Corrientes de psicología contemporánea. Martín Echavarría

Corrientes de psicología contemporánea - Martín Echavarría


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      Para Freud, la psique humana es un mero producto de la evolución de la materia. No nos referimos sólo a la evolución de la Humanidad entera a lo largo de los siglos, sino a que también cada individuo repetiría en su desarrollo personal (biológico y psicológico) la historia de la evolución. Esto implica que cada individuo no es ser humano desde el principio, sino que llega a serlo si se dan determinadas condiciones. Llegar a ser un ser humano implica tener un sistema de representaciones y complejos conscientes que después llamará “el yo” (das Ich). Ser persona es ser un “yo”. Pero esto no se daría desde el principio, sino que sería el resultado de la evolución individual.

      El determinismo radical de Freud supone, no solamente la eliminación de libertad de arbitrio, sino también de la casualidad y la contingencia. Para Freud no existe la casualidad, hay un determinismo perfecto en la naturaleza y especialmente en el psiquismo, y ya veremos por qué esto es tan importante para el método de Freud. Esta concepción, por lo mismo, choca no sólo con toda doctrina que afirme el libre albedrío, sino también con toda doctrina que afirme la posibilidad del indeterminismo físico. Lamentablemente para Freud, la física moderna se ha movido en esta última dirección, quedando su concepción de lo psíquico y de lo físico como un fósil decimonónico.

      5. La represión y el mecanismo de formación de síntomas

      Hay representaciones y complejos cargados de afecto que son reprimidos, es decir, expulsados activamente al inconsciente (ver Figura 1).

      Figura 1 (©2010 Martín F. Echavarría): Dinámica psíquica según S. Freud.

      Hay que recordar que Freud elabora su concepción de la psique en el contexto de la explicación de los síntomas histéricos. Estos síntomas tendrían como origen la represión de representaciones y deseos inaceptables para la conciencia. Las representaciones reprimidas son enviadas al inconsciente porque no son coherentes con nuestra imagen del “yo”, con los complejos conscientes. Los motivos de la represión (Verdängung) son éticos o estéticos.

      Lo reprimido es inaceptable para el yo, porque choca con su imagen de perfección moral o con su sensibilidad estética, o las dos cosas a la vez. Las representaciones reprimidas van al inconsciente (Das Unbewusste), pero como están cargadas energéticamente tienden a retornar a la conciencia, lo que Freud llama “el retorno de lo reprimido” (Wiederkehr der Verdrängten). Como la conciencia está defendiéndose activamente con su energía para que ello no vuelva, lo consciente y lo inconsciente chocan, y se ven necesitados de “negociar” y llegar a un compromiso. El compromiso consiste en que aparte de la energía retenida en lo inconsciente se la dejará pasar a la conciencia pero a condición de que sea transformada, disfrazada. Es decir, esa energía deberá desplazarse a otras representaciones o transformarse en inervación orgánica. Eso que ocupa el lugar de la representación reprimida, y que permite parcialmente la circulación de la energía psíquica “estrangulada”, recibe el nombre de formación sustitutiva (Ersatzbildung). Por ejemplo, una parálisis histérica; a una histérica se le paraliza la pierna; esta parálisis sería un representante físico de una representación reprimida, y guardaría con esta un cierto vínculo, una cierta analogía, que permite que la energía psíquica retenida en lo inconsciente, se transforme en una inhibición muscular. Es decir que parte de la energía que estaba asociada a esa representación va a catectizar, a inervar, a excitar o a inhibir, un músculo. También puede haber un representante psíquico; es el caso de las obsesiones o de las fobias, por ejemplo. Los síntomas obsesivos o los síntomas fóbicos serían formaciones sustitutivas de lo reprimido, y causarían el mismo malestar que provocaría lo reprimido si fuera consciente. La diferencia es que se desconoce su causa y significado.


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