Reino, política y misión. Alberto Roldán

Reino, política y misión - Alberto Roldán


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ser concebido desde el concepto trinitario de Dios, ya que el monoteísmo a secas solo ha servido para legitimar las monarquías absolutistas. Por lo tanto, el concepto trinitario es el que puede ser capaz de superar ese monoteísmo que conduce a la esclavitud y el sometimiento de la humanidad. En Joaquín de Fiore y en la teología luterana y reformada, Moltmann encuentra un marco teórico que le permite pensar el reino de Dios en términos de solidaridad, de pluralidad, donde el Padre crea y conserva el mundo, el Hijo libera a los seres humanos de su oclusión y el Espíritu libera energías produciendo una nueva creación en la historia.

      Importancia del Reino de Dios para la missio Dei

      ¿Qué importancia tiene el concepto teológico “reino de Dios” para la missio Dei? Primero, debemos definir lo que significa esta expresión latina, missio Dei, para luego reflexionar sobre las vinculaciones entre el reino y la misión.

      Definida la missio Dei, es oportuno, entonces, reflexionar sobre su importancia y las conexiones que pueden establecerse con el reino de Dios. El tema es muy amplio; por ello, en esta oportunidad, solo enunciaremos lo que consideramos más importante.

      En primer lugar, el concepto del Reino permite superar la tendencia eclesiocéntrica en la teología y la misión cristianas. Cuando la iglesia entiende la misión como si su centro fuera ella misma, reduce el propósito de Dios con su mundo. En rigor, el propósito último de Dios no se reduce a la salvación de “almas” o de “personas” o de “familias”, sino que consiste en la reconciliación del mundo. Pablo dice que “en Cristo Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo” (2Co 5.19). A la luz de este texto y de otros de la literatura paulina (como Romanos 8.19 y ss.), hay que entender “mundo” en un sentido comprehensivo, abarcando no solo la vida humana y salvación de las personas, sino también el mundo creado por Dios, ya que la esperanza cristiana no se reduce a un “cielo etéreo”, sino a “cielos nuevos y tierra nueva”. La teología del Reino permite que la iglesia salga de su claustro para evangelizar el mundo con la buena nueva de la reconciliación de todas las cosas, visibles en invisibles, presentes y futuras, terrenas y celestiales en Cristo. José Míguez Bonino, al referirse a esta superación del eclesiocentrismo, cita un trabajo de J. C. Hoekendijk, presentado en la conferencia de Willingen, que dice:

      En palabras de Julio de Santa Ana:

      En tercer término, la teología del Reino da un marco teórico para el involucramiento de la iglesia en todos los movimientos sociales que, fuera de ella, también luchan por la justicia y la paz, aunque no estén explícitamente inspiradas en el reino de Dios. La iglesia puede participar, entonces, en esas luchas sin sentimientos de culpa ni prejuicios. Aquí, es necesario plantearse dos preguntas: ¿Cómo se relaciona el Reino con la iglesia? ¿Puede el Reino prescindir de la iglesia o la iglesia del Reino? A la primera pregunta, deberíamos responder qué es el Reino como esfera del gobierno de Dios en el mundo que crea la iglesia. Esta es una realidad temporaria, mientras que el Reino es eterno, el centro y la meta de la historia de la salvación. En palabras de Verkuyl:


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