Pensar en escuelas de pensamiento. Libardo Enrique Pérez Díaz
entre las relaciones de coherencia (que tienen a la identidad y univocidad) y las relaciones de uso (que tienen a la diferencia y la equivocidad). Es en esta dimensión relacional en que se potencian las dicotomías sin diluirlas, de tal modo que teoría y praxis, episteme y doxa, naturaleza y cultura, sujeto-objeto, subjetividad-intersubjetividad, alcances-límites tengan un ámbito de complementariedad, no de lucha entre contrarios, que hagan viable la cooperación y el diálogo entre las disciplinas.
De lo monológico a lo dialógico como expresión de la transición gradual hacia lo inter-transdisciplinar{15}
La actividad científica y no científica de toda disciplina se orienta y limita a unos objetos de estudio determinados en los que se evidencia una íntima relación entre teoría y praxis. Su abordaj e hace uso de métodos específicos que implican una especie de corte de la realidad, en torno al cual se concatenan una serie de perspectivas que constituyen su ámbito propio. Esto significa que el objeto de las disciplinas científicas no son las “cosas”, en un sentido ordinario, puesto que una misma cosa se puede convertir en objeto de estudio de diferentes disciplinas, dependiendo del punto de vista que se adopte.{16} La aplicación de estos métodos conduce a obtener unos resultados concretos, que son expresados en las construcciones científicas, que ordinariamente son un conjunto de proposiciones, conceptos, modelos y teorías que se enmarcan en lógicas, epistemologías y ontologías concretas.
En esta línea argumentativa, Evandro Agazzi ofrece una primera caracterización de las disciplinas científicas (sean ciencias naturales, sociales o humanas); reconoce cómo, en gran medida, sus objetos de estudio constituyen realidades poliédricas, complejas y unitarias, que se caracterizan
[...] por considerar el mundo de las “cosas” desde un único punto de vista particular, concentrando su enfoque sobre unos pocos “atributos” de las cosas y dejando fuera de su campo de investigación todos los demás (propiedades y relaciones de cada cosa). Por consiguiente, los conceptos que expresan dichos atributos y los predicados que traducen estos conceptos a un determinado lenguaje son también especializados, así como los procedimientos operativos que permiten controlar directamente la validez de las proposiciones de una determinada disciplina. Éstos constituyen una parte muy importante de la metodología de cada ciencia; la otra consiste en la determinación de los procedimientos lógicos que se utilizan para organizar el conocimiento, para establecer indirectamente la validez de proposiciones que no se pueden averiguar directamente, para ofrecer explicaciones y construir teorías. (2002, pp. 244-245)
Un segundo orden en la reflexión permite anotar que al interior de una misma disciplina académica{17} existe un conflicto de interpretaciones. Basta con enunciar las diversas perspectivas sociológicas que estudian las relaciones sociales, entre otras: la marxista, la positivista, la histórico-comprensiva, la formalista, la fenomenológica, la del interaccionismo simbólico, la del funcionalismo estructural, la del neofuncionalismo comunicacional, la hermenéutica y la relacional;{18} o en el ámbito de la psicología, los estudios relacionados con la consciencia desarrollados por corrientes como el psicoanálisis, la psicología analítica, la logoterapia, el conductismo, el neoconductismo, la psicología humanista, la psicología gestáltica, el cognitivismo o el constructivismo (cfr. Echavarría, 2010).
Esto evidencia, al menos, que por un lado se tiene la interpretación personal de la disciplina académica, a la luz del horizonte de sentido que se va dando en cada individuo dentro de una apropiación de su cultura disciplinar y, por otro, se tiene la interpretación de esta última en tanto comunidad académica que interpreta y que, por ende, tiene un ámbito más amplio y abarcador, y cuyo horizonte de sentido se ha ido constituyendo internamente como ámbito cultural, de ideas, prácticas y valores (Beuchot, 2010, p. 68). Esto demanda aproximarse a
[...] una fusión de horizontes entre el horizonte individual y el horizonte común para que puedan convivir y sobrellevarse, e incluso es la manera en que se amplía y se promueve el horizonte comunitario por parte de los individuos. [...] [La] fusión de horizontes, es decir, su encuentro y su enriquecimiento se da cuando se identifican entre ellas una diferencia y la integran (llegando incluso a cambiar ideas y valores), aquí el diálogo entre dos hermenéuticas también tiene que resaltar las diferencias; esto es, identificar diferencias para integrar en la semejanza. (Beuchot, 2010, p. 69)
Este conflicto de horizontes puede superarse mediante la resolución de la semejanza, en el que los unos se comparan con los otros e intentan ponerse en su lugar; es decir, se apropian de sus propios términos, conceptos, teorías, lógicas y metodologías. Mas, aunque esta operación nunca es completa, sin embargo, puede ser suficiente. Cuando el individuo de una cultura disciplinar concreta se compara con los demás e intenta ponerse en su lugar, apropiándose de sus términos, hace uso de la semejanza como argumento analógico,{19} que conduce a aceptar o rechazar paradigmas inmersos en el marco de una comunidad académica o de una cultura disciplinar.
