Psicoterapia Corporal. Vassilis Christodoulou

Psicoterapia Corporal - Vassilis Christodoulou


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a abrir su cuerpo y a estirar sus extremidades, tomándose su propio tiempo. Pudo entonces sentir su pelvis; sentía sus piernas y comenzó a jugar con ellas; las subió y las miró… Movió la parte posterior del cuello, haciéndola girar y, entonces, abriendo los ojos, me miró como si fuera un bebé. Era como un bebé que aún recibía la atención de su madre, y se sintió bien. Se mantuvo estirado y, mientras me miraba, le sonreí y, tirando suavemente de sus manos, le alcé levemente. Se le cayó la cabeza un poco hacia atrás; su cuello era flojo… Comenzó a responder a mi sonrisa y me dijo que se sentía 'diferente' al ser capaz de entenderla mejor. Le dije que no se esforzara, sino que simplemente se dejara ir y sintiera como era dejar que su cuerpo fuera levemente elevado, solamente con mi ayuda. Esto era algo nuevo para él… tener a alguien que se preocupase solamente por él de una manera alegre y sin prisas.

      Una vez pudo experimentar este 'ahora' tan diferente y pudo registrarlo en su sistema, estaba preparado para seguir adelante y levantarse con su propio esfuerzo y mi apoyo. Le ofrecí mis manos, que utilizó para sostenerse, usando la fortaleza de sus brazos, y se levantó un poco. También esta era una nueva experiencia para él, y también fue buena. Era bueno para él sentir que tenía a alguien que le brindara apoyo, alguien que le mirara alegremente y de manera que, no solamente no se sentía juzgado, sino que se sentía alentado. Se tomó su tiempo, se dio la vuelta, descubrió lo que era gatear con un adulto cerca que le apoyara y, entonces, se sentó en el suelo. Tocaba entonces darle apoyo en la espalda y en la nuca para que, con las plantas de los pies y las palmas de las manos firmemente apoyadas en el suelo, mientras respiraba profundamente desde el abdomen, pudiera sentir lo que era levantar su cabeza. Era verdaderamente una nueva experiencia para él… se sentía tan fuerte que, haciendo fuerza hacia abajo, se puso de pie derecho. Se sintió más alto de lo que nunca jamás se había sentido…

      “No tengo miedo ahora. Lo sé y puedo decirles a mis padres, 'Mirad, ahora soy fuerte y, que me critiquéis o no, es asunto vuestro; ya no me preocupa”.

      Por supuesto, llegar al punto en que ya no le preocuparan las críticas de sus padres le tomaría algo más de tiempo y de terapia. Aun así, habíamos progresado mucho.

      De Reich a Lowen y de Lowen a Biosíntesis

      En Biosíntesis no nos movemos simplemente entre estas dos posiciones. Reconociendo la importancia de ambas, seguimos adelante para poder formar una nueva síntesis, acentuando la importancia de una unión efectiva entre la parte superior y la inferior del cuerpo y, después, la importancia del grounding de ambas, de las piernas, la pelvis y la cabeza. Es precisamente esto lo que puse en práctica en el tratamiento de C.D. Comenzamos las sesiones sentados; después él sintió la necesidad de estirarse y de hecho su propio sistema le condujo a esta postura, regresivamente, para que pudiera recordar experiencias de su infancia. Posteriormente se movió hacia el útero, donde permaneció para nutrirse tanto tiempo como le fue necesario y, después, juntos y paso a paso, descubrimos la columna vertebral y la postura de adulto, en la cual podía mirar a sus padres como iguales y a través de la experiencia con sus padres pudo entrar en una sociedad de iguales y con las mismas condiciones. (Esta sesión en particular tuvo una duración de una hora y media. Quisiera acentuar el hecho de que los ejercicios prácticos y las cuestiones individuales que tratamos en esta sesión fueron repitiéndose en posteriores sesiones hasta que el paciente pudo dominarlas e integrarlas completamente en su sistema).

