Epistemología y Psicoanálisis Vol. II. Gregorio Klimovsky

Epistemología y Psicoanálisis Vol. II - Gregorio Klimovsky


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y perfeccionar la obra de los teóricos del psicoanálisis, se la deja un tanto erráticamente librada a sí misma. El otro obstáculo proviene de quienes desde el propio psicoanálisis no quieren sujetarse a la disciplina que la metodología y la epistemología imponen. De este modo contribuyen a trasformar el psicoanálisis en una mera aventura filosófico-literaria de carácter muy especulativo. Por atractivo que esto pueda ser, si es todo y nada más, semeja a algo así como a renunciar a la química contemporánea para regresar a la época de los alquimistas. No hay duda de que, visto superficialmente, Paracelso es mucho más divertido que Dalton o Milstein. Pero en cuanto a conocimiento sistemático y garantizado (las dos condiciones que Nagel impone a una práctica para ser científica), lo último no es lo más conveniente para la química. Y tampoco —análogamente—, para el psicoanálisis.

      Si en lugar de la concepción ortodoxa tomáramos en cuenta puntos de vista como los de Thomas Kuhn o Imre Lakatos, nuestra tesis tampoco se vería alterada. Que la comunidad psicoanalítica se mueve con paradigmas o con paradigmas de investigación con algún núcleo fuerte inalterable (la teoría del inconsciente, la teoría de la transferencia, la libre asociación, entre otras) parece indiscutible. En general, creemos que el análisis del comportamiento de la comunidad psicoanalítica desde un punto de vista sociológico o psicosociológico no depara demasiadas sorpresas. Las dificultades estuvieron siempre, en nuestra opinión, del lado lógico-gnoseológico. Es aquí donde nos parece que una opinión positiva, al lado de tanto caos metodológico o de tanta aventura literaria, puede ser útil para el porvenir de una disciplina que, por muchos motivos, es muy valiosa.

      El objeto del psicoanálisis

      [MESA REDONDA][11]

      Presentación, por Aldo Melillo

      En nombre de la Comisión de Publicaciones y de la Escuela de Psicoterapia, agradezco a los que están aquí. La idea es hacer una charla más o menos informal entre psicoanalistas y un epistemólogo, en este caso, para tratar de dibujar una teoría acerca de cuál es el objeto del psicoanálisis o qué se podría decir hoy acerca de ese tema, que presente cierto consenso. O simplemente, para señalar las discrepancias. La idea de juntar un epistemólogo con psicoanalistas es para que ese dibujo teórico del objeto del psicoanálisis se torne algo más o menos comprensible y accesible al vincularlo a la práctica analítica y a los conceptos teóricos que habitualmente manejamos los psicoanalistas. Tengo la sensación de que hace rato que los psicoanalistas hemos adosado a nuestra práctica teórica a los epistemólogos de distintas tendencias; Klimovsky dirá si es habitual o no en otras ciencias, o en qué medida se da esta suerte de connubio, que en psicoanálisis se ha vuelto casi una tradición.

      No sé si ello depende de una particular dificultad en cuanto a la concepción de qué es el psicoanálisis, cuál es su objeto, o simplemente es que a los psicoanalistas nos gusta mucho ser estudiantes y tener grupos de estudio. Como un ejemplo de esos que a uno le suscita toda una cantidad de interrogantes y de dudas, contaría una anécdota, uno de esos cruces en discusiones muy controvertidas entre psicoanalistas, en la cual una persona dice (es una anécdota real): “El psicoanálisis trata de símbolos”, con referencia al lenguaje, por cierto, y el otro le contesta: “No, yo creo que el psicoanálisis trata de eventos”.

      Es el tipo de discusiones que quizás hoy día se podría considerar, pensando en cuáles son las cosas que, posiblemente, más circulan en Buenos Aires. No pretendo, ni mucho menos, hacer una introducción del tema y lo dejaré en vuestras manos.

      Sugeriría empezar por orden alfabético, ¿les parece bien?

      Eduardo Issaharoff: Yo comenzaría por la pregunta hecha al final: ¿de qué trata el psicoanálisis? Creo que trata de varias cosas; en este sentido me inclinaría a tratar de conectar esta pregunta con la del comienzo: ¿cuál es el objeto del psicoanálisis?

