Crononautas. Alejandro Polanco

Crononautas - Alejandro Polanco


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y enseñanzas de los maestros del lejano Oriente, tuvo tanto éxito que fue necesario ampliarla paulatinamente hasta alcanzar los seis volúmenes de extensión, siendo el último póstumo, con una recopilación de algunos artículos de los años treinta. Las obras de Spalding son de carácter filosófico, casi metafísico, mezclando una personal visión de la vida con la mística oriental. Se relacionó con banqueros e industriales británicos y norteamericanos, además de científicos. Este aventurero conocedor, según sus propias palabras, de muchos secretos del pasado oriental, confió a sus allegados durante sus últimos años de vida que era el depositario de un gran misterio, la forma de construir una máquina con la que poder contemplar el pasado18. En sus propias palabras:

       …todo lo que se dice, la voz, las palabras, queda atrapado para siempre en una banda de frecuencias vibratorias muy concretas…

      Pero no sólo se limitó a informar sobre aquel secreto, afirmó que lo llevó a la práctica, llegando a fotografiar personajes históricos como George Washington. Naturalmente, no hay constancia de que nadie haya visto esas fotografías nunca. Steinmetz recogió la idea y decidió llevarla también a la práctica, sin embargo, guardó los resultados de la experiencia para sí mismo, seguramente porque, como es de esperar, no logró absolutamente nada. Curiosamente, Spalding fue contratado por el famoso director y productor de cine Cecil B. DeMille, quien estaba preparando su película bíblica Rey de Reyes19. El magnate del cine conocía la historia de la cámara para ver el pasado y los rumores afirman que buscó a Spalding y a Steinmetz porque éstos afirmaron haber viajado a tierra santa para fotografiar el rostro de Cristo. ¿No se parece demasiado esta declaración a las que Ernetti hizo mucho después? En las pocas entrevistas que Spalding concedió a los medios en aquellos días también afirmó que, cuando el secreto se desvelara, la policía obtendría mucho provecho del invento, pues revolucionaría la investigación de los crímenes. Como puede suponerse, el supuesto secreto sigue sin desvelarse.

      En 1912 el barón Ernst von Lubek dijo haber logrado lo mismo, una máquina fotográfica capaz de traspasar las barreras del tiempo y recuperar imágenes del pasado. Se puede llamar cámara, pero en realidad poco se parecía aquel engendro mecánico a una cámara fotográfica como las que conocemos. El equipamiento de Lubek incluía un tubo de rayos catódicos embutido en plomo, similar a un primitivo televisor y un circuito extraño con electrodos de disprosio20, un elemento raro. La energía procedía de una bobina de Tesla modificada. Décadas más tarde, en 1934, William D. Pelley, aventurero, inventor y escritor norteamericano, anunció haber colaborado con Steinmetz y Edison en una cámara para ver el pasado a la que llamaron UltraVision. Nunca ofreció ninguna prueba real de la existencia del aparato pues, según su melodramática narración, las autoridades confiscaron todo el material por considerarlo peligroso para la seguridad nacional. ¡Vaya oportunos!

      Sin duda, la cámara temporal más famosa después del cronovisor de Ernetti fue la cámara radiónica de George DeLaWarr. Desarrollada durante los años 50, se dice que era capaz de proyectar imágenes del pasado. Pero hay una novedad con respecto al resto de cronocámaras, ¡ésta podía captar el futuro! DeLaWarr publicó varias fotografías con las que pretendió demostrar la veracidad de sus afirmaciones. Para este inventor…

       …el tiempo es un vector que forma parte del espectro electromagnético, grabándose todos los acontecimientos en un espacio de ese espectro. Existe un mundo prefísico al cual puedo acceder a través de mi cámara…

      Unas palabras que se parecen mucho a las de Spalding, escritas casi medio siglo antes. DeLaWarr logró durante varios años recopilar más de 13.000 fotografías obtenidas con su aparato, al que también se le atribuían capacidades en el diagnóstico de enfermedades o la percepción remota. George DeLaWarr afirmó que el futuro podría ser también captado con su cámara radiónica, se cuenta que realizó un polémico experimento en el que radiografió el abdomen de una mujer embarazada y en la película resultante se pudo ver la algo borrosa imagen de un niño ¡ya crecido! Hay que reconocer que, al menos, imaginación no le faltaba.

