¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido

¿Hubo socialismo en la URSS? - Jaime Canales Garrido


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dictadura del proletariado sólo puede existir en la forma de democracia socialista, lo que implica, en primer lugar, una democracia real para la mayoría de los trabajadores y, por lo general, una restricción de la democracia formal para los estratos explotadores y pequeñoburgueses. Como es de todos sabido, todo depende en manos de quién está el poder político: “El problema fundamental de toda revolución es, indudablemente, el problema del poder. Lo decisivo es qué clase tiene el poder” 19.

      Las diferencias en la esencia de clase también dan lugar a diferencias en las formas de la dictadura del proletariado. Cualquiera que sea la forma que adopte esta dictadura, siempre se apoyará en los órganos de poder del tipo soviético o democráticos populares -radicalmente diferentes a los órganos de poder de todas las formas de Estados burgueses-, en un aparato estatal, en principio, distinto, cuya tónica es la incorporación masiva de amplias capas de trabajadores a la vida política activa.

      La naturaleza de la dictadura burguesa de ninguna manera cambia por el hecho de que las fuerzas políticas comunistas o socialistas puedan tener temporalmente representación en los órganos legislativos y ejecutivos del Estado burgués. El cambio de personas en el gobierno no se transformará en el cambio de la dictadura de clase, porque, para ello, hay que destruir el Estado burgués y llevar a cabo el correspondiente cambio de las bases constitucionales, nacionalizar o confiscar las palancas fundamentales de la economía y asegurar la dominación ideológica del marxismo-leninismo.

      Es importante tener en cuenta que el carácter proletario de la dictadura tampoco cambia por el hecho de que el partido comunista -vanguardia de la clase trabajadora- pueda, en cualquier momento, entrar en alianzas y coaliciones temporales con las fuerzas revolucionarias y democráticas -como ocurrió en la Rusia Soviética a partir de octubre de 1917 y en el período comprendido entre marzo y julio de 1918- cuando los partidos socialistas revolucionarios pequeñoburgueses y, parcialmente, algunos anarquistas estuvieron representados no solo en los Soviets -en los congresos de los Soviets y en muchos consejos locales-, sino también en el Consejo de Comisarios del Pueblo, la Cheka y otros órganos ejecutivos del joven Estado proletario.

      Otra diferencia entre la dictadura del proletariado y la dictadura burguesa -que es el resultado inevitable del modo de producción capitalista- consiste en que, si esta última es necesaria a los capitalistas durante todo el período histórico de su dominio de clase, la primera, en cambio, es necesaria a la clase obrera de modo absolutamente temporal -sólo para la construcción de una sociedad socialista sin clases-, y por eso está, en principio, limitada por los marcos históricos de la transición del capitalismo al comunismo. Por lo tanto, alcanzado el objetivo final del proletariado en esta fase -la construcción de una sociedad socialista sin clases- ese será, al mismo tiempo, el momento de la autodestrucción del proletariado como clase y de la dictadura como forma de Estado.

      Como ya quedó registrado -pero siempre es bueno repetirlo- el período de la dictadura del proletariado comienza en el mismo momento del triunfo de la revolución socialista y continúa hasta la victoria completa y final del socialismo, es decir, hasta el momento en que la sociedad socialista altamente desarrollada comience, en primer lugar, a desarrollarse sobre sus propias bases y, en segundo lugar, esté totalmente segura de que la restauración capitalista, que puede ser impuesta tanto de dentro como de fuera, es imposible.

      Precisamente esta cuestión es una de las que suscita dudas e incomprensión de sus alcances por parte de mucha gente, incluso en el propio seno de las filas de la izquierda.

      De allí que nos veamos obligados a hacer una nueva digresión.

      Orlando Millas, como muchos otros marxistas, usa -como ya vimos- el término socialismo de tal manera que, con dificultad, se puede deducir a qué fase de desarrollo de la sociedad comunista se refiere, particularmente cuando apunta hacia el momento -que, en rigor, no es un momento, sino más bien un lapso- de la extinción del Estado.

      De verdad, es imposible determinar si el concepto de socialismo para él - y a lo que Marx llamó la “primera fase del comunismo”-, es lo mismo de lo que Lenin habla decenas o centenas de veces y lo que casi la totalidad de los marxistas entiende, o al comunismo, como formación económica y social total, esto es, a la sociedad comunista, que abarca tanto la primera fase -socialista- como la segunda, la comunista.

      Y que no se piense que es esta una cuestión baladí, porque es de suma importancia teórica tener un punto de vista correcto sobre los períodos, fases o etapas que la clase obrera o proletariado y sus aliados tuvieron y tendrán que recorrer para edificar la sociedad socialista y, en un período de tiempo cuya duración es imposible determinar, arribar a la sociedad comunista.

      Además, porque, como ha mostrado la experiencia de la destrucción de la Unión Soviética, desde un punto de vista rigurosamente teórico, es de suyo trascendental determinar la esencia de cada una de dichas fases o etapas.

      No es raro leer u oír interpretaciones, tanto provenientes de la derecha -incluidos aquí los socialdemócratas- como de la izquierda a ultranza, de la permanencia y fin de la dictadura del proletariado o período de transición: los primeros, la limitan al momento en que la edificación de las bases de la sociedad socialista ha culminado; los segundos, la desean llevar hasta la sociedad comunista. Y todo ello enclaustrado en una paradoja, pues, tanto los unos como los otros, no llegan a comprender a cabalidad las tareas del Estado en la etapa de la dictadura del proletariado.

      Por la fórmula empleada, todo pareciera indicar que Millas tiene in mente la segunda fase de la sociedad comunista; en otras palabras, cuando las clases hayan sido eliminadas totalmente, cuando ya no haya ninguna clase a la que reprimir, cuando hayan desaparecido las diferencias entre trabajo manual e intelectual, el Estado -que representará efectivamente a toda la sociedad- será superfluo, por eso, justamente, se extinguirá.

      Empero, constatamos que Orlando Millas olvidó un “pequeño” detalle: nada en la historia es inmediato; todo lo que ocurre en las sociedades son procesos, a veces en extremo prolongados.

      Como se sabe, en la fase de la edificación del socialismo existieron varias fases intermedias de transición, pudiendo suponerse que entre la sociedad socialista y la comunista podrá haber uno o varios tránsitos. No puede ser de otra manera.


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