      Uno podría formular un primer problema que consiste en plantear qué sentido o qué interés tiene hoy definir una disciplina por un objeto, lo cual está muy ligado, aparentemente, a cosas tales como de qué trata el psicoanálisis. Digo aparentemente porque uno podría decir que aquello de lo que trata el psicoanálisis es el objeto del psicoanálisis. Pero el concepto de objeto me parece que pretende algo más que eso, o por lo menos en los autores que lo han usado de la escuela francesa. Me refiero en este momento, por ejemplo, a Althusser.

      El concepto de objeto implica un intento de definir, de dar una caracterización muy específica de una disciplina, y creo que sería interesante empezar por eso, por preguntarnos si es un buen propósito, y hasta qué punto uno estaría dispuesto a aceptar que lo que hay que hacer es definir una disciplina, buscar una definición y una definición lo más exhaustiva posible que le dé una especie de identidad, que la diferencie de todas las demás y que, al mismo tiempo, de alguna manera describa, como creo que es la pretensión, por ejemplo, de Althusser, los rasgos más esenciales de la estructura de la teoría que se está usando. Planteo el problema en este sentido.

      Ahora bien, si ustedes aceptan el planteo de este problema como posible punto de partida en la discusión, a mí no me resulta del todo atractiva la idea, me parece que una disciplina necesita cierta libertad de movimiento para plantearse permanentemente nuevos problemas, problemas sobre cosas que hasta entonces no se planteó, pero que, a partir de ese momento, empiezan a sufrir un proceso de digestión dentro de la teoría o de la disciplina. En este sentido me pregunto si no es demasiado restrictiva la idea de objeto.

      Voy a usar, con toda picardía, una analogía de Althusser, quien diferencia un Freud joven y un Freud viejo; dice que el Freud que es interesante es el ya viejo, o el adulto.

      Yo diría que la idea de Althusser de definir un objeto, a mí me parece bastante cercana a lo que sería en Freud un psicoanálisis adolescente, en el sentido de que en el adolescente se da una problemática desde la identidad. El intento de Althusser podría ser asociado, siguiendo su analogía y nada más que esa analogía, a la idea de la búsqueda de una identidad, pero me parece que al estilo adolescente, porque es un poco rígida. Creo que la identidad del adulto es mucho más flexible que la identidad que, por muchos motivos, el adolescente adopta transitoriamente.

      Me pareció muy interesante otro aspecto, que sería ubicar el problema, el título que se le había dado a la charla, la idea de objeto del psicoanálisis y su base empírica. Hay un aspecto histórico que me parece sumamente interesante en dos vertientes, una es ¿en qué momento aparece la idea del requerimiento de definir un objeto? Aparece en un momento donde, históricamente, hay mucho formulado en los Estados Unidos, mucha acumulación de datos, con poca teoría. En Inglaterra hay mucha teoría, usada con mucha fuerza, pero sin explicitarse.

      Desde este punto de vista cobra sentido decir: ¿cuál es la estructura teórica que hay que dar del psicoanálisis? Porque en general habría cierta carencia —es una hipótesis de carácter histórico— para explicitar esa estructura, así como en otro momento, cuando surge el empirismo lógico había tal nube de teorías, que era una polución de teorías. Entonces también era necesario bajar a la tierra un poquito y decir ¿de qué estamos hablando? busquemos lo empírico, porque de otro modo estamos como perdidos.

      Otra línea interesante es la función del estructuralismo en ese momento particular de la historia —otra hipótesis de carácter histórico—, que fue el elemento que casó al marxismo con el psicoanálisis y que cumplió esa función en ese momento preciso.

      Gregorio Klimovsky: Antes de entrar en las cuestiones de fondo, una pequeña respuesta-comentario a una pregunta que hizo Melillo a propósito de por qué tanta epistemología y tantos epistemólogos en psicoanálisis, lo que sin duda es un problema interesante. Esto en relación con el psicoanálisis mismo; después hay otra pregunta y es qué pasa en las otras disciplinas, si ocurre lo mismo o no.

       Respecto de lo primero pienso que hay varias razones para el fenómeno. Una primera razón posible, no sé si es del todo cierta o justa, se encuentra en la explicación kuhniana: en La estructura de las revoluciones científicas, dice Kuhn que cuando la ciencia no ha llegado a lo que él llama “ciencia normal”, que es la cohesión y consenso de la comunidad científica


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