      Cronovisores actuales

      En febrero de 2003 salió a la luz la noticia sobre un nuevo cronovisor. El periódico ruso Pravda informó sobre un inventor local que dice haber construido cámaras temporales para fotografiar el pasado utilizando como componente crítico lentes de cuarzo. Otra vez aparece este viejo amigo del mundo mineral. Según el inventor21:

       …las lentes de cuarzo puro hacen que la luz ultravioleta pase a través de ellas casi sin pérdidas. Este tipo de radiación es la que transmite las imágenes del pasado. Con esta máquina he logrado fotografiar escenas de la Segunda Guerra Mundial en un bosque…

      Curiosas declaraciones que se acompañaban de otras descripciones sobre instantáneas en las que aparecerían guerreros de la estepa o mamuts prehistóricos junto con árboles gigantescos. El protagonista de esta historia, Henry Silanov, residente en la ciudad de Voronezh, tiene una forma curiosa para explicar su cronovisor que difiere de todas las demás. Durante sus “investigaciones” del fenómeno OVNI ha llegado a la conclusión de que esos objetos utilizan portales para abastecerse de energía, puntos sobre la superficie terrestre especialmente cargados de energía. Rastreando con magnetómetros en esos puntos, emparentados con los lugares sagrados y lo que se ha dado en llamar “malla energética de la Tierra”, encontró que allí se concentraban grandes cantidades de energía desconocida hasta entonces. Esta energía se captaría en el dominio ultravioleta del espectro, siendo posible su transformación en fotografías a través de una cámara preparada como la que afirma haber construido Silanov. A partir de aquí, la colección de frases de este investigador se empieza a parecer a las demás, pues afirma que todo lo que sucede en la naturaleza se graba en esas zonas o puntos de energía, siendo posible su recuperación por medio de sistemas tan simples como el suyo, una cámara réflex modificada con un objetivo con lentes de cuarzo especiales. Sin embargo, de nuevo, tanta palabrería no aporta pruebas de ningún tipo.

      Ernetti y Gemelli no han sido los únicos sacerdotes italianos apasionados con la idea de recuperar la memoria del pasado. Luigi Borello, menos conocido que los anteriores, siguió por el mismo camino. Durante más de treinta años el padre Borello se dedicó con pasión al estudio de las ideas más vanguardistas de la física. Según su teoría neutrínica22, sería posible desde el punto de vista técnico construir una máquina para revivir el pasado (sic.). Además de sacerdote, muy querido por su labor pastoral, el padre Borello era físico y matemático, miembro de la Academia Tiberina de Roma, muy inquieto y con un ardiente deseo por conocer, espíritu que le llevó a desarrollar de forma privada su cronovisor. Nacido en el italiano valle de Pezzolo Uzzone en la Navidad de 1924, en el seno de una familia muy religiosa y humilde, Luigi pasó su niñez asombrado por las bellezas de la naturaleza, deseando conocer los más íntimos secretos del universo, decide estudiar ciencias. Ordenado sacerdote católico en 1950, fue profesor de física, matemáticas y ciencias naturales en diferentes centros de formación religiosa. Su peculiar forma de entender las teorías avanzadas de la física le llevó a desarrollar la mencionada teoría neutrínica, por supuesto al margen de la ciencia establecida, ideada anteriormente por Cesare Colangeli, dando este esfuerzo como resultado su máquina de cronovisión. Dividiendo sus esfuerzos entre la labor pastoral y la pasión por la física, su invento fue mejorando poco a poco. Según Luigi Borello, al igual que la luz incide en nuestros ojos y los sonidos activan los nervios de la audición en nuestros oídos, así toda la radiación existente en la naturaleza queda marcada en las rocas y en el ambiente de una forma inaccesible a nuestros sentidos, pero recuperable por medio de procedimientos adecuados. La forma que tenía Borello de entender su cronovisor no se aleja de las ideas de Ernetti, Spalding o DeLaWar:

       …tras más de tres décadas dedicadas al estudio de la captación de sonidos e imágenes del pasado, he llegado a la conclusión según la cual el espacio es un continuo en el que no cabe el vacío absoluto. Cada vez que los sonidos o las imágenes de un acontecimiento golpean la materia, se crea una nueva forma de energía hasta ahora desconocida. El principio de esta máquina es muy sencillo, no solo los seres vivos tienen memoria, las huellas de la luz y los sonidos crean una memoria en la materia inanimada. De esta forma, las piedras son capaces de grabar recuerdos


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