De la revolución a la industrialización. Sergio de La Pena
lo social y político. Se proclamaron las ventajas del mercado y la libre competencia así como la necesidad de subordinar a la "racionalidad económica", es decir a las fuerzas del mercado, la toma de decisiones. Se exigió la reducción del Estado, tanto en su intervención directa como en la regulación. Los organismos multilaterales —Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM)— indujeron una reorientación de las economías nacionales hacia el exterior, al mercado mundial. Se trataba de crear "economías abiertas de Estado mínimo”.
En este contexto la revisión de la historia económica del porfiriato no se hizo esperar, se destacaron las altas tasas de crecimiento logradas en el periodo y se vio en la industrialización nacional-estatista (1940-1980) la causa de la crisis de 1982. A la protección se opuso el libre cambio como medida de política económica que induciría el crecimiento y la competitividad. Se subordinó el mercado interno para potenciar la competitividad e inserción en el mercado mundial, vía la reducción de salarios. Hoy sabemos que los países que han logrado mayores niveles de desarrollo lo hicieron generando combinaciones de libre comercio y protección según iban fortaleciendo sus industrias, sin perder de vista que el objetivo central era lograr que la vinculación al mercado mundial potenciara el desarrollo de su mercado interno, es decir, lograr que el crecimiento beneficiara e incorporara a mayores segmentos de la sociedad, vía la ampliación del empleo y los salarios.
1 Sergio de la Peña (t) , Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM.[regresar]
2 Teresa Aguirre, Posgrado en Economía, UNAM.[regresar]
3 Alvaro Matute, "La Revolución recordada, inventada, rescatada", en La Revolución mexicana. Actores, escenarios y acciones, INEHRM, México, 1993, pp. 21-28.[regresar]
4 Ejemplo de estas obras sobre la Revolución es el libro de Pastor Rouaix, maderista, quien al asesinato de Madero se unió a las filas carrancistas para derrotar a Huerta. En su libro titulado, Génesis de los artículos 27 y 123 de la Constitución Política de 1917, Ediciones del Sector Eléctrico, México, 1978, plantea: "para mover multitudes hay que hacer nacer en ellas esperanzas. La buena nueva que traía esa oferta no hecha hasta entonces por ninguno de los centenares de pronunciamientos anteriores, bastó para enardecer a las masas rurales, que se lanzaron a la lucha al grito de "viva Madero", que era el hombre que ofrecía justicia a los desheredados" (p. 34). Más adelante se refiere a Carranza de la siguiente manera: "la estancia del gobierno carrancista en Veracruz produjo grandiosos resultados, escribiendo una página luminosa en la historia patria...", en relación con Huerta escribe: 'el usurpador, traidor que asesinó a Madero". Por su parte, Antonio Díaz Soto y Gama, miembro del Partido Liberal, con los Flores Magón se unió a Zapata, y para él: "los despojos y las vejaciones eran incesantes y crueles, el malestar crecía, el descontento llegaba a extremos de angustia y desesperación. Pero faltaba el héroe, el caudillo, el encabezador de multitudes, el dirigente de las masas (...) hasta que de las entrañas del dolor del pueblo brotó Zapata, dispuesto a la epopeya y al sacrificio. La lucha fue larga, desesperadamente larga; desigual, dolorosamente desigual; pero Zapata supo sostenerla sin el menor desfallecimiento, con tenacidad y perseverancia que lo inmortalizan", en La Revolución agraria del sur y Emiliano Zapata su caudillo, El Caballito, México, 1976. Martín Luis Guzmán al escribir las memorias de Pancho Villa pone en boca de éste: "yo, Pancho Villa y los otros jefes principales que mandábamos los ejércitos de la Revolución, teníamos el deber de mostrar a todos nuestro desinterés, para que nuestro movimiento por la libertad y la justicia no se enturbiara" No contamos aquí con el espacio para reproducir la abundante bibliografía de esta época y con estas características, sólo a nivel de ejemplos presentamos estas citas. [regresar]
