Transformaciones. Ley, diversidad, sexuación. Mónica Torres

Transformaciones. Ley, diversidad, sexuación - Mónica Torres


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la Ley de Matrimonio Igualitario, vale la comparación por esto que les voy a decir. La mayoría de los actores de las instituciones gay apoyan la Ley, pero hay muchos que han vivido su identidad homosexual como una forma de cuestionar la institucionalidad de los vínculos sexuales. Entonces, con la sanción de la Ley terminan perdiendo esta diferencia en la que siempre se habían colocado.

      Creo que son tiempos históricos. Frente a la segregación que en nuestro país y en muchos países del mundo vienen viviendo las parejas homosexuales en términos jurídicos, económicos, institucionales, la Ley de Matrimonio Igualitario es un avance impresionante. Las dos leyes lo son. Ahora, claramente, nos permiten seguir avanzando en un cuestionamiento más profundo de cuál es el lugar del pensamiento binario. Siempre estamos hablando de lo mismo.

      ¿Pensás que podría establecerse una diferencia entre la identidad sexual y otros rasgos a los que los sujetos pudieran identificarse?

      Nunca lo pensé de ese lado. Yo creo que hay una carga muy fuerte de esa relación entre lo biológico y lo cultural que además tiene su manifestación en la idea de sexualidad asociada a otros conceptos que históricamente han venido alineados, y que Foucault intenta romper y empieza con toda una línea distinta. Desde el Cristianismo en adelante hay conceptos que vienen emparentados, esto no es fácil de deconstruir. Amor, sexualidad, monogamia, matrimonio, reproducción, hay una asociación lineal entre esos cinco o seis conceptos, y están asociados en función de toda una concepción de lo humano.

      Sí, como lo señala Foucault en La historia de la sexualidad, eso ocurre en Occidente desde una determinada fecha en adelante. Antes esos conceptos no se emparentaban, pero también dice que en un momento volverán a diferenciarse. Tal vez eso ya está ocurriendo.

      Está pasando. Pero me parece que la identidad sexual tiene tanta carga porque el otro tipo de identidad no tiene tantos elementos asociados, o no tiene tanto que ver con una interioridad. Cuando vos pensás el placer sexual en la cultura sexual, no lo hacés como con la cultura culinaria, como pensás el alimento. Yo tranquilamente puedo comprender la diferencia entre el placer que me causa una comida y la reproducción de mi cuerpo a través de la nutrición: puedo vivir a suero y me nutro, pero otra cosa es disfrutar un Big Mac. Llevando la misma asociación a la cuestión sexual, la reproducción de la especie en términos de reproducción sexual tiene la misma relación con la cultura sexual, con el placer sexual, que tiene la nutrición del cuerpo con el Big Mac. Hay un abismo y, sin embargo, está muy asociado. Lo interesante, y no estamos hablando del futuro, es que ya hace rato que la reproducción de la especie se disocia de la reproducción sexual natural, esto es básico. La técnica no viene de Marte, es una producción de la naturaleza humana, no es lo opuesto a lo natural, es una consecuencia, es una producción. Entonces, ya podemos pensar en la procreación con total independencia del acto sexual, cada vez más se disocian ambos elementos. Sin embargo, está muy instituida la cultura sexual en relación a la reproducción. De acá no sé a cuántos años, aunque ya existe, cada vez más la reproducción de la especie no va a tener nada que ver con el disfrute sexual.

      … como si fuera liberador.

      Liberador… pero ¿cómo pensás ahí el complejo de Edipo?

      Ya estamos en eso, ya estamos en la era pos-edípica, pos-paterna.

      Está bueno el planteo. El planteo es fácil. Si la reproducción ya no tiene que ver directamente con el acto sexual, entonces transforma la vida sexual.

      ¡Qué difícil! Es una pregunta muy clásica sobre las lecturas de la historia. Hay dos modelos, uno más teleológico, donde se van produciendo cambios en la historia a partir de cierto sentido, y otro en la línea más ligado a que lo que se producen son acontecimientos inéditos, imprevisibles, y a partir de allí se reestructura todo lo que sigue. Era imprevisible diez años atrás todas estas leyes y, sin embargo, sucedieron. Ahora, ¿hubiesen sucedido independientemente del contexto político? Yo creo que no. También hay una serie de condicionamientos que hacen a cómo se va desplegando la historia. Por ahí, en otro momento esta misma lucha no hubiese tenido encarnadura. Me parece que hay toda una serie de situaciones contingentes, y acá viene la cuestión: alguien en ese momento del panorama dice “vamos por esto”. Hay que tener un sentido de la oportunidad mínima, que le reconozco al gobierno actual, como para poder llevar a cabo una revolución cultural tan importante con este tipo de leyes que en otro momento hubiese sido imposible; otros líderes hubiesen decidido no meterse en determinadas peleas. Hay tiempos históricos. Al mismo tiempo, recrudecen los fundamentalismos también.

      Volvemos al tema de la verdad.

      Vuelve el tema de la verdad. Entonces, es muy importante pensar estas temáticas por fuera de la metafísica, que es lo que cuesta porque está muy arraigada. El Cristianismo es quien más se postula a sí mismo como un pensamiento metafísico.

      Siempre me preguntan “¿cómo nació tu interés por la filosofía?”. Yo siempre digo lo mismo: “hice la primaria en un colegio religioso”, entonces todos los días hablábamos de dios, para adorarlo, y me instalaron el tema en la cotidianeidad. Si hubiese ido a un colegio donde el tema de dios no hubiera estado presente, nunca me hubiese hecho la pregunta. Digo que mi pregunta tiene que ver con mi necesidad de construir sentido frente a un dogma. Gracias a la religión, encuentro la filosofía. Eso es la idea de acontecimiento.

      1- Milner, J.-C., Las inclinaciones criminales de la Europa democrática, Manantial, Bs. As., 2007.

      2- Houllebecq, M., Las


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