Sello de Sangre. Nathan Burkhard

Sello de Sangre - Nathan Burkhard


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solo había empeorado las cosas desde mi punto de vista, y para él la manera de verla con vida, aunque sea de lejos, sin saber que solo adelantaría muchos de los planes que nuestros padres tenían para nosotros en el pasado.

      Philip se alistó como todos los días para ir a clases, salió de su habitación solo para llamar a la puerta de Natle con los nudillos, pero ella no respondió —¡Natle! ¿Te encuentras bien? —él sabía muy bien lo que paso con Ethan y cómo se alejó en ese momento en que ella lo necesitaba más que nunca, y no deseaba cometer el mismo error, dos veces —¡Natle! Abre la puerta, por favor —tomó la perilla solo para confirmar que estaba con seguro desde adentro.

      Al ver que no respondía se preocupó, volviendo a tocar con más fuerza —¡Natle! Abre la puerta —no pidió, ordenó, solo para golpear con el puño la puerta —Abre la puerta.

      —Basta Philip —respondió desde adentro, estaba con la frente pegada a la puerta —Por favor, no hagas esto. No me hagas esto, tú ahora no —no deseaba ver como la compadecían, como la sostenían, cuando solo había intereses mezquinos.

      —No voy a dejar que te hundas ¡Entendiste! —hizo una pausa significativa, cerrando los ojos y tratando de no perder el poco control que le quedaba —No quiero cometer otro error, sabes muy bien de ello.

      —Si tratas de redimirte por lo que paso con Ethan creo que es innecesario en este momento. Creo que ya es tarde para ello —dijo tensamente.

      —Nunca es tarde. Siempre habrá más oportunidades aunque se nos sean negadas, siempre encontraremos más opciones —cerró los ojos por un momento, aferrándose a sus palabras.

      —En mi caso no Philip, yo no soy como los demás.

      —Yo sé lo que eres —las palabras escaparon de su boca. Natle abrió los ojos, sin parpadear, se quedó inmóvil al oír dicha confesión, además de no poder articular palabra alguna —Pero no te asustes —le rogó, con las manos extendidas en la puerta —Por favor. Solo escúchame, lo sé desde lo de Ethan.

      —¿De qué estás hablándome? —espetó asustada.

      —Abre la puerta y te explicaré —le pidió.

      Natle abrió la puerta lentamente, sintió un nudo en la garganta sin aire en los pulmones y en medio del pánico, lo único que pudo registrar fue la mirada de Philip, una mirada que no pudo descifrar en su momento.

      —¿Puedo entrar? —preguntó.

      —Aja —respondió vacilando, dándole paso para que pudiera entrar.

      Adentrándose a la habitación, se sentó al pie de la cama, viendo a Natle cerrar la puerta y apoyarse sobre ella, ya que sus piernas temblorosas parecían no poder soportar su propio peso.

      —No te asustes, por favor —él le sostuvo la mirada, mientras que ella le observaba confundida, asustada y nerviosa —Solo quiero que escuches con atención. —fue entonces donde Philip comenzó a recordar y contarle —«El día en que le contaste a Ethan tu secreto, recuerdo que desapareció por unos días, quizás fue el miedo, quizás el estar confundido por lo que le contaste y mostraste, la noche horas antes de accidente, fue directo a la habitación de Ashley a contarle, pero yo ya le había estado siguiendo los pasos, veía como después de hablar contigo o antes, siempre estaba con Ashley. Así que me encontró en su habitación.

      —Philip ¿Qué haces aquí? —replicó Ethan con un gesto sombrío.

      —Es mi hermana ¿no? Me dijo que te esperara aquí y te dijera que la buscaras en la cafetería a la cual acostumbran.

      —Pero solo vamos allí antes de... —calló, ya que pensó que no sabía que se acostaba con Ashley cuando ella lo deseaba.

      —Tranquilo, es mi hermana y se muchas cosas de ella como ella de mí, así que ya sabes, solo me dio ese mensaje —le corté impaciente.

