Entrenamiento mental. Terry Orlick
practicar refinamientos, a menudo repasan muchas veces mentalmente las acciones deseadas, con calidad y tacto, para acelerar el proceso de aprendizaje. Algunos también usan las prácticas imaginadas positivas para relajarse y recuperar el control cuando se distraen.
Los grandes deportistas como Roger Federer aprenden de sus mejores actuaciones y saben visualizar las futuras victorias.
Tú también puedes disfrutar de los beneficios de las visiones positivas. Rendir a gran nivel en tu mente (y sentirlo en tu cuerpo) permite crear las condiciones para tener éxito sin haber realizado esas actuaciones en el mundo real. Este proceso de concentración aumenta la confianza, la atención y el rendimiento, dejando un buen concepto sobre uno mismo, sobre la aptitud y la capacidad de hacer las cosas que uno quiere. Con práctica, podrás preexperimentar y volver a experimentar muchas acciones, sensaciones y destrezas importantes para la correcta ejecución de tu mejor actuación posible.
Las ideas positivas combinadas con imágenes y percepciones positivas ayudan a crear una actitud mental y un grado de atención apropiados para un rendimiento de gran calidad. ¿Qué quieres conseguir en tus actuaciones o en la vida? ¿Te imaginas o ves logrando esas metas o sueños? ¿Qué pasos positivos puedes dar hoy para avanzar hacia las metas definitivas? Piensa en cómo quieres rendir en tu siguiente competición, reto o actuación. Déjalo claro en tu mente. Imagínalo, reprodúcelo en imágenes y experimenta la sensación de hacerlo. Deja que las visiones positivas dirijan tus acciones y tu realidad de forma positiva.
CONFIANZA
La confianza es un ingrediente esencial para la búsqueda de la excelencia. La confianza abre puertas que en su ausencia están cerradas a cal y canto. La confianza en el rendimiento sube o baja dependiendo de la calidad de tu preparación, de la calidad de tu atención y de cuánto creas en tu capacidad. La confianza emana del compromiso adquirido con la preparación y la calidad del trabajo, de los monólogos positivos que mantienes sobre lo que has hecho y lo que puedes hacer, de aprender las lecciones extraídas de la experiencia y de conservar una actitud positiva al afrontar los numerosos retos que surgen en el camino. La confianza florece cuando descubres el centro de atención que funciona mejor, respetas el poder de ese centro de atención y lo usas con regularidad.
La confianza requiere un centro de atención específico. La confianza crece cuando la atención se centra en la certeza o seguridad de:
Tu propio potencial.
Tu capacidad para superar obstáculos y conseguir tus metas.
Tu preparación o aptitud mental.
Tu centro de atención.
Tus decisiones.
La importancia de tu misión o búsqueda.
Aquellos con quienes trabajas o juegas.
En pocos casos se inicia la mejora del rendimiento con una total confianza en nuestra capacidad para alcanzar las metas o para realizar ciertas tareas con primor y precisión. La confianza crece al regocijarnos con las cosas que hacemos bien y con el reconocimiento de nuestras mejoras, al aprender de éxitos y fracasos, al asimilar la sabiduría de otros y al descubrir que el centro de atención nos libera para rendir al máximo.
Cuando tienes una fe inquebrantable en tu capacidad para desempeñar una misión y te centras por completo en tu actuación, se te abren las puertas del máximo nivel de excelencia. Cuando distracciones o ideas negativas quebrantan la confianza, el rendimiento sufre altibajos, no porque seas menos capaz, sino porque dejas que las dudas interfieran con tu capacidad de atención. La confianza emana de las ideas arraigadas en tu corazón y en tu alma de que eres capaz de hacer lo que quieres hacer. Cuando la confianza es profunda, uno se fía de su centro de atención y el rendimiento mejora. Cuando hay falta de confianza, pocas veces se alcanza el potencial completo.
La única forma de aumentar la confianza es fortalecer tu centro de atención en las cosas adecuadas. Cada uno de los elementos de la rueda de la excelencia permite mejorar la calidad de ese centro de atención, lo cual a su vez refuerza la confianza. La fe en tu centro de atención es como una llave maestra. Abre la puerta de acceso a los niveles superiores de excelencia, y esos niveles superiores de excelencia abren la puerta a un mayor grado de confianza. Las siguientes estrategias te ayudarán a cimentar tu confianza:
Recuerda que hay alguien que cree en ti.
Piensa de forma positiva en tu capacidad.
Piensa en por qué puedes conseguir tus metas.
Escribe una lista de razones por las que puedes lograr tus metas, o de razones para creer que puedes conseguirlas.
Actúa como si pudieras lograr tus metas.
Céntrate en una preparación técnica, física y mental de gran calidad.
Piensa en los éxitos logrados en el entrenamiento, los ensayos simulados y en actuaciones previas.
Busca los aspectos positivos de todas las experiencias y actuaciones.
Piensa en cómo alcanzar tus metas. ¿Cuál será tu centro de atención?
Extrae continuamente lecciones sobre el centro de atención para mejorar la calidad y solidez de tus actuaciones.
Aunque en ocasiones tu actuación sea brillante sin tener una total confianza, es mucho más probable que alcances tu potencial con una sólida base si tu confianza y tu centro de atención trabajan juntos para ti. Este don emana del respeto a ti mismo, del respeto por tu mejor centro de atención, y de la liberación del cuerpo y el alma para rendir sin inter-ferencias. Concédete ese don, eres merecedor de él.
CONTROL DE DISTRACCIONES
El control de distracciones supone concentrarse, superando descuidos, sin dejar que las distracciones interfieran con la calidad de la actuación o con el éxito de la misión. Algunas distracciones son externas, creadas por otras personas (competidores, seguidores, medios de comunicación) y sus expectativas, o por circunstancias específicas del medio ambiente. Otras distracciones son internas, nacidas de nuestros pensamientos, de las dudas, miedos, preocupaciones o expectativas. Con independencia del tipo de distracciones que nos importunen, es importante mantener un centro de atención positivo antes, durante y después de las actuaciones. El control de distracciones es especialmente importante cuando estamos sometidos a tensión, a presión, a incertidumbres, o en un ambiente atestado, o cuando actuamos en circunstancias exigentes.
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