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de vida mejor, pero en el caso de tu madre, lo detectaron demasiado tarde, con el historial de tu madre en una pancreatitis crónica lo único por podemos hacer es no dejar que avance. El tratamiento paliativo se centra en disminuir los síntomas para mejorar la calidad de vida, entre ello es aliviar el dolor y solucionar la obstrucción biliar y en su caso digestiva. Sé que el dolor se controla habitualmente y, en ocasiones, puede ser necesario recurrir a procedimientos de "destrucción" de los nervios afectados. La paliación de la ictericia se puede realizar mediante colocación de prótesis en la vía biliar obstruida, pero en ese caso —el doctor negó lentamente con la cabeza —Los tumores se diagnostican tarde, cuando ya no son curables o extirpables.
Carter soltó una risa, pero no cargada de alegría, más bien cargada de ironía y dolor, ya que los costos serías excesivos, no tenían seguro, no tenían casa propia que pudieran hipotecar, su vivienda alquilada que incluso tenía atrasos en los pagos, les habían cortado la energía y Carter esperaba su cheque para poder ponerse al corriente en los pagos, aunque el sueldo que sacaba en el colegio no era para nada gratificante y no le ayudaba casi en nada, y más ahora que su madre había dejado de trabajar y su segundo trabajo era de paga quincenal y ya había recibido el pago dos días antes —Optaremos por la quimioterapia —se decidió, sabiendo que sacar el dinero sería difícil, pero tendría que vender sus cosas e irse a vivir a un lugar más chico.
—Entonces veremos qué podemos hacer —mencionó el doctor dándole a Carter una sonrisa llena de pena, quizás lastima.
—Vámonos hija —espetó Bianca, tomando la mano de su hija una vez más levantándose lentamente de la silla, Carter obedeció y la ayudó a dar unos cuantos pasos más, su vida era dura y no entendía que había hecho mal.
No tenía novio, no había cometido falta alguna, siempre iba del trabajo a casa y de casa al trabajo, no mantenía reuniones con amigos o amigas ya que no las tenía, no asistía a reuniones de trabajo, vivía sola con su madre, intentaba no ser un dolor de cabeza, pero las oportunidades que tuvo fueron a través de su esfuerzo, no terminó la universidad ya que vio que el costo era excesivo y su madre no podía permitírselo así que renuncio casi al último año para trabajar como practicante en algunas firmas de abogados, temporadas cortas que le permitían tener cierto tiempo de estabilidad pero meses largos en paro, hasta que tuvo la suerte de ser llamada para recepcionista en un colegio privado en la ciudad, pero también ese trabajo podía ser temporal como todo lo demás.
Caminó con su madre por el pasillo, el simple hedor a medicinas y pasillos pulcros le mareo de una manera significante, pero no podía permitirse enfermarse, no cuando su madre la necesitaba más que nunca.
—¿Estás bien? —le preguntó su madre, deteniéndose por un instante y dándose un momento para conversar con su hija.
—Yo debería preguntarte eso mamá, los roles se han invertido. Mamá, si tan solo pudieras darme su nombre, podría llamarlo y así pedirle ayuda —le imploró, al borde del colapso.
—Sabes bien que no necesite su ayuda antes y…
—Por favor, no juegues con tu propia salud —sus ojos brillaron con determinación, deseaba buscar a su padre para pedirle ayuda y poder salir de ese gran conflicto.
—Sé que podremos hacerlo —tomó el rostro de su niña entre sus manos avejentadas, besando su frente, —Lograremos salir de todo esto, soy fuerte y puedo luchar por ti.
—Mamá, sabes que haré todo lo posible para que tú puedas estar mejor, incluso y trabajar dos jornadas más, tú te sanarás... Tendrás la vida que siempre desee para ti.
—Sé qué haremos todo para ello —sin poder más, colocó los mechones castaños de su hija detrás de la oreja y la estrechó entre sus brazos, pero Carter fue fuerte y no lloró, no ese día, no todavía.
