Yoga y medicina. Timothy McCall

Yoga y medicina - Timothy  McCall


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me di cuenta de que nunca había disfrutado del todo de la postura sobre la cabeza, la postura sobre los hombros y de la postura del arado (figura 5.1). La postura del arado en concreto me hacía sentir claustrofobia, una sensación que no había experimentado antes. Aunque hasta me parecían desagradables, intentaba no ceder y hacer las posturas con el resto de la clase, debido a los beneficios que se les atribuían. Ahora creo que la claustrofobia era un indicio claro de que algo no estaba bien. Es interesante el hecho de que Desikachar y sus seguidores, por motivos de seguridad, casi nunca enseñan la postura sobre la cabeza. Pero, para mucha gente, si puede realizarse de forma segura, la postura sobre la cabeza puede ser de hecho muy beneficiosa, razón por la cual el propio Krishnamacharya la llamó la reina de las asanas.

      a) Postura sobre la cabeza b) Postura sobre los hombros c) Postura del arado

      Lo primero es no hacer daño

      El ahimsa, la primera rama de Patanjali y la base del yoga, coincide con el principio de acción fundamental de la medicina expresada por Hipócrates: Lo primero es no hacer daño. En términos prácticos, significa que cuando se practica yoga, siempre se ha de pecar de precavido. Ve despacio, respeta los límites de tu cuerpo y escucha su sabiduría innata. Cuanto más yoga practiques, más acceso tendrás al sentido intuitivo de qué es bueno para ti y qué no lo es. Mi cuerpo, sin duda, me había estado hablando, pero yo había elegido ignorar lo que estaba diciendo. Tuvo que subir la voz, con el síndrome del desfiladero torácico, para captar mi atención.

      Como todo ejercicio físico, la práctica de posturas de yoga no está exenta de riesgos. Puedes causar una distensión en un músculo, que una articulación se inflame o caerte y hacerte daño. Realizado con cuidado, el yoga es una de las formas más seguras de actividad física que puedes practicar. Si tomas precauciones básicas, te lo enseñan correctamente y lo practicas con atención, los riesgos son bajos, especialmente si se comparan con los beneficios potenciales. Evidentemente, estas condiciones pueden empeorar si se es del tipo de persona que se vuelve competitiva en una clase de yoga.

      No todos los ejercicios de yoga son beneficiosos para todo el mundo. Esta afirmación cobra más sentido cuando se recurre al yoga por problemas de salud. Ciertos problemas médicos hacen que las probabilidades de lesionarse con determinados ejercicios de yoga sean demasiado altas. Es a lo que los médicos llaman ejercicios contraindicados. Si tienes cualquier duda sobre lo apropiado de alguna postura, técnica de respiración u otro ejercicio, asegúrate de hablar tanto con el médico como con un profesor de yoga con experiencia –y siempre peca de precavido. Repasaremos las contraindicaciones con más detalle en los capítulos sobre las diferentes enfermedades, en la tercera parte del libro. Casi todo, de todas formas, se trata de sentido común. Si algo te hace daño, no lo hagas. Si una postura te resulta incómoda, abandónala.

      Si tienes problemas de salud o tomas una medicación que pueda influir en la seguridad de una postura determinada, díselo a tu profesor de yoga. Acércate al profesor antes de clase o, si el tiempo o la privacidad es un problema, pregúntale si le puedes escribir o llamar. Si no te sientes cómodo dándole a tu profesor todos los detalles, puedes decirle: “Tiendo a marearme debido a la medicación, por eso necesito abandonar las posturas lentamente”. No tienes que explicar qué medicamento es o por qué se te está tratando.

       No es raro en quienes empiezan a practicar yoga de forma regular que su necesidad de tomar medicación disminuya.Tienes que tener especial cuidado si estás tomando fármacos para la presión sanguínea o la diabetes, porque una dosis que era eficaz puede reducir los niveles de presión sanguínea o de azúcar en sangre de forma peligrosa. El cambio se suele dar de forma gradual a lo largo de varias semanas o meses, pero puede ocurrir antes si aceleras la práctica rápidamente. No es recomendable dejar de tomar ningún medicamento o cambiar la dosis sin consultarlo con el médico. Si estás atento a los cambios en la presión sanguínea y en los niveles de azúcar en sangre y se los comunicas a tu médico, puedes ayudar a evitar posibles problemas.

