia. Sin embargo, como ya anotamos, tienden a perder de vista la condición particular y, algunas veces, a aplicar métodos de interpretación general a las especificidades de las regiones, sin la debida constatación en las fuentes de su historiografía.
La interpretación geográfica
Nuestro cometido fundamental es hacer un intento por relacionar las coordenadas temporales con las espaciales o, como lo dice Fernand Braudel,
[...] la geografía deja de ser un fin en sí para convertirse en un medio; nos ayuda a recrear las más lentas de las realidades estructurales, a verlo todo en una perspectiva según el punto de fuga de la duración más larga. También la geografía puede, como la historia, dar respuesta a muchos interrogantes1. (Braudel, 1997, p. 27)
Por eso, la otra coordenada determinante para entender los fenómenos históricos, la que tiene que ver con el espacio, es estudiada con especial énfasis. Y ahí radica la principal complejidad de esta indagación, porque hasta ahora no existen análisis sobre el poblamiento y la urbanización del centroccidente de Colombia en tal sentido, y los pocos autores que han contemplado la geografía, como el propio Parsons, lo han hecho como un aporte valioso para comprender la realidad cultural de Antioquia, en general, pero carecen de un enfoque más particular o sectorial que pueda explicar lo que hemos llamado la lógica de los diferentes