Comunicación en sesión. Eduardo Issaharoff
singular con “un” aparato psíquico, como la producción de fenómenos vinculados con la interacción social, son conceptos o campos metodológicos que podemos introducir en la concepción de Freud, sin que ello violente las estructuras básicas de sus teorías.
Podemos afirmar que para Liberman el lenguaje se produce como la expresión de un aparato lingüístico de carácter interno al individuo, que es representado por una gramática[6]. En este sentido Liberman sigue fuertemente las concepciones de Chomsky. Los aportes de Chomsky tomados por Liberman aún no contienen la formulación del soporte físico del aparato lingüístico; podemos suponer que estaban presupuestos y luego fueron explicitados en las Conferencias de Managua[7].
En cuanto a cómo concibe Liberman la interacción comunicativa que intentó desmenuzar en detalle, podemos hallar un enfoque metodológico cercano al de las ciencias naturales. En efecto, para Liberman, en la interacción comunicativa la emisión produce efectos sobre el interlocutor o receptor. Podríamos pensar que Liberman, en este caso, propone una visión macroscópica de la interacción lingüística, visión macroscópica que se refiere al estudio de la interacción humana entre dos personas –paciente y analista– durante un período prolongado, una o muchas sesiones, tratándose de registrar los productos de cada uno de los integrantes de la interacción y cómo influyen los productos generados por el otro participante. Esta visión es diferente a la de los comunicólogos de Palo Alto, a quienes les interesan los emergentes lineales de la interacción comunicativa, mientras que para Liberman se articulan los emergentes de la interacción comunicativa con los distintos modelos proporcionados por las teorías psicoanalíticas.
Es decir que la visión del universo de interacción en los distintos niveles que ocurren (lingüístico, verbal, no verbal, paraverbal) dentro de la sesión, nos introducen a la formación de un proceso. Liberman jerarquizó la comprensión del proceso dentro de la acción comunicativa como campo que solo es registrable –observable– si se comprenden los niveles profundos puestos en juego en esta interacción. Con respecto a los niveles profundos, debe aclararse que se desarrollan simultáneamente múltiples niveles de interacción.
Dicha concepción supone el proceso de interacción comunicativa con una matriz con muchas dimensiones; cada una de las mismas puede representar un tipo de conocimiento a través del aporte de teorías psicoanalíticas –de ahí el interés de utilizar teorías diferentes como la de Freud, Abraham, del desarrollo psicosexual, la de Melanie Klein sobre el aspecto del vínculo madre/bebé y otras– correspondiendo cada una de dichas teorías a una dimensión de la matriz que describe el proceso. Pero se proponen otras teorías, no psicoanalíticas, que pueden constituir nuevas dimensiones en la matriz, tales como la teoría comunicacional de Ruesch, la de la estructura fonológica de Jakobson o la de Chomsky referida a las estructuras sintácticas.
Mientras la dimensión semántica de la matriz comunicativa es enfocada por los modelos psicoanalíticos, la pragmática –más desarrollada en la actualidad– no es examinada por Liberman, para quien sus fuentes fueron los aportes de de Saussure y el Chomsky de la década del ’60.
Podemos entonces inferir que se trata de una teoría sobre el proceso, que formaba parte de los proyectos futuros del psicoanálisis, según Liberman, en cuanto a examinar y desarrollar las leyes subyacentes a los procesos psicoanalíticos, cuestión muy compleja cuando tratamos con tantas dimensiones.
Si volvemos a nuestro planteo inicial, o sea tratar de ubicar las posturas metodológicas de Liberman, podemos hallar en la importancia asignada a los procesos cierta afinidad con la metodología de las ciencias naturales, en la medida en que dichos procesos están regulados por leyes con aspectos predictivos y también con restricciones según criterios de adecuación e inadecuación.
En este sentido, advertimos una diferencia entre las concepciones de Liberman y la de los autores que le dan al significado una importancia dominante. También nos parece relevante jerarquizar la noción de “base empírica”, de “soporte articulado” y de “proceso”. Para Liberman era prioritario indagar y buscar una postulación de la base empírica en el psicoanálisis como un punto de apoyo para su desarrollo.
