Corrientes de psicología contemporánea. Martín Echavarría

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literatura demoníaca, y vemos que el efecto buscado: estrangulamiento de la depresión y gusto en el trabajo, se alcanzó”. Backan explica ampliamente en esta obra las influencias de la mística y el ocultismo judíos, y en particular de la Cábala; cf. 263: “A pesar de las semejanzas entre el psicoanálisis y la Cábala en tanto que doctrina y método, no podemos afirmar que Freud haya verdaderamente leído la literatura cabalística. Pero, de hecho, esta cuestión es secundaria. El espíritu de la Cábala impregnaba la cultura de la que Freud surgió y es cierto que Freud estaba abierto, en su fuero interno, a los sentimientos cabalísticos”. Ibidem, 281-282: “Los principios fundamentales de interpretación de los sueños aplicados por Freud figuran ya en el Talmud. [...] El tratado Berakoth, uno de los menos legalizados del Talmud, encierra una de las más amplias exposiciones sobre los sueños y su exposición de la literatura rabínica. A través de los siglos éste ha servido de guía para la interpretación de los sueños. La semejanza fundamental entre sus métodos y los empleados por el psicoanálisis ha sido ya reconocida en la literatura psicoanalítica”. Durante el tiempo en que perteneció a la logia B’nai B’rith, Freud practicó allí el tarot; ibidem, 74: “Una de las raras distracciones que Freud se permitía consistía en participar en las reuniones de la logia B’nai B’rith de Viena, donde se jugaba una vez por semana al tarot, juego de cartas popular inspirado en la Cábala. Es allí que él expuso por primera vez sus ideas sobre la interpretación de los sueños, en diciembre de 1897 [...]. Es también ante esta sociedad que expuso por primera vez su tema más audaz, el de Dios y Satán”. Sobre este último tema, cf. E. Pavesi, “Freud y el diablo. La concepción de lo demoníaco en el psicoanálisis de Sigmund Freud”, en AA.VV., Actas de las Jornadas de Psicología y Pensamiento Cristiano: Bases para una Psicología Cristiana, EDUCA, Buenos Aires 2005, 195-208.

      48 Cf. S. Freud, “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”: 27: “Es de todo punto adecuado llamar ‘complejo’, siguiendo a la escuela de Zurich (Bleuler, Jung y otros), a un grupo de elementos de representación investidos de afecto.”

      49 Además de Herbart, influyeron en la concepción energética de Freud el célebre fisiólogo Helmholtz y Fechner. Cf. P. L. Assoun, Introducción a la epistemología freudiana, 143-183.

      50 Cf. S. Freud, “Esquema del psicoanálisis” (1940), en Obras completas, vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires 1996, 143: “Suponemos que la vida anímica es la función de un aparato al que atribuimos ser extenso en el espacio y estar compuesto por varias piezas; nos lo representamos, pues, semejante a un telescopio, un microscopio, o algo así”.

      51 Cf. J. Laplanche – J. B. Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Labor, Barcelona 1981, 287 (voz: Principio de Constancia –Konstanzprinzip-): “Principio enunciado por Freud, según el cual el aparato psíquico tiende a mantener la cantidad de excitación en él contenida a un nivel tan bajo o, por lo menos, tan constante como sea posible. Esta constancia se obtiene, por una parte, mediante la descarga de la energía ya existente; por otra, mediante la evitación de lo que pudiera aumentar la cantidad de excitación, y la defensa contra este aumento”.

      52 Cf. Ibidem, 52 (voz: Catexis): “¿Es posible limitar la noción de catexis a su acepción económica? Ciertamente Freud la asimila a la idea de una carga positiva atribuida a un objeto o a una representación. Pero, en el plano clínico y descriptivo, ¿no adquiere un sentido más amplio? En efecto, en el mundo personal del sujeto, los objetos y las representaciones se hallan afectados de ciertos valores que organizan el campo de la percepción y del comportamiento. Por una parte, estos valores pueden aparecer como cualitativamente heterogéneos, hasta el punto de que es difícil concebir equivalencias y substituciones entre ellos. Por otra parte, se constata que ciertos objetos cuyo valor no está totalmente enunciado para el sujeto, se hallan afectados no de una carga positiva, sino de una carga negativa: así, el objeto fóbico no se halla carente de catexis, sino intensamente ‘catectizado’ como objeto que-debe-ser-evitado. / En vista de ello se puede sentir la tentación de abandonar el lenguaje económico y traducir el concepto freudiano de catexis dentro de una conceptualización inspirada en la fenomenología, en la que prevalecerían las ideas de intencionalidad, objeto-valor, etc. Incluso en el lenguaje de Freud se pueden hallar expresiones que justificarían este modo de ver. Así, en su artículo en francés Quelques considérations pour une étude comparative des paralysies motrices organiques et hystériques, 1893, da como equivalente de Affektbetrag (quantum de afecto) el término ‘valor afectivo’. En otros trabajos, el término catexis parece connotar menos una carga medible de energía libidinal que fines afectivos cualitativamente diferenciados: así, cuando falta al lactante el objeto materno, se califica de ‘catectizado de nostalgia’ (Sehnsuchtbesetzung)”.

      53 Cf. J.-P. Sartre, El ser y la nada, Losada, Buenos Aires 1966.

      54 Cf. I. A. Caruso, Psicoanálisis dialéctico, Paidós, Buenos Aires 1964; H. Marcuse, Eros y civilización, Ariel Buenos Aires, 1985; E. Fromm, El miedo a la libertad, Planeta-De Agostini, Barcelona 1993.

      55 Cf. P. Ricoeur, Freud. Una interpretación de la cultura, Siglo XXI, México 1999.

      56 Cf. R. Dalbiez, El método psicoanalítico y la doctrina freudiana, Club de Lectores, Buenos Aires 1987; J. Maritain, Cuatro ensayos sobre el espíritu en su condición carnal, Desclée de Brouwer, Buenos Aires 1943.

      57 S. Freud, “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, 33.

      58 Ibidem, 21.

      59 Ibidem, 23-24.

      60 Cf. Ibidem, 29: “La interpretación de los sueños es en realidad la vía regia para el conocimiento de lo inconsciente, el fundamento más seguro del psicoanálisis y el ámbito en el cual todo trabajador debe obtener su convencimiento y formación”.

      61 Cf. S. Freud, “Psicopatología de la vida cotidiana” (1901), en Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires 1991.

      62 S. Freud, “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, 20.

      63 Es interesante la hipótesis de los orígenes cabalísticos de la concepción freudiana de la sexualidad. Cf. D. Backan, Freud et la tradition mystique juïve, 295-325.

      64 S. Freud, “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, 39-40.

      65 A. Adler, El carácter neurótico, Planeta-De Agostini, Barcelona 1994, 15.

      66 A esta distinción se debe agregar el empuje (Drang) de la pulsión, que es su factor energético-cuantitativo, y su fuente (Triebquelle), que es la zona del cuerpo en que se origina la excitación. Cf. J. Laplanche - J. B. Pontalis, Diccionario de psicoanálisis, 114 (voz Empuje): “Factor cuantitativo variable que afecta a cada pulsión y que, en último análisis, explica la acción desencadenada para obtener la satisfacción”; ibidem, 167 (voz Fuente de la pulsión): “Origen interno específico de


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