      De ahí que la columna vertebral unificadora tenga su lugar en Biosíntesis. Grounding está relacionado con el arraigo que tenemos al suelo, el agarre que tenemos para con la realidad física, en el proceso natural de la vida. Nuestro trabajo, las obligaciones de nuestra realidad individual, el dinero, la gestión de nuestro espacio y tiempo, todo ello está conectando con grounding. Si tengo un buen arraigo a la tierra, sé quién soy, sé dónde estoy y hacia dónde voy. Pero, ¿cómo puedo saber quién soy, dónde estoy y hacia dónde voy si no tengo una columna vertebral sana y una cabeza bien enraizada? A veces decimos que algunas personas no se 'sostienen', no 'apoyan a los demás' o son incapaces de ir con 'la cabeza alta'; con esto queremos decir que no pueden ofrecer ninguna resistencia y que es difícil para ellos tratar con otras personas en los mismos términos.

      La cabeza se enraíza a través del cuello en la columna vertebral. La primera vez que se enraíza la cabeza es en el nacimiento. Esto queda más claro o resulta más comprensible cuando nos encontramos con personas que no pudieron nacer de cabeza o que, en caso de hacerlo, fue muy fácil. Por ejemplo, una de mis pacientes me explicó que, cuando su madre estaba de parto la comadrona la dejó sola sin indicaciones de cuando empujar y, no sólo salió el bebé sin ningún tipo de asistencia sino que – como nadie le dijo que tenía que sostenerlo – el bebé cayó al suelo. Hicieron falta muchos meses de trabajo para que esta paciente pudiera sostenerse por sí sola y en un corto periodo de tiempo, sin sostén externo y con los ojos cerrados, y sin que tuviera miedo de caerse. Un ejercicio de contacto que aún le trae alegría y realización es cuando nos ponemos de pie con las piernas separadas y apoyamos nuestras cabezas mientras ella trabaja suavemente su cuello. 'Es como si formáramos un círculo perfecto', me dice. 'Tu energía pasa de tu cabeza a la mía, viaja a través de mi cuerpo, atraviesa el suelo, viaja por éste y luego sube por tu cuerpo, elevándose hacia tu cabeza y nuevamente entra en la mía. ¿No es una sensación maravillosa?'.

      Para aquellos de nosotros que trabajamos en Biosíntesis, por lo tanto, grounding no está meramente relacionado con el suelo, enraizar y los pies; está relacionado con una buena vinculación entre la cabeza, la pelvis y los pies. En realidad estamos hablando de una columna vertebral funcional. Lo que queremos conseguir es una columna flexible y fuerte. Debemos siempre observar la parte superior e inferior del cuerpo, así como la frontal y la posterior como unidades funcionales; a un nivel funcional, son unidades individuales y debemos tratarlas de ese modo, estando todas ellas interrelacionadas. Si, por ejemplo, hubiera un exceso de energía en la cabeza, eso implicaría una deficiencia en otro lugar del cuerpo.

      La verdad: la mejor protección ante lo inevitable

      Cada uno de nosotros nace con una cantidad determinada de energía y ésta no cambia. Nuestro cuerpo, así como nuestras defensas, se construyen con esta energía. A menudo, las experiencias humanas ocurren de tal manera que nuestras defensas, en vez de ser flexibles y capaces de adaptarse cada vez que las necesitamos, congelan nuestra energía, atrapándola en el cuerpo y construyendo las estructuras de carácter. Éstas consumen especialmente una gran cantidad de energía, limitando la cantidad que un individuo puede gastar en jugar o en actividades que le aporten alegría, en crear relaciones, o en expresar rabia o miedo, así como en desarrollar habilidades creativas y, por supuesto, en expresar todo el resto de emociones, actitudes y comportamientos. A veces podemos ver en el rostro de un paciente el congelamiento en forma de máscara del dolor o la tristeza, con lágrimas que nunca fueron lloradas, congeladas en sus ojos porque, cuando perdieron a uno de sus padres de forma repentina y prematura en su infancia, no se les permitió unirse al luto colectivo por aquellos adultos que solamente deseaban 'protegerle'.

      En muchas familias existe una tendencia de los padres a 'buscar' protección para sus hijos de lo inevitable, no importa lo que sea. Creedme, no hay mejor forma de lidiar con la tragedia del tipo que sea que diciendo la verdad. En esos casos, no debería existir dilema alguno sobre si deberíamos o no decirle a alguien la verdad sobre algo de lo cual no podemos 'protegerles'. El caso más extremo que me he encontrado de 'protección' de un niño fue el de un joven que perdió a su madre a causa de un cáncer cuando él solo tenía cinco años, y al que su familia y, en especial su padre, ocultaron el fallecimiento para poder 'protegerle'. Aún en el caso en que le


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