“Pero nada parecía terminar y aquella mañana no podía ser buena” —pensó Carter. Los astros se habían alineado para darle una paliza brutal ese día. Había acompañado a su madre a casa, la había dejado tranquila en la comodidad de su cama para salir casi corriendo hacia su trabajo, ya que el permiso concedido solo era de una hora y no de tres como las que se había tomado en ese momento, pero la salud de su madre era primero, siempre su madre era primero, pero en el trabajo no lo vieron de esa manera.
No había ni guardado sus cosas cuando entró por la puerta cuando el Director de la institución le pidió que la acompañase a su oficina, al comienzo pensó que quizás le preguntaría sobre el estado de su madre, pero cuando le dijo que tomara asiento y comenzó a escupir estupideces, supo que ese día de terrible no tenía nada más que caótico y asquerosamente patético.
Abrió la boca para poder tomar aire, el aire que le faltaba, una descarga de pánico la recorrió de pies a cabeza, la dura silla de la oficina del Director del colegio la incomodaba al igual que las luces de la lámpara parpadeantes ante el cambio de intensidad de la luz, llevándose una mano a la boca, intentó no vomitar.
—¿Por qué? —preguntó entonces las causas.
—Lo siento, pero cómo ya es fin de año tu contrato no será renovado y tu cargo solo fue provisional —le dijo el hombre sentado detrás del escritorio, su cabeza carente de cabellos que intentaba peinarlos y acomodarlos de una manera no tan sencilla para que su calva no se notara tan prominente.
—No es eso —no temió en afirmar —Usted me despide por que no participo en sus fiestas y reuniones fuera de horario, le dije desde el comienzo que no puedo por mi madre.
—Tus constantes permisos, tus retrasos no nos permiten poder trabajar en acorde con nuestras actividades ya programadas, Carter. Debes entender que el promotor no quiere una secretaria de medio tiempo, quiere una señorita para la jornada completa —logró ver la expresión contrita de la joven, sin más remedio que disculparse —Lo siento, en verdad Carter sé que necesitas este empleo pero no puedo darte solución alguna, puedes retirarte, tu cheque ya está en recepción.
Carter, respiró hondo, y supo que aquel despido era más que arbitrario, sin decir más nada, tomó su chaqueta y salió de la oficina de aquel sujeto que aborrecía no solo porque la despedía sino porque no le agrado desde el primer momento en que lo vio en su entrevista personal.
Casi ahogada salió al pasillo y corrió hacia el baño, abrió el grifo e intentó enjuagarse la boca ante las incesantes náuseas, miró su reflejo, su rostro estaba totalmente demacrado y sus ojos brillosos ante las ganas de llorar, apoyó sus brazos sobre el lavado para no caer al suelo, necesitaba ese empleo porque era estable, pero por lo visto el estable se fue al garete como todo lo demás.
De la nada comenzó a reír, no por su despido y las estúpidas palabras de su empleador, sino porque a pesar de todo, a pesar de haber más personal en ese Colegio ella había sacado el gordo, siendo la que se sacó el premio mayor ante su despido.
La puerta del baño se abrió y Carter dejo de reír, tomó su chaqueta, su bolso y salió de allí, no necesitaba la lastima y compasión fingida de los demás, salió de allí sin mirar atrás cómo siempre hacía cuando dejaba uno de sus tantos empleos, ya había perdido la cuenta de cuantos trabajo había perdido por no dar su mano a torcer con jefes asquerosamente repulsivos, jefas que se aprovechaba de extender su horario de trabajo y no pagarle lo justo por ello.
Una vez fuera del edificio respiró el aroma a fresco, lluvia y en parte libertad, caminó unas cuadras más, sacando su pequeño móvil, no era un celular de último modelo, pero le ayudaba a comunicarse en emergencias con su madre, siguiendo su ritual, se puso los audífonos en sus oídos para alejarse de la amarga realidad, era siempre su breve momento de poder imaginar un mundo donde su madre y ella no tendrían que sufrir la devastadora vida de no tener dinero, un lugar donde vivir y sobre todo veces donde la comida era escasa. Subió el volumen y la canción que tenía en repetición Daugtry – It`s not over, serviría, serviría para alejarla de ese mundo paralelo.
Pero tenía que seguir, seguir caminando sin bajar la cabeza, sin tener miedo al día siguiente, sin tener miedo a enfrentarse a la crueldad de la gente. Siguió su camino, negándose a seguir en automático