El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany

El deseo prohibido de Doug - Darlis Stefany


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tú no los escogías.

      —Tampoco es que fueran muchos, solo dos novios y citas con dos más.

      —Sí, bueno, en eso tienes razón.

      —Es la primera vez en mucho tiempo que hablo contigo sin que estés en modo pervertido en todo.

      —Sí, y también es la primera vez en muchísimo tiempo en la que me hablas sosteniéndome la mirada y sin sonrojarte. ¡Lo hemos logrado! —bromea.

      —Otra pregunta.

      —Adelante.

      —¿Por qué siempre estás escribiéndome en Twitter?

      —Es divertido, Hilary, a veces tú te estresas porque no entiendes lo que digo o porque lo hacen tendencia —él incluso ríe—, creo que el treinta por ciento de mi Twitter tiene menciones tuyas.

      —No me siento para nada halagada.

      —Deberías —señala—. ¿Por qué no puedes rechazar a tu amigo el que nunca se calla?

      —¿Qué te hace pensar que no lo he rechazado?

      —Que los vi hoy en el estacionamiento, y me pareció verlo sumamente cerca de tu rostro, así de cerca —se inclina hacia mí con su rostro increíblemente cerca de mi rostro, luego me da un beso de pico—, claro, que él no pudo hacer eso —vuelve a su posición.

      —No estuvo así de cerca, exagerado, no creo que él tuviera intención de besarme.

      —¿Vas a decirme que no te ha pasado por la cabeza que en algún momento él ha querido besarte?

      —Puede ser… —suspiro—, mira, no es fácil estar en la situación de rechazar a un amigo al que quieres mucho. Nunca me imaginé que él me viera con distintos ojos al de una amistad. Sé que debo decirle para que no se ilusione, quizás pensarás que estoy siendo cruel al ser dulce con él, pero siempre he sido de ese modo con él.

      —No creo que seas cruel, solo creo que es un error el que intentes hacer feliz a todo el mundo a tu costa, Hilary —niega con su cabeza—, es preocupante la idea de que algún día puedas sacrificarte por una persona que no sea correcta.

      —Trataré de no hacerlo…

      —¡Oye! No te molestes, solo olvídalo, no quiero hacerte cabrear ahora —hace un gesto con la mano—. ¿Hermano favorito?

      —Esa es una pregunta tramposa, Doug, no puedo simplemente decidirme por uno.

      —Sí… Como que estás loca por ambos —dice riendo—, ya sé. ¿Integrante favorito de la banda?

      —El miembro BG.6, Harry Daniel.

      —Listilla, a ver… ¿Color de ropa interior que estás usando?

      —¡Doug! Ya me había asustado de que no fueras tú, hace minutos que no decías un comentario como ese… —él ríe por lo bajo—, y negra.

      —¿Negra? —pregunta con sorpresa de haber obtenido una respuesta. Gracias al divino destino que me ha permitido afrontar esta noche sin ningún sonrojo.

      —Negra y encaje.

      —¡Joder! ¡Has puesto pensamientos calientes en mi mente! —exclama, muerde su labio inferior antes de cerrar sus ojos con fuerza. Cuando los vuelve a abrir, respira con fuerza—, bueno, la ronda de preguntas ha terminado, hora de poner el auto en marcha.

      No digo nada, oficialmente las horas están por acabar. Lo escucho murmurar «negro y encaje, joder» y no puedo dejar de sonreír.

      • • •

      Por quinta vez el celular de Katherine me envía al buzón de voz, tuerzo mis ojos, espero que la razón por la que no contesta el teléfono sea una muy buena.

      —No tengo ningún problema en esperar —anuncia Doug apagando el auto y poniéndose cómodo en su asiento—, son las cinco y media de la mañana, en algún momento llegará…

      —Supongo.

      Permanecemos en silencio y siento su mano tomando la mía mientras su pulgar acaricia el dorso de mi mano.

      —¿Cuáles son tus planes después de graduarte?

      —Trabajar en galerías o museos de arte, ir ascendiendo y en cualquier momento de un futuro poder abrir mi propio negocio.

      —Tienes una gran visión del futuro, eso es bueno —me sonríe—, eres una mujer con muchas virtudes.

      —Gracias.

      —Oh, no puedo creer que después de tantas horas, sea justo ahora cuando te sonrojas ante un cumplido.

      —Déjame —digo riendo.

      —¿Sabes que patrocino muchos locales de tatuajes? —asiento—. Quiero abrir uno, uno donde pueda asegurarme de que todo se trate de arte y lleve mi sello. Lo he estado pensando por mucho tiempo y realmente quiero hacerlo.

      —Eso es grandioso, como un negocio paralelo y suena muy como tú —él me sonríe un poco.

      —Aparte de mamá y Jeremy eres la primera persona a la que se lo digo, bueno, además de Max que me está ayudando con los trámites legales.

      Lo miro sorprendida, es como si esta noche Doug me hubiese dicho todo lo que no me ha dicho en siete años y medio. Noto que de alguna manera él tiene mucha confianza en mí.

      —Pareces sorprendida.

      —Es porque esta noche tú has sido muy dulce.

      —Te dije que te daría una noche inolvidable.

      —¿No estás fingiendo, verdad? —digo con una duda repentina.

      —No, Hilary, he sido yo mismo… Puedo ser dulce cuando alguien me importa… Tengo mis buenos momentos, pero sigo siendo yo. Sigo siendo el hombre que disfruta de ver tu culo en pantalones ajustados y que hoy ha estado bastante entretenido mirando tus piernas… Y en la última hora he estado pensando en las palabras «negra y encaje».

      —Sí, definitivamente sigues siendo tú.

      —Mira quién está llegando —dice divertido mientras vemos a Katherine bajar del auto de Ashton, ella se inclina, dice algo, ríe y sigue su camino.

      Bajo la ventanilla para hablarle.

      —¡Katherine! —ella se detiene y se voltea sorprendida—, me he dejado las llaves, ya subo, deja la puerta del edificio abierta.

      Ella alza su pulgar en señal de entendido pero sigue observándome con sorpresa antes de adentrarse al edificio. Me giro hacia Doug.

      —Bueno, ya ha llegado… Gracias…

      —Espera, deja que te acompañe a la entrada del edificio.

      Bajo del auto al mismo tiempo que él y lo escucho bufar, volteo y él niega con la cabeza con las manos en sus caderas.

      —En serio que matas el momento princesa, se suponía tendrías que haber esperado que yo abriera tu puerta —sacude su cabeza—, pero por supuesto que pensarías que yo no lo haría por ti.

      —Oh… Ni siquiera me pasó por la cabeza.

      Él ríe y camina a mi lado hacia la entrada del edificio, este día siempre lo recordaré, tal como él se lo propuso, me dio unas horas que serán bonitas de recordar.

      Me detengo frente a la reja en la entrada del edificio, bueno, por primera vez en mi vida estoy teniendo ese momento en el que no sé qué decir frente a una entrada, qué clisé, pero es así. Sus manos toman las mías y no puedo evitar verlas, ha sido bueno mientras ha durado.

      Alzo mi mirada hacia él que me sonríe. Doug es muy atractivo, realmente lo es. Lo veo inclinarse hacia mí antes de presionar suavemente su boca en la mía en un beso breve pero húmedo.

      —Fueron unas grandiosas horas —murmura contra mis labios antes de alejarse—,


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