Salto de tigre blanco. Gustavo Sainz

Salto de tigre blanco - Gustavo Sainz


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rojas y reales como rosas. Tómala y córtame…

      No.

      ¡Hazlo!

      Nunca.

      Yo creo que nuestra vida está hecha de percepciones que se cruzan en el mismo tiempo, a veces el mismo espacio, a veces el mismo espacio-tiempo…

      Yo salgo de la junta y voy a rehabilitación… Allí Zanahoria me dice: Fíjate, si hubieras muerto y persistiera tu idea de que te eliminabas para no ser una barrera infranqueable para tus hijos, ellos se quedarían con la idea de que no vale la pena lograr todo lo que has logrado: sobrevivencia, posición, salud, inteligencia, belleza, amistades, dinero, en fin… Ellos pensarían que no vale la pena destacar… Espárragos me pregunta si la puedo substituir en una obra de teatro porque ella ya se va del Instituto… ¿De qué se trata la obra?… Es acerca de un viejo que quiere ir a morir a una montaña y quiere que lo lleve allí un niño que no es su hijo, pero la madre del niño (esa sería yo) no se lo permite… No quiero saber nada de viejos que van a la montaña… No quiero saber nada de madres que se meten en la vida de sus hijos… El Dr. Tylenol y el Dr. Aspirina, y con cara larga Rice Crispies y Gansito… Chocolate me pide que diga algo… Que les platique por qué estoy aquí… ¿Cómo se resumen en unas cuantas palabras la angustia, el miedo, la soledad que va acumulándose en toda una vida?… Les digo de mis actividades en los últimos cuatro meses… La mudanza a Villa Olímpica que tanto me desagradó… El largo y terrible silencio entre mi marido y yo… La paulatina e inexorable disminusión de mi capital por haber renunciado a mi trabajo… El papel de ama de casa que nomás no resisto ni un minuto siquiera… La dificultad para incorporarme un semestre más en la Universidad adonde quería estudiar una nueva carrera… El esfuerzo por llevar adelante un negocio nuevo y la falta de fuerzas para hacerlo… La creciente obsesión por la muerte y el amante de diecinueve años en un esfuerzo desesperado por aferrarme a la vida… Y la futilidad del esfuerzo… Les expliqué por qué y cómo tomé las píldoras… Cuando terminé hubo un silencio espantoso… Me sentí incómoda… Pregunté ¿por qué nadie dice nada?… Chocolate dijo que él había pensado matarse a los veinticinco años y que ahora tenía veinticuatro y medio…Yo había pensado desde antes en matarme a los sesenta y cinco…Me adelanté… No me gusta nada este grupo silencioso… Tuve que apurarme a comer porque me dijeron que tenía que examinarme un médico general… Amable… Dice que tengo una ligera congestión bronquial producida por el paro respiratorio y la intubación… Me recetó una medicina… A las dos otra junta… La dirigió Tylenol… Muy alegre y simpático… Todos bromeamos menos Chocolate, que estaba triste, y Zanahoria que se durmió… Clase de francés… No asistí… Me aburre… Me siento muy, muy cansada… ¿Es usted neurótico?… No se preocupe… Nosotros nos hacemos cargo de todo… Póngase en nuestras manos y olvídese de sus problemas… Nosotros se los resolveremos por una pequeña cuota mensual…

      Yo pienso que no soy yo quien seduce, sino mi propio falo. Que quizás yo no soy otra cosa sino su instrumento, pues todo, mi estado de ánimo, mis planes, mi pasado, parten de allí. Cierto dominio provisional, la potencia periódica, el gasto inútil. Ésa sería mi verdadera biografía, ritmada por los movimientos de la erección y la relajación, fantasiosamente hasta el infinito…

      2. Dragón agazapado

      Yo escucho la voz de mi hermana que murió cuando yo tenía nueve años. No había vuelto a oírla, pero estaba allí cuando me abandonó mi amante. Mi amante curiosamente tenía el mismo nombre que mi hermana. Tuve una fiebre cerebral ¿se dice así? Deliraba y veía arañas y cucarachas por todas partes, mis amigos se convertían en alacranes o ciempiés. En mi familia nunca se hablaba de mi hermana desaparecida. No exhibíamos ninguna fotografía de ella, no señalábamos ningún aniversario, inclusive, y de ahí mi culpa, quizás, nunca fuimos al panteón a visitar su tumba, al menos abiertamente. Y mi hermana comenzó a consolarme por el dolor que me causaba la separación… Cuando camino la oigo claramente, antes de dormir, al despertar, y siempre es dulce y solidaria, y comprensiva y muy, muy cariñosa…

