Crononautas. Alejandro Polanco

Crononautas - Alejandro Polanco


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de su padre ya fallecido9, impresionando a los dos sacerdotes. La súbita aparición de aquella psicofonía sirvió de acicate para que se dedicaran a investigar el extraño asunto, contactando con todos los expertos europeos en sonido que pudieron encontrar y llegando a una novedosa teoría: las voces e imágenes del pasado quedarían grabadas en una suerte de éter desconocido, siendo posible su recuperación a voluntad por medio de las técnicas adecuadas. Acababa de nacer la idea del cronovisor. Se dice que, desde sus comienzos, este proyecto estuvo controlado por Pío XII, quien lo clasificó como secreto. Lo que distingue el caso Ernetti de todas las demás tecnoleyendas es el propio personaje central, pues el padre benedictino rehuía del tema, aunque nunca negó sus afirmaciones sobre el cronovisor. Parecía un asunto clavado a modo de espina en su alma. Los últimos años de su vida los dedicó a la atención de supuestas víctimas de posesión diabólica, siendo la mayoría de éstas, en su opinión, personas que padecían diferentes trastornos mentales. Pellegrino Ernetti abandonó este mundo en abril de 1994, llevándose todos los secretos del cronovisor consigo, si es que en realidad hubo secreto alguno, algo más que dudoso. Desde entonces, muchos son los fragmentos informativos que ha generado este asunto, a la vez de varios libros que arrojan más dudas que certezas acerca de la hipotética máquina. Uniendo todos los fragmentos, puede hacerse uno la idea de cómo era, supuestamente, el cronovisor. Hay quien piensa, en el colmo de la especulación imaginativa que, aunque el proyecto fue supuestamente cancelado por el Vaticano dada su peligrosidad al atentar contra el libre albedrío, como se ha afirmado muchas veces, la máquina jamás fue destruida y continuaría guardada en un lugar seguro esperando días mejores10. Ernetti, además de sacerdote, era profesor e investigador en un campo poco cultivado de la música, la prepolifonía, estando adscrito al Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia y había llegado a ser docente en la Academia Santa Cecilia de Roma.

      Galería de rumores

      Sobre el cronovisor de Ernetti se ha dicho de todo, y nada de ello es verificable. Para empezar con la galería de rumores, cualquiera que investigue un poco este asunto se topará tarde o temprano con una impactante imagen de Cristo poco antes de morir que, según se dijo hace años, correspondería a una instantánea de ese momento histórico, grabada con el cronovisor. El propio Ernetti salió al paso de tales afirmaciones para negarlo rotundamente, porque aquella imagen no era más que una fotografía de un crucifijo conservado en el Santuario del Amor Misericordioso, de Collevalenza, en la italiana provincia de Perugia. Más rumores: se cuenta que en la investigación inicial para crear el cronovisor, intervinieron doce físicos de primera fila. El año 1956 sería la fecha hipotética en la que se pusieron en marcha las investigaciones de forma seria, siendo al año siguiente cuando se unió al grupo el portugués Profesor Matos11, quien ya se había interesado por el tema de la cronovisión mucho antes.

      La siguiente parada en la ruta de los rumores hace referencia a la técnica utilizada en la máquina. La teoría de Ernetti se basaría en el concepto aristotélico de la desintegración del sonido, aunque en este punto hay opiniones para todos los gustos, desde las que implican un gran conocimiento por parte de aquellos científicos de la filosofía pitagórica a los que invocan a la cábala. Según la idea de Aristóteles, o de Pitágoras según la versión que elijamos, la luz y el sonido no desaparecen del todo después de su aparente extinción, sino que se transforman de una forma desconocida y se mantienen en el lugar donde se originaron, siendo posible su recuperación de manera indefinida en el tiempo. Ernetti comentó, en una de sus pocas conversaciones públicas sobre el tema, que las ondas sonoras se subdividen en armónicos que se graban en los materiales inertes, o en algo tan ficticio como el éter, pudiendo ser recuperadas si se dispone de los mecanismos adecuados. El escritor Robert Charroux se refiere a la aventura de Ernetti con estas palabras12:

       …el padre benedictino Pellegrino Ernetti ha logrado un milagro científico. Él no es un brujo ni un visionario medieval, es considerado un científico genuino. (…) Llevó a cabo su investigación en colaboración con doce científicos de los que no se conoce la identidad. Desde 1956 este equipo viene investigando en la posibilidad de resucitar el pasado para que sea visto a través de un aparato similar a una televisión. En 1957, Ernetti contactó con el Profesor Matos quien, dada su experiencia en el tema, marcó la pauta a seguir por todo el grupo. Matos estaba interesado en reproducir el pasado por medio de algún proceso análogo a la televisión y basó sus teorías en las escrituras de Aristóteles sobre la desintegración del sonido y algunas antiguas ideas de los pitagóricos.

