Salto de tigre blanco. Gustavo Sainz

Salto de tigre blanco - Gustavo Sainz


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ustedes ya debe ser muy conocida la tradicional solidaridad entre el relato, la empresa libertina y el acto sexual. Obviamente calcados los tres sobre el esquema contractual de la ascención y caída…

      Yo no voy a pensar en nada, eres mi amiga y prima, puedes contar conmigo.

      Entonces el orgasmo sería el final, la culminación ¿verdad?

      Así es.

      Toda mi vida tuve deseos de conversar contigo sobre esto. ¿Sabes? Mi novio es demasiado bueno, paciente conmigo, pero en este tipo de asunto él sólo sabe aquello que él sabe… Para ser breve, desde que empezamos a salir nuestros encuentros son siempre iguales. Me muero de aflicción… ¿Qué va a pensar de mí?

      No va a pensar nada, amiga.

      Es que no siento nada.

      ¿Nada? ¿Nadita?

      Nadita. Fíjate, una vez habíamos venido del aniversario de una amiga, él medio tomado, ay, Dios mío, qué difícil hablar de esto… Bueno, arrimó el dedo, no sé si por casualidad o adrede, y llegó a mi lugarcito, exactamente a mi lugarcito.

      El clítoris, amiga, el clítoris.

      Bueno, tú sabes lo que es ¿verdad? Entonces cuando él resbaló, estábamos acostados ¿no? Bueno, yo también estaba medio tomada y me aproveché y detuve la mano de él en mi clítoris, como dices tú. Fue la mejor vez. Pero después pasó. Creo que tiene pena de repetirlo. Yo también. Ah, si yo fuera hombre… Gané valor para contarte esto porque creía que la mujer que no sintiera nada en la vagina era anormal, pero leí en una revista que las mujeres lo sienten adonde yo lo siento. Qué alivio.

      Mi querida prima ¿te acuerdas de Chinampina, aquella que se casó el mismo día que yo? Con diez años de casada todavía me escribe cosas como “aún sigo siendo un refrigerador”…

      ¿Diez años? ¿De veras?

      No te asustes. Te voy a prestar un libro. Para quien tiene fe, Dios nos asiste, no lo olvides…

      O el Diablo…

      Yo subrayé porque el maestro pidió que subrayásemos. “E imagino entonces (aunque no es más que una imaginación) que la sexualidad, tal como nosotros la hablamos, y en tanto que la hablamos, es un producto de la opresión social, de la mala historia de los hombres. Un efecto de civilización… En suma.”

      Yo terminé pensando en la mantis religiosa. Este animalito devora al macho durante o después de la cópula. Del mundo animal nace el comportamiento… ¿Han visto sus enormes ojos verdes?

      Yo creo que con las sobras de todos los discursos… Con las sobras de todas las conversaciones, de todas las confesiones, se puede llegar a hacer novelas. Poesía en cambio no. Poesía es el núcleo. Aunque sería necesario tener paciencia y perseverancia con los recortes, con los fragmentos. Hay personas muy diestras que pueden hacer con ellos cestas, adornos, vitrales, collages, formas en fin que a su vez pueden dar lugar a núcleos nuevos. ¿Seré muy vanidoso? Es posible. Quiero llegar a ser un poeta importante y también quiero escribir una obra de teatro muy chistosa para que todo el mundo ría y quede exhausto. Y ya todos exhaustos será más fácil inducir ideas de solidaridad, tolerancia, camaradería y hasta amor ¿por qué no? Pero antes quiero que se mueran de risa. Sería necesario.

      Yo me siento deprimido, harto, frustrado. Recapacito sobre esta derrota mientras riego el pasto, me visto sin bañarme y llevo a mi esposa a la Universidad y a la mayor de mis hijas a la escuela. Sigo autoflagelándome cuando voy con la más pequeña a diferentes compañías de crédito. Volvemos a casa. Casi al mediodía llama mi esposa y me regaña como mamá enojona porque no llevé el coche para que le cambiaran el parabrisas destrozado. ¿Por qué tendrá necesidad de gritarme, de erigirse en juez, en verdugo, en capataz? Hago una cita y, cuando llega la hora, voy con la pequeña y mientras hacen el trabajo nos sentamos en una cafetería y bebemos refrescos. Pago el deducible en efectivo y pasamos a una juguetería y al banco, pero no pago la letra del coche porque hay un gentío. De camino hacia la Universidad la pequeña se duerme y la cargo hasta mi oficina en el tercer piso. Afortunadamente pude estacionarme no demasiado lejos. Pero al llegar la niña se despertó, me pidió un chocolate y, cosa rara, no se puso de malhumor. Mi esposa se la llevó al Practicum. Mi malhumor debe venir de la junta a la que asistí poco después. Mangonean al jefe, lo manipulan, intrigan a-la-chita-callando. El jefe parece un lacayo de las feministas. Botan a los alumnos que yo apoyo, imponen su esquizofrénico plan de estudios. Al terminar esto, muy desagradable, pasamos al supermercado, recogemos a nuestra otra hija de casa de su amigo. Comemos bistés encebollados. La pequeña pidió cereal y luego lo aventaba como si fuera confeti. Me quedó muy mal sabor de la junta, la sensación de que ya no debo trabajar aquí. Quizás la náusea que siento es por la bilis derramada. Compramos el periódico y mi esposa lee la sección de empleos. Dice que quiere comprarse varias cosas y que necesita un trabajo extra ahora mismo. Grabo una película de Peter Cushing y Christopher Lee. Empiezo el mes con casi nada de dinero en el banco y menos aún en efectivo.