5 Mary Kay Vaughan, La política cultural en la Revolución. Maestros, campesinos y escuelas en México, 1930-1940, FCE, México, 2001, p. 337.[regresar]
6 Alan Knight, "Los intelectuales en la Revolución mexicana", en Revista Mexicana de Sociología, año u, núm. 2, México, abril-junio de 1989. [regresar]
7 Existen múltiples ediciones de este trabajo, que en su momento dio lugar a una gran polémica, una primera versión se publicó en 1930 en Excélsior; y a raíz de la conferencia de Luis Cabrera en la Biblioteca Nacional sobre el mismo tema, se inició la publicación en El Universal, que a decir del autor condujo a protestas oficiales, a la persecución de El Universal y a su destierro a Guatemala. Luis Cabrera publicó el análisis en un folleto con el prólogo "En defensa propia", por lo que fue aprehendido y deportado a Guatemala el 9 de mayo de 1931. Ambos trabajos fueron compilados en Luis Cabrera, Obras completas, edición preparada y dirigida por Eugenia Meyer, vol. III, Obra política, Oasis, México, 1975, pp. 650-705. [regresar]
8 Para algunos autores, como Enrique Florescano, la historiografía desmistificadora de lugar a un primer "revisionismo", pero el revisionismo como corriente historiográfica tiene como premisa fundamental negar o minimizar las posibilidades trasformadoras de toda Revolución. En tanto que en México se critican las limitaciones y el agotamiento de la Revolución de 1910 para mostrar la necesidad de una nueva Revolución que conduzca a nuevas y más profundas transformaciones económicas, sociales e incluso que den lugar a un nuevo sistema (socialista) que se plantea como objetivo. En este sentido no toda la historiografía que cuestionó la versión "oficial" o las interpretaciones que se habían impuesto con mayor fuerza (y que caracterizaban a la Revolución como agraria, nacionalista, democrática, burguesa, antimperialista, antifeudal, etcétera) fueron necesariamente revisionistas aunque "revisaran" las hipótesis y sustento de las anteriores interpretaciones. Enrique Florescano, "La Revolución mexicana bajo la mira del revisionismo histórico", en El nuevo pasado mexicano, Cal y Arena, México, 1991, pp. 69-152.[regresar]
9 Stanley Ross et al, ¿Ha muerto la Revolución mexicana?, SepSetentas, México, 1977, y Premiá Editora, México, 1979. [regresar]
10 Adolfo Gilly, Amaldo Córdova, Armando Bartra, Manuel Aguilar Mora y Enrique Semo, Interpretaciones de la Revolución mexicana, UNAM-Nueva Imagen, México, 1979.[regresar]
11 Los autores mencionados destacan algunas causas del ciclo revolucionario abierto a principios del siglo XX, así como algunas características comunes que compartieron los procesos revolucionarios. Para Hobsbawm "La centuria burguesa desestabilizó su periferia de dos formas distintas: minando las viejas estructuras de sus economías y el equilibrio de sus sociedades y destruyendo la vitalidad de sus regímenes e instituciones políticas establecidas". Eric J. Hobsbawm, La era del imperio (1875-1914), Labor Universitaria, Barcelona, 1989. Kosok destaca la debilidad de la burguesía y el proletariado en la conducción y dirección de las revoluciones burguesas: "...los movimientos revolucionarios y la realización de la Revolución burguesa siguieron caracterizados durante largo tiempo en América Latina, Asia y partes de África por la debilidad orgánica (objetiva y subjetiva) e incluso por la inexistencia de la hegemonía burguesa, al mismo tiempo que faltaban o carecían de madurez los componentes proletarios [...] la potencia revolucionaria de los elementos pequeño burgueses y campesinos se prolongó, con lo que el ciclo de la Revolución burguesa adquirió una nueva dimensión espacial, de contenido y de perspectiva, procesos que se repiten en las revoluciones de Persia,Turquía, México, China...", Manfred Kosok et al, Las revoluciones burguesas,