      Un aspecto importante para mantenerse seguro con el yoga es sintonizar con cómo te sientes tanto durante la práctica como después. El cuerpo puede estar dolorido, por ejemplo, el día después de una sesión intensa. Un leve dolor en los músculos está bien, pero deberá pasarse rápidamente. Sin embargo, las articulaciones no deberán nunca doler más de lo normal, ni durante el ejercicio, ni después. Si duelen, es señal de que estás haciendo algo mal, por ejemplo, no alineando correctamente los huesos o haciendo más de aquello para lo que estás preparado en ese momento. Algunos alumnos quizá se sientan bien físicamente después de un ejercicio, pero después pueden sentirse medio dormidos o excitados e incapaces de dormir. Esto es de nuevo señal de haber exagerado las cosas y quiere decir que hay que analizar minuciosamente la práctica.

      Esforzarse demasiado

      Durante mi estancia en Puna, cuando estudiaba en el Instituto Iyengar, di una clase con Prashant Iyengar, hijo del conocido maestro. Prashant nos dijo que, si mirábamos las cientos de fotos de su padre que llenaban el centro, veríamos “muchas posturas, pero una sola cara”. Quería decir que, sin importar la postura que hiciera, la expresión de su cara nunca cambiaba. Guruji, como Prashant lo llamaba, siempre reflejaba una especie de relajación interior, aun cuando practicase la asana más difícil. Al revisar Prashant a los alumnos intentando la postura, relativamente simple, que estaba enseñando ese día, vio “una postura y muchas caras”, mientras los alumnos hacían muecas y se les salían los ojos de las órbitas o se estiraban para hacerlo bien.

      Los alumnos siempre intentan conseguir la forma superficial de una asana –tratan de imitar a sus profesores o la foto de una revista– aun cuando su cuerpo y su respiración les estén diciendo que no están todavía preparados. Esto no es una acción equilibrada, no hay sintonía. Es imponer algo desde fuera. El profesor de Viniyoga Leslie Kaminoff dice que conseguir una forma clásica de una postura no es algo realista en el caso de mucha gente. Debido a las diferencias anatómicas, las posturas de yoga que algunos pueden hacer fácilmente son simplemente imposibles para otros. “Algunas personas se torturan innecesariamente”, afirma, “por su incapacidad para realizar ciertas asanas sin darse cuenta de que es algo inherente a las proporciones de su cuerpo o forma física”. Si tienes las piernas o los brazos gruesos, o si tus extremidades son cortas en relación con el tronco, por ejemplo, quizá no seas nunca capaz de agarrarte las manos por detrás de la espalda en ciertos giros o pasar una pierna por detrás de la otra en la postura del águila. Intentar hacer que ocurra lo imposible puede causar frustración y dolor. Si te sientes desanimado, también cabe la posibilidad de crear conciencia mediante el autoanálisis. ¿Por qué –quizá te preguntes– estás tan preocupado por hasta dónde puedes llegar en una postura? ¿Es por cómo se te ve? ¿Sientes que debes competir con los demás? Las preocupaciones como éstas no tienen nada que ver con el yoga de verdad y pueden debilitar su poder curativo. Mucho más importante que la forma externa, cree Leslie, es si, como resultado del yoga, eres capaz de respirar con más eficacia y andar con algo menos de dolor.

       En su Yoga Sutras, Patanjali subraya la necesidad, en una postura de yoga, de equilibrar el esfuerzo (sthira) con la comodidad (sukha), la estabilidad con la relajación. La respiración es generalmente el signo más fiel de cómo lo estás haciendo en este sentido. En todo momento, durante el ejercicio, debes ser capaz de respirar despacio, profundamente y de forma regular. Si estás haciendo más de lo que deberías, casi siempre se reflejará en una respiración rápida y a veces entrecortada. Si sigues tu respiración con atención, esto no sólo te calmará, sino que también podrá evitarte problemas.

      Luchar por conseguir algo para lo que nuestro cuerpo no está preparado o equipado anatómicamente puede causarnos cierto daño. El profesor de yoga Roger Cole dice que, si no se fuerzan las cosas, se previenen el 99% de las lesiones en yoga. Para nuestra seguridad, hemos de


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