Psicoterapia Corporal. Vassilis Christodoulou

Psicoterapia Corporal - Vassilis Christodoulou


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mano y me digan qué sienten en el esternón. ¿Lo sienten pesado? ¿Sienten como si estuviera presionando hacia abajo? ¿Se sienten sofocados por el contacto? ¿Se sienten irritados, aunque no sepan por qué? ¿Lo sienten cálido o frío? ¿Son incapaces de sentir algo? Si, en algún caso, sienten que mi mano les provoca irritación o un peso – intento en este caso obtener una respuesta lo más clara posible – la quito y coloco la propia mano del cliente en su corazón. Si pueden soportarlo, coloco entonces mi mano sobre la suya y les pido que sientan sus corazones. Si el paciente se siente cómodo con mi mano sobre la suya, al rato, les pido que coloquen su otra mano encima de la mía y me digan cómo se sienten.

      No es extraño y no os consternéis si alguien os dice que no puede sentir su corazón. Suavemente y de forma amorosa preguntadles qué es lo que sienten, sea lo que sea. El solo hecho de que os preocupéis por ellos puede ser suficiente por el momento. Como humanos somos capaces de sentir casi siempre – aunque no nos lo admitamos a nosotros mismos por razones de autoprotección – cuando alguien está realmente ahí. Es ahí que sentimos algo y, ese algo, es amor. Es cierto, mostramos amor cuando estamos ahí, de forma absoluta, dando toda nuestra atención a otra persona. En ese momento, en la sesión terapéutica, el hecho de ofrecernos completamente paciente significa que damos solamente amor a la otra persona. Toda nuestra atención para con la otra persona es amor, y ese amor es Dios. No quiere esto decir que siempre esté de acuerdo con la otra persona y que vaya a hacer todo lo que quieran. Una cosa es amar a otra persona y otra muy distinta convertirse en su marioneta. Como dicen los Padres de la Iglesia: 'el amor es la mayor de las virtudes, mientras que el discernimiento es aún más elevado'.

      En este momento, mantén el contacto que habéis establecido y pídele al paciente que deje los ojos cerrados y mantenga el contacto con su corazón. Sin importar el contacto al que haya llegado, pídele que sientan tu corazón. ¿Puede sentirlo? ¿Puede verlo? ¿De qué forma pueden verlo? No os sorprendáis si en momentos así el paciente comienza a hablar de sus experiencias espirituales, es algo muy usual. Más bien es de esperar… Cuando escapamos de la tiranía de la mente y entramos en el reino del corazón, del espíritu y del cuerpo, entramos entonces en el eterno Ahora, el Presente que es de hecho nuestro verdadero hogar. Es desde ese lugar que podemos contactar verdaderamente con los demás como entidades somato-psico-espirituales.

      Todos los pacientes por regla general, en su propio tiempo, contactan y ven el corazón que les invita a entrar en un encuentro personal. Si no sientes que estás completamente en el Presente y totalmente centrado en la persona que confía en ti en la apertura de su corazón, entonces no sigas. Este proceso es más que un mero ejercicio. Debes dedicarle el tiempo que realmente necesitas. Para poder abrirse, el corazón necesita respeto y verdad. El corazón no es como la mente, que utiliza juegos de palabras para esconderse de la verdad. Este encuentro de corazón con corazón puede darse en otro momento, cuando quizá te sientas más preparado, de tal manera que el paciente, con el corazón abierto, pueda sentir la presencia de un corazón que estará siempre con él – un corazón que conecte con él con EL CORAZÓN DEL UNO y les traiga el contacto de aquellas olvidadas memorias de la unidad de todas las cosas. El paciente obtiene aquello que todas las personas necesitan, aquello de lo que se le privó cuando era niño o aquello de lo que no tuvo tanto como necesitó, y así, deja de sentir déficit en su corazón.