      Yo trataba de no amarlo. Pero en el fondo deseaba desesperadamente amarlo y que me amase, deseaba entenderlo y que me comprendiese, deseaba sentirme protegida a su lado. Entonces viví en la contradicción, viví reprimiendo mi más puro deseo, mi más antiguo y caro deseo. Es lógico entonces que Ninguno, una vez lejos, me produjera ese rencor no confesado, ese deseo de no verlo ya nunca, nunca… Y si no me permití amar a Ninguno, mucho menos me permitiría amar a Anónimo, a Cualquiera o a Zutano… No, nunca. Eran la muestra, eran la prueba tangible de que no necesitaba a Ninguno. Sólo eso, solamente eso. ¿Y Alguno? (Todo este palabrerío para tratar de entender qué es lo que despierta en mí.) Alguno me pide lo contrario. Alguno me pide que acepte su amor, que me decida ya a amarlo o ser solamente su amiga. Pero no exige que yo lo ame. Me pide decidirme a intentarlo. Intentar amarlo. Intentar aceptar que desea tenerme a su lado muchos, muchos años. Y era esto, aparentemente tan sencillo… Me cuesta un grandísimo esfuerzo. Intentar amar. Decidir amar. Alguno, tengo miedo. Quiero amar. Es sólo que no me atrevo. Es como si me pidieran arrojarme a un abismo… Y sin embargo lo deseo con todas mis fuerzas. Amar. Decir te amo me parece algo tan lejano, tan imposible, tan irreal… ¿Podré decirlo alguna vez? Creo que sí. Si Alguno tiene la paciencia de esperar que logre vencer ese miedo que me domina. Alguno. Su presencia es tan dulce como un día soleado después de una larga temporada de lluvias. Tan dulce como el regreso a casa después de una larga ausencia. Tan dulce como la luz que pone fin al terror de la oscuridad. Alguno. Alguno, te necesito. Te necesito para volver a existir, a ser, te necesito para ser yo, yo de nuevo. Te necesito para salir del mar de dudas en que me debato. Te necesito para no temer esperar que el nuevo día aparezca. Te necesito, y es tan dulce advertir que necesito a otro ser, que me siento incompleta sin él… Quiero vivir, quiero amar,estar viva. Quiero sentir que existo, que no soy una sombra ni un fantasma, un ser irreal, una extranjera en la Tierra. Y este deseo de vivir, de olvidar todo lo pasado, de ver hacia delante, todo esto sucede gracias a Alguno. Querer vivir, sentir el sol, la lluvia, el viento, la noche… Todo ello porque te tengo a ti, porque existes tú. Tú: Alguno. Por primera vez no temeré dejar salir a la superficie mis sentimientos. Por primera vez intentaré con todas mis fuerzas amar… Amarte… Y eso me hace sentir maravillosamente viva…

      Yo creo que todos los profetas de la vida erótica son falsos profetas porque cada pareja tiene que reinventar el sexo. Más que hacer el amor, inventarlo. En nuestra vida erótica la incertidumbre es delicia; la torpeza, pasión. Sólo el cínico conoce el futuro porque lo ha visto antes. Para el omnisciente, el sexo siempre es un problema (Adam Phillips: Monogamy 95)…

      Yo cuando tengo la sensación de que nada tiene sentido, me cuelgo de Dios…

      Yo fui al cine después del dentista. The Night Porter. Qué flaca está Charlotte Rampling y cómo me gusta Dick Bogard. Luego pasamos a cenar tamales a La flor de Lis. Mi ex me habló, como frecuentemente lo hace, de su hermana, que piensa o cree o está segura de que todos los jefes y todas las compañías tienen un solo propósito en la vida: explotarla a ella, a las secretarias en general, a los empleados en general y a ella en particular. Me cansa hablar de mi cuñada. No encuentro ningún punto de identificación con sus problemas.

      Yo y mi compañero hablamos anoche durante largo rato del ámbito mítico y mágico religioso que vincula la vista, la sexualidad femenina y la compulsión de penetrar, digo descifrar, su enigma. Desde la antigüedad la mujer devoradora, llamada diosa y bruja, ha practicado el “mal de ojo”. La gorgona, un ser nocturno, vivía en cuevas. Su mirada era paralizante y tenía cualidades ofidias. Soledad tenía los mismos atributos. Los ojos verdes siempre han tenido fama por sus poderes hipnotizantes. Aura, la de Fuentes, tenía hermosos ojos verdes que ofrecían un paisaje que sólo el hombre podía adivinar y desear en la búsqueda de su ánima. Los hindúes han desarrollado danzas exquisitas, en las cuales la mujer baila con ojos elaboradamente pintados, dibujados en negro y rojo, colores traducidos como rose et noire en Histoire de l’oeil al referirse al pubis de Simone. La mirada cautivante, de rímel experto, es importantísima durante la danza. Mientras que los brazos de la bailarina y las manos tatuadas de negro hasta las uñas pintadas de rojo,


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