De la revolución a la industrialización. Sergio de La Pena

De la revolución a la industrialización - Sergio de La Pena


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plena de las relaciones salariales.

      De esta manera, para que se diera el cambio en el modelo de crecimiento se requirió de la conjugación de varios factores: las demandas planteadas en la Revolución buscaban mayor equidad económica, tanto la reforma agraria como la legislación laboral conducirían a una ampliación del mercado interno; la modernización agrícola con el impulso a la irrigación, se sumó a cierto grado de nacionalismo que en el cardenismo condujo a la nacionalización de los recursos del subsuelo. La reorganización del Estado se hizo bajo nuevas premisas ideológicas, lo que implicó también una redefinición de las relaciones con el exterior y con los agentes económicos internos. La crisis de 1929 con el declive de los precios y la demanda de bienes mexicanos aceleró el cambio estructural de la economía nacional.

      En el periodo 1910-1952 se distinguen claramente dos etapas: una de crisis y reorientación de la vía de crecimiento que comprende de 1910 a 1940 y otra en la que la industria se convierte en el motor del crecimiento, 1940-1952, aunque la industrialización no logra convertirse en una estrategia de desarrollo. En el primer periodo se presentan dos ciclos depresivos: 1913-1916y 1927-1932, seguidos dedos de recuperación, 1916-1926 y 1933-1952; como se observará, el último ciclo de auge se extiende al periodo industrial.

      Con las limitaciones que impone la precaria información disponible para el periodo revolucionario se estima que el producto interno bruto (PIB) de México creció entre 1910 y 1952 a un ritmo medio anual de 3 a 3.3% (véase el cuadro A. 1.1 en el anexo estadístico), o sea 1.5% anual por habitante, que es un desempeño destacado, cualquiera que sea el parámetro que se considere, más aún tomando en cuenta que hubo dos ciclos de intensa caída de la actividad económica. De 1911 a 1920 no se cuenta con la información como para poder estimar el producto interno bruto; el dato que aparece en la gráfica es a partir de las dos fechas que conocemos (1910 y 1921), el promedio en realidad esconde años de intensa destrucción de las redes productivas, sobre todo por la interrupción de los transportes.

      Gráfica 1

       Participación porcentual de los sectores en el PIB,

       1895-1955

      a/ sector primario incluye agricultura, ganadería, forestal y pesca b/ Industrias incluye minería, petróleo y petroquímica, manufacturas, construcción y electricidad.

      Gráfica 2

       Tasa de crecimiento anual, 1895-1955

      Gráfica 3

       Tasas de crecimiento promedio anual, 1895-1955

      a/ Sector primario incluye agricultura, ganadería, forestal y pesca. b/ Industria incluye manufacturas.

      El crédito externo se canceló ante el desorden prevaleciente y el servicio de la deuda externa se suspendió desde la ruptura revolucionaria; por tres décadas, hasta la segunda guerra mundial no se contó con recursos externos, hasta que se reanudó el pago de la deuda en los años cuarenta. La suspensión de pagos no se dio por falta de voluntad, hubo arreglos y negociaciones sobre cuantía — incluyendo los reclamos por pérdidas durante al Revolución—, plazos y monto del servicio; no obstante las negociaciones y acuerdos, no se podían cumplir y se cancelaban poco después (consúltese cuadro A. 10), lo cual significaba un gran problema por la necesidad de financiamiento externo, y porque las demandas de los acreedores se acompañaban de presiones diplomáticas y de amenazas de intervención militar. De esta manera el problema de la deuda externa coadyuvó a la construcción de la cultura de agravios y confrontaciones con el exterior, que alimentó la aspiración de aislamiento en los años veinte, y del posterior nacionalismo económico.

      Gráfica 4

       Exportaciones e importaciones, 1895-1952


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