      Relaciones verdaderas frente a relaciones dependientes

      Aquella persona que no ha sido instruida sobre los secretos del corazón puede llegar a creer que una conexión de este tipo puede originar una relación de dependencia. En efecto, dicha relación se desarrolla, y esto sucede cuando el paciente, como adulto y a ese nivel, desarrolla una conexión tan fuerte con otra persona en una experiencia completamente nueva que, deseando mantener aquello que ha encontrado y que ha reconocido como algo que necesita, se engancha a la otra persona de una manera a menudo intolerable. En el proceso terapéutico corporal, cuando el paciente experimenta una conexión profunda, dicha conexión le conducirá al déficit primario que se creó en el 'entonces' de su infancia, el cual se experimenta en el 'ahora' de la sesión terapéutica. La terapia se da siempre en el presente y cuando las necesidades del paciente son cubiertas por el terapeuta en dicho 'ahora', no tiene entonces ninguna necesidad de una relación dependiente para poder funcionar. Esta 'nueva' sensación que he mencionado anteriormente, se da siempre que el paciente se encuentra con un objeto de dependencia. Nos enfrentamos aquí al repetitivo círculo vicioso de 'dependencia – entusiasmo – rechazo – depresión – odio – nueva dependencia' o a aquél similar que consiste en 'dependencia – mitificación – entusiasmo – desmitificación – demonización' y el interminable proceso de hacer conexiones sin que el paciente sea capaz de establecer una relación verdadera. Dichas relaciones requieren siempre de libertad y compromiso, lo cual representa un otro estadio de desarrollo.

      No es extraño que mis pacientes, en el dolor que experimentan al descubrir una nueva forma de conexión conmigo que les conduce a un nuevo tipo de relación, reaccionen negativamente al principio diciendo algo como: 'Sí, me siento bien cuando me sostienes… está bien que te abracen y tener a alguien a quien pedir apoyo cuando lo necesitas. Pero no lo quiero, no quiero acostumbrarme a algo que sé que no podré tener cuando salga de aquí. No podré encontrarlo…' lo único que les pido es que confíen en el proceso terapéutico y trato de explicarles que lo que experimentan ahora, como adultos, y que les causa dolor es debido a que reconocen el déficit que tienen, lo experimentan de tal manera durante la sesión terapéutica que queda registrado en su sistema de igual forma que si lo hubiesen vivido en la etapa de desarrollo que estamos examinando. La experiencia quedará grabada de tal forma que eliminará el déficit. Algo similar ocurre en el tratamiento de casos de accidentes. Cuando el tratamiento ha finalizado, el paciente sabe que hubo un accidente pero, a pesar de ese conocimiento, siente que nunca ocurrió. Lo mismo ocurre a menudo en casos de fobia. Por ejemplo, hace poco una mujer de cincuenta años que había tenido miedo a los perros toda su vida desde que, a los ocho años, le persiguiera uno, me contó lo siguiente: 'Recuerdo el incidente, recuerdo tener miedo incluso de aquellos cachorros pequeños e inofensivos, pero ahora, no es más que un recuerdo borroso que no me asusta para nada. Recuerdo que solía tener miedo; eso ya no me ocurre… Ahora juego con perros y les acaricio como si lo hubiese hecho siempre'.

      Volvamos al proceso de contactar con el corazón. Cuando alguien contacta con tu corazón, pueden a menudo – de hecho no sería una exageración decir que casi siempre – verlo. Puede que lo vean rojo. O puede que lo vean rojo pero con un halo amarillo alrededor. Puede parecerles de un amarillo puro o de un color oro. Mantén el contacto que esa persona tiene con tu corazón durante un rato y luego pregúntale cómo se sienten y cómo ve su propio corazón. Para algunas personas será difícil ver sus corazones al principio. Para otras será algo fácil. Algunas personas verán sus corazones negros, oscuros o ligeramente rojos… Lo más importante es que sean capaces de establecer un contacto. Y desde ahí podemos ir a buscar la conexión.

      “Cada vez que respires, presiona mi mano un poco más fuerte y hazlo como si bombeases. Intenta extraer energía desde mi corazón al tuyo. Observa ahora tu corazón: no está solo. Observa cómo es ahora que no está solo. Observa cómo te sientes… mantén ese sentimiento, es tuyo… Tu corazón no está solo. Ahora sabe lo que es no estar solo, ahora puede confiar… Mantén ese sentimiento, es tu corazón. Observa qué color tiene ahora tu corazón. ¿Tiene ahora tu corazón el mismo color que el mío? Ahora tu corazón sabe, donde sea que esté, que siempre habrá un corazón con el que puede conectar...”.

      A menudo, aquellas personas que son espirituales o que creen en Dios os hablarán de la admiración que sienten cuando consiguen conectar y, muchas veces, os dirán que han sentido la presencia de Cristo, de la Virgen María o de un santo particularmente venerado. Aquéllos que no creen en Dios se sorprenden al tener experiencias espirituales. Al principio intentan negar dichas experiencias. Más tarde, sin embargo, ven que no pueden negar aquello que es obvio. La verdad, su propia verdad, es tan poderosa que se impone eventualmente.

      Los dos aspectos del tiempo

      Al crear un marco terapéutico adecuado para cada paciente, podemos proceder con el tratamiento en profundidad, en el cual, en el aquí y ahora de la sesión terapéutica, los dos aspectos del hombre como criatura gobernada por el


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