Guardianes de Titán. Éride. Jordi Sánchez Sitjes

Guardianes de Titán. Éride - Jordi Sánchez Sitjes


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medidas habrá tomado? —Bilson seguía la conversación con el consejero Johr mientras iban votando los diferentes representantes de la tierra.

      —Se ha filtrado off de record que ha enviado a los augur a Ladakh para asegurar que no hay problemas con los refugiados —aeveró el consejero—. Limpiará su conciencia supervisando que esa pobre gente tenga condiciones dignas y medios para proseguir con sus vidas, y que el éxodo de personas no suponga al final un inconveniente para su gestión.

      —¿Solo eso?

      —Déby no hará nada más. Lo justo y necesario para no implicarse. Los Hijos de RaShal controlan el sector y se están expandiendo por toda la galaxia. Esto es mayor de lo que pensamos. Hay demasiados intereses en juego. La corrupción es un mal endémico en cualquier sistema de gobierno. La Unión Colonial no se escapa de ello, chico. Aquí está implicado hasta el mismo Primer Cónsul —replicó el consejero Johr.

      —Representante de Avalon en el planeta Tellus, para el sector Gaya.

      —¡SÍ! —exclamó con la altivez y relevancia de un auténtico portavoz del linaje de Johr.

      —Representante de Pellinore en el planeta Tellus, para el sector Gaya.

      —NO.

      —Representante del generalato de Arcadia, para el sector Kairós.

      —NO.

      —Representante del gobierno democrático de Tanneris, para el sector Ananké.

      —SÍ.

      —Representante del reino de Hyderbad, para el sector Astra.

      —SÍ.

      —Representante del gobierno de Dalian, para el sector Zoé.

      —¡NO!

      —Representante de la asociación libre de Génesis, para el sector Keres.

      —NO.

      —Representante de la oligarquía en Olimpia, para el sector Anástasis.

      —NO.

      —Representante de la república de Beled, para el sector Pax.

      —SÍ.

      —Representante del estado eclesiástico de Dundalk, para el sector Deywós.

      —NO.

      —Representante del gobierno de Vryhed, para el sector Horos.

      —SÍ.

      —Representante del gobierno federado de Trondheim, para el sector Forctis.

      —SÍ.

      —Representante del gobierno social de Cival, para el sector Vires.

      —Sí.

      El administrador del consejo bebió un poco de agua, una vez finalizado el último voto de los representantes de los sectores coloniales. En la sala había un intenso murmullo.

      —Bien, una vez finalizada la votación y por mayoría simple he de decir que…

      —¡Un momento, señor administrador! —interrumpió de improvisto el Primer Cónsul—. Con su venia señoría, quisiera emitir mi voto también.

      El murmullo aumentó de decibelios dentro de la cámara.

      —¿Qué hace? —preguntó Dan Bilson, buscando una respuesta lógica a las palabras del Primer Cónsul. Pero el consejero Dyron pasó del enojo inicial, a una tranquilidad inusual.

      —Va a mostrar sus cartas. Inesperado pero interesante a la vez.

      El administrador le miró durante unos segundos, hasta que el Primer Cónsul le reafirmó su intención de omitir su voto con la cabeza.

      —Kiir Déby, Primer Cónsul de la Unión Colonial —tras la presentación, dio paso a su turno de votación.

      —¡NO!

      Tras confirmar la negativa con su voto, sonoros aplausos se escucharon en la cámara provenientes de los representantes partidarios de la no intervención militar de la Unión en la zona del sector Zoé. También se escuchó algún leve pitido o signo de desaprobación, pero todo fue callado rápidamente por el estruendo que proferían los victoriosos delegados.

      —¡Silencio! ¡Silencio! —exclamaba el administrador mientras intentaba acallar el alboroto reinante en la cámara. Una vez calmados los ánimos, prosiguió con su parlamento—. Tras la votación del Primer Cónsul, y con un resultado de diez a siete, queda denegada la ley 7/500 de intervención en el sector Zoé. Esta cámara trasladará la decisión al Magisterio hoy mismo.

      El Primer Cónsul tomó nuevamente su asiento. Dyron Johr le observaba atentamente. Recibió algunas palmaditas en los hombros y muestras de aprobación por parte de algunos de sus delegados y asesores del gabinete. El consejero Johr no podía dejar de sonreír ante la cantidad de palmeros allí presentes. Los verdaderos dirigentes de la galaxia, pero, no se encontraban en la cámara. Dyron Johr estaba totalmente seguro de que Los Hijos de RaShal, por mucho que los demás consejeros lo negaran, se ofenderían e incluso lo increparían abiertamente, habían logrado manejar los hilos dentro del Consejo Federal. El representante de Dalian lo miraba desafiante, con la superioridad de aquel que había resultado vencedor en la disputa. Pero como se solía decir, ganar una batalla no significaba ganar la guerra.

      El consejero sacó un impreso de su bolsillo. Se trataba de propaganda que se daba a todos aquellos que asistían a las congregaciones y reuniones organizadas por Los Hijos de RaShal. En el escrito se podían leer los tres puntos básicos del que llamaban “programa humanista”:

      1 La vida es la creadora de todo, poderosa y majestuosa, impulsora de todo defecto, deseo o pasión. En cambio, la máquina es artificial e imperfecta, ignorante acerca de amor, vacía de luz; es sabido que una vida artificial está dominada por el frío impulso de la razón científica por delante del corazón humano.

      2 Los propósitos de la vida humana nos hacen buscar la purificación del corazón, la tranquilidad del alma, el sentimiento por actuar por el bien familiar, a usar el intelecto, guiarse por el honor y establecer una buena relación entre él y su hermano, entre él y la vida misma. En cambio, la máquina no tiene aspectos morales y éticos, no tiene la capacidad de juzgar lo que está bien y lo que está mal; No puede equivocarse, ni perdonar.

      3 Preservar la vida frente a la máquina. El trabajo del hombre, ganado con sudor, frente al frío robot. La pureza del cuerpo humano, contra la aberración ciborg. La inteligencia humana contra los sistemas artificiales. La evolución de las especies, contra los últimos avances de la tecnología. Realizar y acometer todo lo que sea necesario, para que la recompensa de RaShal llegue a todo aquel que viva según sus enseñanzas.

      Dyron Johr arrugó el papel. Sonrió y lo lanzó hacía donde estaba situado el delegado de Dalian. Algunos pocos pudieron presenciar la acción, pero nadie dijo nada. El consejero Rhys trató de protestar, pero inmediatamente optó también por callar.

      El administrador tomó nuevamente la palabra.

      —La cámara pasará a debatir la partida económica que ha solicitado el sector Vires para ayudas mercantes.

      [3] El Dios Inuéh posee el don de la inmortalidad, la sabiduría


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