      —Natle... Natle es un bicho raro —soltó sin miedo, como si las palabras ya salieran de su boca sin el menor miedo de causar estragos.

      Me pare en seco y me volví hacia él —¿De qué hablas Ethan?

      —Ashley tiene razón en decir que es un fenómeno, ella dice ser un ángel, pero lo que digo es que es un inmenso pájaro...

      —Debes de tener pruebas antes de acusar a alguien así.

      —Las tengo, tengo una foto y creo que Ashley debe ver esto —tomó su móvil, buscó en su pantalla y me mostró la foto.

      —Eso es solo magia, Photoshop... —dije sin parecer sorprendido —Vamos eso me enseñan a mí en clase de diseños grafico Ethan.

      —No, Philip es cierto... Juro que es cierto.

      —No me interesa —dije, solo para darme la media vuelta y salir de allí.

      Lo vi salir de la habitación a grandes zancadas, lo seguí y vi que subió apresuradamente a su auto, yo estaba en el mío y vi que tú subías, lo habías estado de igual manera siguiendo, además de discutir.

      Lo seguí, tratando de detenerlo de alguna forma, Ashley no estaba donde lo mande, la idea era llevarlo a otro sitio, quizás asustarlo, pero jamás matarlo, pero cuando vi que su auto se movía de un lado a otro perdiendo el control, sabía que algo estaba pasando allí, debí frenar, debí detenerlo pero solo apresuré las cosas embistiéndolos desde atrás pero el camión que había delante de ustedes se adelantó a lo que yo deseaba hacer.

      Vi como el auto dio vueltas y vueltas, frene en secó y vi como poco a poco el auto se detenía en medio de la carretera, bajé y fui a buscarte, sacándote de allí, ya que Ethan estaba ya muerto, rebusque su celular borré la imagen y lo pisé con fuerza para que no quedara absolutamente nada. Pedí ayuda y esperé a que vinieran por ti, solo para irme de allí, no deseaba que me involucraran por miedo, por cobarde. »

      Natle lo vio horrorizada, quedándose atontada por esa versión extendida del accidente de años atrás, solo para reaccionar y gritarle de la peor manera —Me viste llorar, culparme por un accidente que estuvo planeado.

      —No medí las consecuencias, Natle ¡Lo juro!

      —¿¡No mediste!? Tu pequeña intervención le costó lo vida a Ethan y a un paso la mía. Jamás te importe ¡Jamás!

      Con un destello de dolor en la mirada de Philip, quiso arreglar las cosas, pero era tarde —Te amo. Sabes eso muy bien —espetó.

      —Tú no amas. Si lo hubieras hecho, jamás me habrías herido de la forma que lo hiciste, te alejaste antes y después de Ethan, me dejaste sola cuando más te necesitaba.

      —Porque sabía que Ashley te molestaría aún más ¿Acaso no entiendes?

      —Lo que no entiendo es como tienes la cara de decírmelo, sin miedo, sin contemplaciones ¿Cómo pudiste? —le reprochó.

      —Lo hice por ti.

      —Eres igual de egoísta.

      —No me compares con Ashley. No lo hagas, Natle. —dijo mordaz.

      —Cómo no hacerlo si me muestras esa faceta tuya.

      —Te juró que nadie sabe lo que sé.

      —Y cuánto durará y qué costará tu silencio.

      Dolido por sus duras palabras, Philip le lanzó una sonrisa gélida —Me lo merezco —agregó —Me merezco ese desprecio y ese trato, pero no costara nada. Solo quiero ayudarte, ahora. Quiero protegerte, cuidarte.

      —No servirá de nada Philip. No hay nada que puedas hacer por mí. Ya no…

      —Entiendo —se mordió el labio superior —Te daré espacio, pero cuenta conmigo por favor, no me apartes ahora. Jamás me perdonaría si algo te pasa. —sin más se puso de pie y caminó lentamente hacia la puerta que ya lo esperaba abierta, sin más palabras la dejó sola, con una nueva confesión, una nueva culpa y una nueva preocupación.

      Sin


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