      Un texto de lo más esquivo porque no ofrece datos ni notas que puedan comprobarse. En este fragmento se resumen la mayoría de los tópicos sobre el tema de la técnica de cronovisión, desde la aparición del misterioso Matos hasta el recurso a olvidadas filosóficas de la antigua Grecia. Ernetti, por su parte, no parecía confiar demasiado en las ideas aristotélicas o pitagóricas. Según sus propias declaraciones, la base de su tecnología se centraba en la ciencia básica, más concretamente la física de vanguardia. Pero su idea de la transmisión de las ondas iba mucho más allá de lo que la ciencia muestra pues, en su teoría básica, Ernetti necesitaba de un ente aborrecido por la física desde principios del siglo XX, el éter. Para que las imágenes y sonidos se mantengan en estado latente en el ambiente, necesitan estar grabados en algo, por efímero que sea, no es posible que esto suceda en el vacío. Durante siglos la ciencia sufrió de horror vacui, la negación de la existencia del vacío. Para que la luz viajara por el espacio era lógico pensar que necesitara un medio material, un vehículo por el cual transmitirse y que llenara el espacio. El medio que servía de soporte para la luz era el éter, que todo lo impregnaba. Experimentos de comienzos del siglo XX demostraron que el vacío lo inunda todo, que la luz es una onda electromagnética que no necesita del éter y que, por tanto, éste no existe. El éter fue desterrado de la física y los pocos que se atrevieron a mantenerlo en sus ideas fueron declarados heterodoxos.

      Uno de los que volvió a invocar la presencia del fantasmal éter fue Ernetti. La idea de recuperar el éter rondó la cabeza del benedictino desde el “descubrimiento” de las ya mencionadas grabaciones efectuadas por el padre Gemelli, en el laboratorio de física de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán. Las misteriosas voces grabadas en aquella sesión fueron enviadas para su estudio a Ernst Senkowski13. A partir de ahí, Ernetti investigó el tema de forma similar a como harían después los estudiosos de las psicofonías y de las psicoimágenes, pero pensando más en que se trataba de inclusiones residuales procedentes del pasado que de “voces de los muertos”. Investigando en este campo de la desintegración del sonido, el voluntarioso benedictino llegó a una conclusión, según la cual, las ondas, sean del tipo que sean, se pueden descomponer en armónicos (sic.) cada vez más pequeños hasta alcanzar el nivel atómico e incluso el subatómico. Con la ayuda del cronovisor, que según muchos de estos rumores constaría de un oscilógrafo catódico y un circuito adecuado para encauzar los electrones siguiendo frecuencias muy precisas, sería posible invertir el proceso de desintegración de las ondas y recomponer, aproximándose a su estado original, un sonido e imagen del pasado. Cada una de estas hipotéticas transformaciones estaría marcada por una huella característica, en relación con el tiempo que haya transcurrido desde que se grabó en el éter, siendo esta huella necesaria para poder sintonizar con precisión el tiempo pasado que se desea explorar. Suena extraño y completamente pseudocientífico, sin embargo el padre Ernetti siempre repitió con vehemencia una idea cuando se le cuestionaba por la veracidad de esta “teoría”:

       …esto no tiene nada que ver con la parapsicología o la metafísica, ¡es ciencia pura!…cada ser humano, desde el momento de su nacimiento hasta el de su muerte crea una grabación en el ambiente formada por un doble surco de luz y sonido. Esto constituye su marca individual de identidad. Este mismo principio se aplica a la música y al movimiento. Por medio de las antenas que utilizamos en nuestro laboratorio, podemos sintonizar con esos surcos y recuperar la luz y el sonido del pasado.

      Muy interesante, ¡si fuera mínimamente cierto! Estas palabras del protagonista en la trama del cronovisor no dejan lugar a dudas sobre su imaginaria base teórica, pero en ningún caso aportan material necesario para reconstruir o, por lo menos, hacerse una idea mínima de cómo debiera ser el montaje de la supuesta máquina. Los últimos rumores a este respecto hablaban de un sistema semiorgánico, en el


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