En cualquier nivel y en cualquier tiempo de la realidad, la ley tiene un sentido solo en un nivel específico y en un tiempo específico. La búsqueda de una base empírica para el psicoanálisis y para el estudio de los procesos psicoanalíticos llevó a Liberman a la lingüística y a las estructuras sintácticas de la gramática generativa de Chomsky. Estas estructuras permiten un seguimiento del uso del lenguaje del analizado y sus alteraciones. La importancia de la observación en psicoanálisis enfatizada por Freud es ampliada por esta hipótesis de Liberman y abre un amplio campo de investigación.
No se trata de cualquier observación, sino de la que inauguró Freud del fenómeno psíquico. Si queremos ver en Liberman un continuador de la tradición freudiana, debemos entroncarla con los aportes de Darwin en cuanto al estudio de la naturaleza de la conducta de los seres humanos.
Recapitulación
Reseñaremos algunas de las preocupaciones metodológicas y epistemológicas de Liberman para tratar de sintetizar las complejas cuestiones abordadas por él.
• Motivos y maneras de incluir nociones interdisciplinarias. Incluye modelos provenientes de los estudios sobre la comunicación y la lingüística, pues al examinar aspectos del intercambio en sesión pueden aportar conocimientos complementarios sin reemplazar perspectivas explicativas de la disciplina (teorías de las motivaciones, estructuras inconscientes, vicisitudes de la historia infantil del sujeto, esquemas sobre el desarrollo emocional, etc.).
• Actitud frente a las infinitas variables del proceso terapéutico. Propuso intentar generalizaciones empíricas a partir de las vicisitudes clínicas singulares de cada proceso terapéutico, incluyendo las modalidades comunicacionales articuladas con las vicisitudes relacionales y psicopatológicas, aportadas por las teorías y observaciones clínicas psicoanalíticas.
• Ubicación frente a la variedad de léxicos, escuelas y esquemas referenciales: adopta una modalidad “instrumentalista”, intentando conectar diferentes léxicos con las experiencias clínicas. Esta postura puede inferirse a partir de sus propuestas psicopatológicas y clínicas que incluyen contribuciones de Freud, autores kleinianos, clásicos como Abraham y Fenichel o anglosajones que resultan compatibles e interesantes.
• Modo de conceptualizar la base empírica. Aquí su postura explícita es taxativa. La base empírica debe ubicarse en el diálogo entre ambos participantes de la experiencia clínica. Esta postura se respalda en que el registro compatible es constituido por el intercambio discursivo. Pero también cabe resaltar que el diálogo incluye elementos lingüísticos, paralingüísticos y extralingüísticos (fonología, pausas, acentos, tonos, actitudes gestuales y corporales y también registros internos del analista). Es decir que al mencionar al diálogo aludimos a una red de funcionamientos complejos que incluyen los elementos discursivos, definidos de un modo amplio y extenso, así como los registros emocionales integrantes del llamado campo contratransferencial.
En nuestra opinión, es importante delimitar las preocupaciones metodológicas de Liberman para diferenciarlas de posibles versiones o lecturas que pueden adjudicarle como modalidad la supresión de lo motivacional “reemplazándolo” por el enfoque comunicativo, postura que en nuestra exposición hemos cuestionado.
Ejemplificaremos con distintos recortes y viñetas de esa compleja experiencia que es la clínica psicoanalítica para dar cuenta del nexo entre los distintos sistemas conceptuales combinados por Liberman; intentaremos enunciar algunos aspectos básicos de su conceptualización, que si bien han sido reiteradamente mencionados en distintas partes de nuestro libro necesitan ser recortados por su especificidad en relación al punto que nos hemos propuesto mostrar.
Como primera cuestión, cabe reiterar que una de las tareas a la que Liberman dedicó vida y obra, fue el intento de generar y desarrollar sistemas de articulación conceptual. Llamamos “sistemas de articulación” a los que con variadas perspectivas favorecen la disminución de la brecha entre los múltiples enunciados teóricos que el psicoanálisis fue