La génesis de todo este diálogo se da con la presencia de un problema complejo{20} que demanda el uso de múltiples abordajes, que resultan comunicables gracias a una forma interrelacional que permite configurar varias perspectivas disciplinares en un programa de solución para dicho problema, generando un proceso de distinción y contraste disciplinar, que active una interpretación dialógica, en la que cada disciplina ve el problema desde su propia perspectiva. Esta es una etapa multidisciplinar avanzada que ha puesto las condiciones para comparar diferentes discursos; válidos, pero parciales.
El tránsito a una perspectiva interdisciplinar se desarrolla al iniciar una reflexión ontológica y epistemológica conducente a percibir una exigencia de unidad, que potencie el tomar conciencia de la parcialidad de las diversas perspectivas disciplinares en relación con el “punto de vista de la totalidad”, que, a su vez, requiere de cierta capacidad hermenéutica para “interpretar” dentro del propio lenguaje los discursos de otras disciplinas, manteniendo, en lo posible, su sentido y configurando una actitud que permita el intercambio continuo de discursos que desarrollen un mejor nivel de comprensión, evitando, al mismo tiempo, la univocidad disciplinar, al pretender que dicha visión abarcara la totalidad del problema, y la equivocidad en el sentido de “creer” que hablaban el mismo discurso, mientras que, en realidad, usaban las mismas expresiones con sentidos diferentes. Lo analógico emerge cuando se reformula el propio discurso a partir del discurso disciplinar de los otros, sin pretender que dicha reformulación corresponda a una traducción perfecta. En palabras de Beuchot:
[...] nuestra autocomprensión se enriquecerá al trasluz de la heterocomprensión o comprensión de los otros, tanto de la que ellos tienen de sí mismos, como de la que nosotros tenemos de ellos, incluso nos moverá a transformarnos a nosotros mismos [...] una hermenéutica analógica podrá ayudarnos, en este terreno común que crea, a comprendernos mejor a la luz de nuestra comprensión de los otros y de la comprensión que los otros tienen de nosotros, de nuestra cultura [disciplinar], y así poder criticar y modificar cosas de nuestra propia cultura. (2010, pp. 71-72)
La motivación principal de la interdisciplinariedad radica en que no puede pensarse como contraposición a la especialización, para ello requiere de una visión que tenga en cuenta las diferencias y comprenda, además, las razones y el sentido de estar juntas y relacionadas, respetando la especificidad de sus conceptos, métodos y lógicas, e impidiendo que estos se constituyan en un obstáculo para la comunicación, propendiendo por una actitud de comprensión de la diversidad de sentidos de los conceptos y de los diversos tipos de racionalidad que le son inherentes.{21}
La interdisciplinariedad implica la sutileza en la interpretación, vista como un encontrar diversos sentidos cuando parecía haber solo uno (Beuchot, 2009, pp. 13-14), y deviene en delimitar de la manera más precisa el problema; determinar los elementos del problema que requieren ser abordados por disciplinas específicas y que ofrezcan un mejor análisis de este; hacer explícitas las diferencias que caracterizan la perspectiva de las disciplinas; establecer los diversos criterios aceptados por cada disciplina para recolectar información; explicitar el contexto teórico que cada disciplina acepta para el análisis de información; analizar el significado de los conceptos utilizados en cada disciplina estableciendo relaciones con su contexto teórico y con el proceso de recolección y análisis de información; comprender que cada disciplina utiliza procedimientos lógicos que, sin dejar de ser rigurosos,