      Yo dudo entre una cita de Martin Buber y otra de Carlo Emilio Gadda. “No hay Yo en sí, sólo existe el Yo de la palabra-prin-cipio Yo-Tú y el Yo de la palabra-principio Yo-aquello. Cuando el hombre dice Yo quiere decir lo uno o lo otro, Tú o Aquello.” Martin Buber: La vie en dialogue. O: “…el yo, yo… ¡El más asqueroso de todos los pronombres!… ¡Los pronombres! Son los piojos del pensamiento. Cuando el pensamiento tiene piojos, se rasca como todos los que tienen piojos…, y en las uñas, entonces…, se encuentran los pronombres, los pronombres personales…” Carlo Emilio Gadda: La cognizione del dolore. Voy a consultarlo con mi almohada, o en el Periférico, durante el largo camino a Ciudad Universitaria…

      Yo estoy viendo un video cuando llega mi ex. Y cuando suena el timbre descubro que no estaba viéndolo, que en realidad todo este rato me la he pasado escuchándolo a él, su voz, sus reproches, sus palabras, algo así como tengo que entregar este proyecto el lunes, tengo que trabajar sábados y domingos y días de fiesta para mantenerlos a ustedes, bola de vagos, tú te puedes dar el lujo de descansar los fines de semana porque trabajas por sueldo, pero yo no puedo, yo tengo que trabajar todos los días de la semana hasta las dos de la mañana, nunca puedo descansar, no puedo darme ese lujo, no sé por qué además de mantenerte me pides que te dé mi precioso tiempo, quieres que encima te saque a pasear, te haga el amor, te dé masajes, te acompañe a tus insulsas diversiones, cenar con personas, pasear con los niños, ir de vacaciones a Manzanillo o a Acapulco, ir de viaje a New York o a Londres, esos son lujos que tú te puedes dar porque no tienes la responsabilidad que me cargas a mí, tú te puedes dar el lujo de dejar un trabajo cuando te aburre, irte de viaje, comprar lo que se te dé la gana, yo no puedo, yo tengo que trabajar noche y día para mantenerlos a ustedes, tú te puedes dar el lujo de comprar y comprar, lo que yo gasto en comida y en renta es más de lo que tú te has gastado en amueblar la casa de piso a techo varias veces, incluyendo absolutamente hasta el último tenedor, el último cuadro, la última sábana, en tu ropa y la de los chicos, en tus viajes y los de ellos, son lujos, no es necesario que viajen, no es necesario que gastes en cenas para invitar a gente a la casa, no es necesario que compres otra lavadora, otra estufa, otro aparato de televisión, gastas en lujos porque no quieres asumir la responsabilidad de pagar la hipoteca y la comida, que son gastos fijos, yo no estoy para pagar muñequitas de lujo, ¿que tú pagaste la renta, la comida y la escuela hace muchos años?, eso es historia antigua, lo pasado pasado, te gusta aventarme esas cosas, eres una chantajista, una consumada chantajista, nunca estás satisfecha con nada, ¿cómo puedes esperar que te haga el amor si siempre me estás agrediendo con lo que has hecho, lo que has gastado…?

      Yo me pregunto quién inventó el corazón humano. Dímelo y muéstrame el lugar donde lo ahorcaron… (Lawrence Durrell: Justine)

      ¡Yo celosa! ¿Cómo era posible? Celosa como cualquier engendro de mujer Posesiva, Aniquiladora, Castrante… ¿Yo, yo era todo eso? No, no, una y mil veces no. Todo este conflicto aterrador —al menos para mí—, en mi interior, y Alguno ajeno por completo… Por fin decidí alejar de mi mente todo lo que con Pesadilla o Cruda Matutina se relacionara. Bueno, el caso es que Cruda Matutina ni siquiera me preocupaba ya.


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